Para ver el contenido completo de esta web debes ser mayor de edad y entrar con tu usuario o registrarte verificando tu edad.

Relato erótico de mi noche con la chica universitaria

Llevo ya varios años trabajando como guardia en una escuela de medicina, y aunque se nos mide de manera muy estricta la manera en que nos comunicamos con los estudiantes y el trato a ellos en especial a las mujeres, a veces es imposible no mirar como se transparenta el color y figura de su ropa interior a través de sus ajustados pantalones blancos que las chicas suelen usar.

Incluso hoy en día puedo asegurar que algunas chicas a propósito muestran su figura y buscan que sus bragas se noten de más.

Bueno había una chica que ya cursaba el último semestre, estaba por graduarse y se recibiría como cirujana partera, ella siempre llegaba en bicicleta al campus incluso muchas veces la llegué a ver en ruta ya que yo también usaba bicicleta para trasladarme.

Siempre fue un deleite verla pues tenía una figura de ensueño, piernas largas y bien formadas, cintura y abdomen plano y un buen par de senos muy firmes y bien proporcionados al resto de su cuerpo, además era pelirroja y de piel clara.

Ella siempre entraba al campus con su ropa ajustada deportiva y tomaba una ducha en los vestidores para salir fresca con su ajustado uniforme blanco, yo siempre la miraba de manera discreta aunque en palabras según las reglas nunca pasó más de un saludo formal y sin ningún tipo de contacto físico.

Mi historia comienza un día cuando me tocó a mi cerrar el campus, me encontraba dando mi ronda y apagando luces cuando escuché el sonido de una regadera abierta, era muy común que los estudiantes dejaran las llaves abiertas así que sin dudarlo entre para cerrar la llave, apenas di unos pasos me di cuenta de mi error.

Allí estaba ella en la ducha frotando su cuerpo desnudo, y dejando que el agua corriera de manera graciosa sobre el, la miró de espaldas y veo como el agua recorre un par de nalgas redondas y firmes así como la perfecta figura de su cintura y su mojada cabellera pelirroja que le caía hasta su espalda.

Me quedé mirando varios segundos, quieto, inmóvil y sin hacer un solo ruido, entre es razón y regrese a fuera de las duchas para hacer lo que en un principio tenía que haber echo.

—Hola buenas noches hay alguien dentro—

Segundos después recibí respuesta de su parte

—Si aún quedó yo casi termino—

Le hice notar que ya era noche que no debía haber estudiantes a esa hora, ella me respondió que había perdido la noción del tiempo y no se dio cuenta, con algo de remordimiento le dije que la esperaría pero que tratara de apurarse.

Espere un par de minutos cuando escuche que me pedía ayuda con algo, solo me pidió que si podía pasar, entre y seguí el rastro de agua hasta un espacio entre dos filas de lockers y unas bancas donde estaba ella envuelta en una diminuta toalla.

Gire mi cabeza para no mirarla directamente

—Lo siento señorita creí que ya estaba vestida— dije sin mirarla

—Ahora te da pena mirarme pero hace un instante lo disfrutaste no—

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo sabiendo que era muy probable que al día siguiente me despedirán de ese lugar

Lo siento señorita no fue mi intención creí que la llave estaba abierta y el agua se estaba tirando

—Mientes yo sé que siempre me estas viendo en los pasillos, en la calle cuando pedalea detrás de mí solo para verme mi trasero y ahora en las duchas—

No supe que contestarle solo pensaba en los problemas que me había metido y que me costaría mi trabajo muy seguramente, y entonces ella empezó a reír casi a carcajadas.

—Tranquilo estoy jugando ja, ja, yo sabia que me mirabas de echo siempre he dejado que me mires, me gusta saber que te excitas al verme—

Me sentí un poco molesto aunque los dos éramos adultos yo le llevaba varios años más y aún así ella me había burlado y hacer quedar como un niño tonto ante sus juegos.

