Relato porno entre mujeres en mi iniciación al mundo del lesbianismo

La única barrera que me impedía cumplir mis sueños era mi edad. Era menor, y mamá se oponía enérgicamente a que yo sea modelo, decía que esa profesión era un nido de putas y que detrás de todo el glamour de las pasarelas siempre había una historia paralela de dinero y prostitución. Yo la escuchaba, pero estaba obstinada en mis gustos y estaba en los años de típica rebeldía de adolescencia.

Es que claro, tenía el perfil ideal, medía más de un metro noventa, si, un metro noventa, de contextura muy delgada, casi sin pechos, casi sin cola, de vientre plano y larguísimas piernas. Más de una vez se me habían acercado con propuestas de trabajos para modelar, o como simple promotora, todo legal, pero claro, mamá parecía bloquear una y otra vez cualquier oportunidad que surgiera, creo que un poco llegué a odiarla en esos días.

Solía ir al club de barrio a ver partidos de básquet, o voleibol, no me gustaban mucho los deportes, pero solo iba en busca de oportunidades, no me era fácil encontrar chicos de mi estatura, podía llegar a ser frustrante al borde del complejo, y en esos deportes siempre había torres de dos metros de altura a las cuales pegarle un ojo.

Mi mayoría de edad me sorprendió junto a Maxi, un moreno basquetbolista que me llevaba unos pocos años, era muy bonito a mis ojos y sentía un amor de adolescencia a su lado.

Maxi había sido mi primer chico en la cama, incluso cuando tenía diecisiete, creo que mamá lo sabía, pero mi novio le caía bien así que solo lo dejaba pasar y era cómplice de secretos.

Y esa prohibición de mi carrera de modelo cayó cuando mi madre ya no tuvo armas legales para negarse

Ya sos grande, yo ya te hablé, sabes lo que pienso, vos sabrás que hacer…

Me dijo ella en un tono pedante mientras planchaba la ropa en el comedor de casa, ella siempre era así, no era de mucho hablar, pero siempre tiraba las palabras justas, las palabras punzantes como dardos que se te clavan en el corazón.

Maxi estaba al tanto de todo, y al contrario de mi madre, él me alentaba a dar el paso adelante, me decía que era muy bonita, que tenía todas las posibilidades y que seguro sería famosa y tendría dinero, y en todo caso, de haber una vida paralela como mi madre decía, estaba en mi dejarla pasar de lado.

A los veinte estudiaba cursos de modelaje, diseños, y ya había caminado por alguna que otra pasarela en forma amateur, modelando para conocidos que solo me daban una oportunidad.

Así, después de golpear varias puertas, fue Maxi quien me consiguió una entrevista en una agencia que no era muy popular, y ahí fui esa mañana de abril, con mi inocencia, con mi juventud, con mis locuras, con toda la adrenalina, con los nervios propios del momento, sabía que estaba a punto de tocar el cielo con las puntas de mis dedos, pero también sabía que un mal paso podía llevarme al mismo infierno.

Maxi me había acompañado para darme apoyo, muy enamorados, tomados de la mano, recuerdo que lucía un pantalón de vestir ancho, en color negro, una camisa entallada en blanco y un saquito corte inglés en color té con leche atravesado por líneas negras que formaban un tramado tipo red, el día anterior había ido a la peluquería a que me peinaran y escogí con sumo cuidado las pocas alhajas que usaría ese día, necesitaba verme como una chica elegante, así que también tomé un sombrero capelina que alguna vez había comprado.

Llegamos a la recepción, las secretarias tomaron el turno que tenían agendado y nos indicaron esperar, nos sentamos a un lado, Maxi tomaba mis manos y notaba mi transpiración producto de los nervios, y solo me alentaba a tranquilizarme.

Era loco, veía chicas llegar, chicas irse, y eran todas tan bonitas que solo me sentí una más del montón, y con eso la seguridad que tenía en mí misma empezó a flaquear.

Me llamaron cerca de las doce, casi una hora después de lo pactado, me incorporé, Maxi me dio una disimulada nalgada y un último beso apenas rozando mis labios, me dijo

Vamos! eres la mejor! con toda la actitud!

Solo me alejé de su lado y me llevaron por ascensor hasta el sexto piso, sería mi primer encuentro con ellas

La oficina era enorme, con ventanales dando al vacío por donde se colaban los rayos del sol, el piso alfombrado en marrón oscuro, con una alfombra mullida y tupida, algunos muebles de oficina en tonos de marrones claros decoraban el lugar y las paredes blancas hacían ver el lugar más amplio de lo que era, apenas cortadas por cuadros multicolores, se respiraba lujo, se respiraba excelencia, se respiraba pulcritud.

Tras el escritorio principal, dos mujeres estaban expectantes tras una notebook, aparentaban unos cuarenta años, me recordaron a mi madre, pero sin dudas ellas estaban muy bien producidas y en ellas todo se veía perfecto, esas mujeres de revistas que parecen inalcanzables.

