Que la sexualidad se ha liberado durante las últimas décadas es algo que no hace falta ni decir. De relaciones monógamas estándar en las que el sexo era algo más rutinario que placentero hemos pasado a abrir nuestra mente y practicar nuevos tipos de sexo (e incluso a entender la pareja de otra manera).
Hoy podemos hablar sin miedo de relaciones abiertas, de poliamor, de sadomasoquismo, de fetiches, etc. Ahora podemos expresar a nuestras parejas qué nos apetece hacer, qué no, qué nos gusta y, principalmente, qué querríamos probar.
Pero sin duda, cuando tenemos pareja, la fantasía sexual más recurrente es la de practicar distintas formas de sexo grupal. Y, aunque es relativamente fácil encontrar páginas web en las que conocer personas que estén dispuestas a ayudarnos a hacer realidad esta fantasía, no es mala idea contactar con profesionales que puedan facilitar las primeras exploraciones del sexo grupal eliminando la vergüenza y la incomodidad que pueden surgir en esas primeras pruebas.
Buscar entre todas las escorts de capital federal a aquellas que estén abiertas a practicar tríos y orgías es la mejor manera de introducirnos en un mundo en el que, con toda seguridad, querremos profundizar más una vez hayamos dado los primeros pasos.
Eso sí, antes de hacer nada es importante que tengamos una conversación con nuestra pareja para dejar bien claros cuáles son los límites que no queremos pasar (por supuesto, estos límites son moldeables tanto durante la misma práctica de forma consensuada como en conversaciones posteriores al encuentro con vistas al futuro).
Además de la comunicación, también es importante prestar atención a la seguridad de estos encuentros pues al entrar en contacto con personas ajenas a nuestro círculo aumenta el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.
Dicho esto, veamos cómo introducirnos en el sexo grupal con nuestra pareja. Un primer paso sería probar el voyeurismo. Esto se puede hacer de distintas maneras.
Por un lado, podríamos incorporar una persona externa que ocupe el lugar de un voyeur. Es decir, exponernos a una mirada que puede resultar excitante, alguien que nos observe mientras tenemos sexo.
Por otro lado, esa tercera persona puede tener sexo con un miembro de la pareja mientras que el otro simplemente observa y, tal vez, se masturba ante la excitación de ver a la persona amada manteniendo relaciones sexuales con alguien ajeno.
El siguiente nivel sería directamente practicar un trío. Esa persona ajena a la pareja ya no se dedica exclusivamente a mirar o a interactuar con uno de los miembros de la pareja, sino que se convierte en una nueva fuente de placer para los dos ya sea estimulando a ambos de forma manual u oral o incluso integrándose en el coito directamente.
Tanto en el caso como en este existe la posibilidad de que la persona que entra en la pareja sea un hombre o una mujer, lo que cambiará sustancialmente la manera de tener sexo según el sexo elegido.
El nivel superior sería integrar a dos o más personas en el núcleo de la pareja, lo que se conoce como practicar una orgía. En este caso, los estímulos provienen de distintos lugares.
Por un lado está la fantasía de practicar sexo con personas que no forman parte de la pareja, por otro lado está la excitación de estar recibiendo placer mientras que la pareja también lo recibe de otra persona, también es posible que se reciban estímulos de dos, tres o más personas al mismo tiempo… Cuantas más personas, más posibilidades.
El único límite es el que establezcas con tu pareja, más allá de eso, solo hay que disfrutar.
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