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Mi historia disfrutando del sexo en el paraíso caribeño con Pedro

Aquí el segundo relato erótico que comparto después de mi presentación con un relato de infidelidad en un paraíso caribeño

Permanecer sin mi esposo en aquel deslumbrante lugar, acompañada por las noches y algunos momentos del día por mi dios de ébano, quien me daba sensaciones nunca antes vividas por mí cada vez que teníamos sexo, avivaba mi mente con pensamientos más morbosos que, al ponerlos en práctica, nos daban más y mejores resultados y no necesariamente solo en la cama.

La habitación contaba con un pequeño refrigerador donde había cervezas, néctares, y algunos bocadillos, los cuales se incluían en el modo de all inclusive.

De manera que con Pedro, no teníamos necesidad de ir a algún bar del resort para degustar bebidas. Podíamos hacerlo en la habitación y muy íntimamente mientras disfrutábamos de sexo sin medida.

Opté por solicitar otra tarjeta de ingreso a la habitación y se la dí a él. Podría entrar en cualquier momento que lo deseara, siempre que yo estuviese ahí para recibirlo.

Así pues, un día antes que tuviera su día de descanso, entró en la habitación. Yo lo veía desde el fondo del jardín… Recuerdan que había un jardín y al fondo una palapa privada con una berlinesa muy amplia, y que formaba parte de la habitación?.

Ahí estaba yo viendo cómo me buscaba. Me reí mucho antes de hacer que se fijara en mí. Se acercó y como siempre, nuestras bocas se encontraron con deseo infinito que nuestras lenguas exploraran más allá de lo normal, además, como siempre, buscaba descubrir mis senos para tocarlos y besarlos.

Hecho ésto, le ofrecí una cerveza. Accedió y me levanté de la berlinesa para llevársela. En un pequeño vaso de vidrio, derramé un poco y el resto lo dejé dentro de la lata metálica, la cual le ofrecí al estar junto a él.

Con el poco que estaba dentro del vaso, lo coloqué en el suelo, le bajé el pantalón y su hermoso adorno, que aún no estaba en estado de erección, lo puse dentro del vaso que contenía el poco de cerveza, para mojarlo en ella.

Hecho ésto, quité el vaso y tomé un poco de cerveza desde aquella hermosa herramienta sexual. Una y otra vez lo repetí, hasta que empezó a ponerse dura y gruesa y ya no podía introducirse en el vaso, eso me llevó seguir jugueteando, destapándole la cabeza y cubriéndosela, a la vez de besarla, lamerla y chuparla.

Cuando sentí que Pedro estaba listo, le coloqué el protector y me senté sobre él introduciendo aquel rico aparato completo en mi pussy. Los movimientos no se hicieron esperar, a la vez de los gemidos y las caricias.

Le encantaban mis senos… los acariciaba, besaba y chupaba… literalmente se los comía.

Hambriento estaba siempre de ellos, y yo, gozaba con que me mordisqueara tiernamente los rosados pezones. Ambos enloquecíamos de gusto y placer.

Mis movimientos iban hacia arriba, abajo, izquierda y derecha… arqueaba mi cuerpo para sentir el mayor placer posible.

En un instante, Pedro se sentó y me tomó por la cintura con sus manos, me llevó a la orilla de la balinesa y se puso de pié sin perder la penetración… caminó hacia la habitación y se sentó en el ángulo de la cama, no sin antes haber cerrado la puerta de la habitación que daba a aquel jardín.

relato infiel con caribeñoQuedé sentada sobre él, y seguimos con nuestros movimientos, pero al estar ya en privado, nuestros gemidos se hicieron más fuertes y la entrega fue absoluta. Me invitó a ponerme sobre mis rodillas y manos, y me penetró fuertemente. Sentí que me partía por la mitad pero lo gozaba. Acometía con fuerza y yo lo recibía con placer.

Por fin, tomándome de los senos con sus manos y apretando con fuerza su cadera contra mis glúteos, emitió un bramido y terminó. Nos recostamos en aquella posición sobre la cama y al rato, pude sentir cómo aquel adorno se fue haciendo más pequeño hasta abandonar mis interiores.

Exhaustos pero satisfechos, nos abandonamos al descanso y a la conversación. Preparé el jacussi y ambos gozamos de un merecido relajamiento dentro.

Al rato, llenos de espuma que proveía el resort para disfrutar del jacussi, aún dentro, empezamos a juguetear de nuevo. Yo, mostraba uno de mis senos lleno de espuma y él lo limpiaba y procedía a besarlo.

Él, mostraba su pene lleno de espuma, y yo procedía a limpiarlo y besarlo. Nos divertimos mucho hasta que de nuevo le puse el protector y yo misma lo introduje en mi pussy.

Quería tenerlo el mayor tiempo posible dentro. Así pues, dentro del jacussi y penetrada, opté por la quietud, los besos y caricias, sintiendo su pene dentro.

No me daba mucho placer pero el hecho de sentirlo dentro, era suficiente…y eso quería yo en aquel momento. Después de unos quince minutos probablemente, empecé a moverme y él comprendió que era el momento.

Aceleramos los movimientos y las caricias y dentro del jacussi… terminamos. Dejamos ir el agua y la espuma del jacussi, y procedimos a darnos una ducha juntos, donde nuestras manos juguetonas volvieron a hacer lo que tanto nos gustaba.

Entre la conversación, porque también hablábamos… jijiji, me recordó que su día de descanso era el siguiente, y que me quería llevar a pasear un poco y a que conociera dónde vivía… que no era lejos y que la casa la compartía con un amigo.

Iríamos en su motocicleta después de desayunar. Esa noche por tanto, Pedro no tenía que presentarse a trabajar, por lo que planeamos ir de caminata por la playa y regresar a la habitación a dormir…?? Dormir???.

Bueno si, dormir después de cada vez que tuviéramos aquellos encuentros sexuales provocados por ambos. Dormíamos sin ropa… listos para accionar cuando cada uno quisiera hacerlo.

Por la noche, me despertó con dulces y ricas caricias en mi pussy, senos, glúteos y resto del cuerpo, al estar ya prendidos, intentó penetrarme por el ano… no lo dejé.

Me lo tocaba y sentía rico, pero no creía que aquel enorme juguete pudiese entrar ahí. Algo molesto, desistió y tuvimos sexo normal por el frente, aunque más violento que de constumbre. Violento pero rico.

Seguimos durmiendo esperando el amanecer y su día de descanso, que sería para pasarlo juntos. Yo estaba muy ilusionada con ello.

Aquí termina ésta segunda parte. Pendiente de la tercera… el día de descanso de Pedro.


Imagen de caracter ilustartivo nada más para este relato erótico.

 

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