—Bueno y ahora que señorita—

Se puso de pie y se despojó de su toalla permitiéndome ver ahora su frente desnudo, sus pezones rosados y su vagina depilada y con una rajita igual de rosada.

—Primero deja de llamarme señorita mi nombre es Carla y segundo yo se que aquí no hay cámaras—

relato cogiendo univesitariaLa tomé de su cintura y la jale a mi, para empezar a besar sus labios de manera muy pasional, besos que ella respondió permitiéndole chupar su lengua y explorar su boca con la mía, mientras la besaba mis manos recorrían su espalda aún algo mojada hasta sus nalgas las cuales apreté y separe con fuerza y le di un par de nalgadas a lo cual ella solo respondió con una sonrisa muy lasciva.

Subí mis manos hasta sus senos los cuales amase y presione con suavidad, presione sus pezones hasta que estos se pusieron erectos y entonces los chupe con fuerza aplastandolos con mi lengua y mordiendolos muy suave mientras me deleitaba con sus primeros gemidos agudos y ahogados.

Karla se inclinó delante de mí sobre la toalla que antes cubría su cuerpo, tocó mi miembro sobre la tela de mi pantalón que ya estaba duro y erecto, al sentirlo ella solo sonrió de nuevo con una expresión muy lujuriosa, desabrocho mi pantalón y mi pene cayó justo sobre su rostro, al instante ella comenzó a lamer todo el falo y besar mi glande dándole pequeños chupetes lo cual me produjo un gran placer, lo llevo a su boca y lo metió todo de golpe hasta que su nariz pego en mis estomago.

Nunca olvidaré a esa bella joven mirándome con sus ojos azules mientras sostenía mi pene entero dentro de su boca.

Empezó entonces a deslizarlo una y otra vez dentro de su boca chupandolo con fuerza y haciéndolo llegar hasta su garganta mientras yo aproveche para quitarme mi camisa y dejar caer el pantalón por completo, disfrute varios minutos de su manera de chuparme mi pene a veces empujándolo hasta sentir sus arcadas.

Coloque varias toallas sobre una de las bancas las suficientes para que ella se recostara sin lastimarse, una vez tirada boca arriba le separe sus piernas y sin dejar de mirarla a los ojos hundí mi pene dentro de su vagina tan húmeda y estrecha.

Empujé mis caderas muy suavemente mientras con mis dedos le estimulaba su clitoris, Carla seguía ahogando sus gemidos mientras yo empujaba un poco más rápido y fuerte

—Nadie te escucha aquí puedes gemir con gusto—

La penetré entonces con gran intensidad en movimientos y fuerza y ella me regalo un concierto de gemidos y gritos de placer así como un innumerable conjunto de gestos y retortijones.

En un punto la tomé del cuello y presioné con suavidad, ella me miró y gritó entre dientes que la presionara con fuerza, sin dejar de penetrarla apreté su cuello asfixiandola hasta que se puso roja, la solté y entonces se corrió varias veces sobre mi pene que seguía penetrandola, sus manos y piernas temblaron y sus ojos se pusieron en blanco me detuve para admirar su gran orgasmo final y como lo disfrutaba.

Saqué mi pene bañado en sus jugos vaginales y lo lleve a su boca para que ella lo chupara hasta limpiarlo, termine por eyacular sobre su rostro bañando la de mi semen una parte dentro de su boca y resto por todo su cara.

Mientras yo recuperaba aire ella terminó por recoger mi semen con sus dedos y después culparlos para tragar el mismo.

—Traes tu bicicleta?— pregunto

Al responderle que si ella me dijo que la siguiera hasta su departamento ya que apenas empezábamos, esa noche es su departamento tuvimos sexo hasta caer rendidos.

Bueno espero que haya sido de su agrado y gracias por tomarse el tiempo de leerlo.


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

En vivo ahora

Deja un comentario

esposasymaridos