Relato erótico de lluvia dorada con dos hermanas prostitutas

Como muchas de mis experiencias sexuales, ésta que refiero a continuación sucedió con una prostituta, en realidad con dos prostitutas. Aunque estando en pareja y teniendo buen sexo con ella, siempre las ganas hacen que frecuente algunas putas que al cabo de los años ya son como amigas.

En eso de visitar a una llamada Paola—una muy exuberante mujer de unos 40 años—quien es portadora de uno de los culos que más me enloquecen, llego a su departamento tras haber arreglado por whatsapp la visita, y no sin sorpresa es otra mujer la que abra la puerta y me recibe. Paola, como dije, es de volumen generoso, una cola enorme y unas tetas bastante grandes.

La mujer que me saluda es delgada y con una figura diferente. Me dijo: “vení pasa, ahora viene Paola”. Me hizo ingresar a un cuarto semi iluminado y con una cama pequeña, de una plaza.

A esta altura me llamaba la atención el hecho que Paola estuviera compartiendo el espacio con otra mujer ya que siempre solía estar sola y con una cama de tamaño matrimonial.

En pocos minutos llegó Paola, nos saludamos y le pregunté que quién era esa otra chica. Me dijo que era su hermana, que habían decidido trabajar juntas compartiendo el mismo departamento.

Si bien la primera impresión de lugar no me agradó del todo (sobre todo por las dimensiones de la cama) esa noticia me llenó de morbo y provocó el deseo de concretar una de mis más fervientes fantasías: hacer un trio con dos hermanas.

Dejaré para otros relatos eróticos lo que me causaba la relación con quiera era mi cuñada, la hermana de mi mujer, pero solo para figurar ese oculto deseo, siempre había deseado acostarme con ella junto con mi esposa.

Hacía ya varios años fantaseaba cojerme a mi mujer junto con su hermana. De pronto y sin premeditarlo me veía en la ocasión de hacer uso de dos mujeres que eran hermanas y putas.

Mientras terminaba de desnudarme, le pedí a Paola que llame a su hermana—Natalia es su nombre—para hacer el ansiado trio. Sin ningún problema Paola aceptó y fue a invitar a Natalia a la cama junto con nosotros dos.

En breves minutos comenzó la faena. Ya con las dos mujeres, cada una a un costado, empezamos besándonos los tres al tiempo que yo acariciaba sus culos desnudos.

El juego no tardó en comenzar. Paola le dijo a su hermana: “no sabes lo que hace con la lengua este hombre, ahora vas a ver”. Natalia poniendo la mejor voz de puta le dice: “¿en serio? ¿Me vas a enseñar lo que a él le gusta?”.

A esa altura mi pene parecía de piedra. Una mano de cada una en mis huevos y las otras masturbándome y comentando entre ellas lo vigorosa que era mi erección. Acto seguido Paola se montó sobre mi cara. Un perfecto 69 mientras compartía mi glande con su hermana.

relato trio lluvia dorada con dos hermanas prostitutasHundido entre las nalgas de Paola lengüeteaba su ano mientras sentía el cosquilleo intenso de las dos lenguas en el frenillo de mi pene. “¿ves, esto le gusta?” dijo Paola y frotaba su enorme culo por toda mi cara.

“¿Puedo probar yo?” dijo Natalia sin dejar de masturbarme. Súbitamente intercambiaron lugares.

Ahora era la vulva de Natalia la que se abría con mi lengua, Paola entonces ya se encontraba con mi pija clavada en su vagina, montándome a toda velocidad. Cambiamos varias veces de posiciones, coito con una y con otra sin que ellas dejaran de proferir gemidos y comentarios morbosos.

Entonces Paola—conocedora de mis placeres—, que estaba cabalgando mi miembro le dice a su hermana “vamos a mearlo todo, que eso le gusta”. De la cama pasamos a suelo. Al instante la tenía a Natalia orinándome en la boca.

Entre chorro y chorro de pis me escupían ambas en la cara. Completamente enchastrados alternábamos entre coito y lluvia dorada. En un momento Paola pone sus pies en mi boca para que le chupe los dedos.

Comencé a lamerlos. Natalia en cuclillas siguió lanzando su tibia orina que llenaba mi boca entre los dedos de los pies de su hermana.

El éxtasis se apoderaba de mí. Las dos hermanas, sudorosas y revolcadas en el piso intercambiaban lugares para complacerme, mientras yo me masturbaba severamente acostado en ese charco de orina.

Habremos compartido algo más de una hora hasta que un grueso chorro de semen desbordó mi pija eyectándose en mi abdomen. Ellas se acercaron y frotaron sus tetas en la leche aún caliente.

Nos besamos con las lenguas los tres, ellas frotaban mis huevos desvanecidos de placer.

Lo que restó fue irnos al baño a ducharnos entre risas y comentarios sexuales sobre lo que descubrimos nos gustaba a los tres y que desde ese día comenzaría a repetirse con cada vez más frecuencia.


Imagen de caracter ilustrativo nada más para ese relato erótico de lluvia dorada con dos hermanas

 

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