Pronto entendería que la mujer rubia teñida, de ojos claros, que tenía frente de si la notebook y que escondía sus ojos claros tras unos lentes de aumento de llamativo marco rojo era quien tenía el control de la situación, la otra, a su lado, una morena de ojos oscuros parecía ser se mano derecha, no pude evitar el detalle de notar unos pechos enormes contrastando con la planitud de los míos, se me antojaron ‘tetas de quirófano’, como siempre solía decir mi madre.

Fue la rubia quien empezó a hablarme

María Ángeles Gorostiaga, cierto?

Si, correcto

Aca dice veintitrés años, también es correcto?

Si…

Miró a la morena y dialogaron entre ellas

El nombre no da, cierto? es muy de cuento de hadas – dijo la rubia –

Coincido – respondió la otra –

Te parece ‘Angeles’ a secas?

Creo que ‘Angie’ sería más glamoroso

Y ahí estaba yo, en silencio, escuchando como esas dos desconocidas trataban de bautizarme nuevamente, hasta que la rubia volvió a hablarme

Ok ‘Angie’, contanos, por qué querés ser modelo? a ver, convencemos de que debemos darte una oportunidad, a tu edad ya hay chicas que son veteranas en esto, y vos, recién estás empezando

Fue cuando narré toda mi historia, mis deseos, puse mis sentimientos sobre la mesa

La rubia, después de escucharme, entre mordiéndose la uña de su dedo pulgar me dijo

Bueno, yo soy Cinthia, soy quien llevaré tus negocios y si las cosas andan bien, más adelante hablaremos de un contrato y todo lo que te interesa, ella – señalando a la morena – es Natalia, nuestra asesora de imagen y quien trabajará contigo.

Luego agregó señalando la parte posterior del sitio

Ahí hay varios conjuntos de ropa interior, elige uno, te lo pones y desfilas, hagamos un ensayo para ver si tienes el perfil que busca la agencia

Fui al sitio, eran todos demasiados sexis, pequeños, transparentes y me dio pudor, noté que no había un sitio para poder cambiarme y me quedé paralizada, sin saber que hacer, ellas lo notaron y por primera vez fue la morena quien habló

Y corazón? no tenemos todo el día…

Es que… – respondí con las palabras atragantadas –

Mirá bebé, tras las pasarelas no hay tiempos para vestuarios, esto no es para timoratas, así que si no puedes, pues sabes dónde está la puerta

Fue una mierda, me desnudé ante ellas y me puse uno de los tantos conjuntos que había por ahí, improvisé un desfile para ellas y ellas observaban con atención mientras tomaban nota y cambiaban opiniones por lo bajo. Fue horrible, me sentí horrible y todo lo que había practicado se fue al cesto de basura, sabía que estaba tensa, sabía que no pude regalar una mísera sonrisa y después de unas pasadas me dijeron que podía retirarme, que ya me llamarían.

Salí ofuscada conmigo misma, Maxi lo notó y trató de calmarme, pero no me llamarían nuevamente, lo había arruinado

Traté de olvidarme del tema, tendría otras opciones y decidí seguir adelante, sin embargo, para mi sorpresa, días después recibiría una llamada de una de las secretarias para volver a presentarme, y ahí comprendí que las cosas al fin empezaban funcionar.

Esta vez quedé en manos de Natalia, la morena de pechos enormes y fue ella quien me llevó por un sinfín de sitios del edificio para cambiar mi imagen, tiñeron unos bucles rojizos en mis cabellos, y me hicieron todos los tratamientos de belleza imaginables, me sentí una reina, cremas, baños, esto y lo otro.

Natalia se encargó en persona de un tema no menor para mí, la depilación, y para resumirlo de alguna manera, solo me quedaron bellos del cuello para arriba, solo mis cejas y mis renegridos cabellos ahora con toque de rojos.

Y me invadió el pudor, cuando ella fue entre mis piernas, tira de cola y todas esas cosas, pero esta vez me relajé, no volvería a arruinarlo, eran solo manos de otra mujer, pero por alguna extraña razón, sus manos me erizaban la piel.

En algún momento Cinthia pasó a verme, dio un rodeo, y me pellizcó la cola y con una sonrisa me dijo que estaba muy bonita, me sonó raro, pero ellas eran quienes estaban al mando.

Los días pasaron, tomé cursos de modelaje y las cosas fueron cambiando en mi cabeza, estaba muy metida con todo y sin darme cuenta empecé a distanciarme de Maxi, no fue adrede pero solo me creí la historia, ya estaba en camino a ser modelo, a ser alguien importante, dinero, revistas, tv, viajes, y él era solo un chico que jugaba básquet en el club de barrio, las cosas cambiaban tan rápido que sentí el mareo de una fama que aún no había llegado

Y esas dos mujeres se transformaron en lo que yo quería ser algún día, tan importantes, tan seguras, tan empoderadas, tan lejos de la imagen de mamá, si al fin de cuentas, mamá era solo una pobre mujer.

Hice un desfile, me llevaron a cenar, me hicieron sentir parte de su mundo y solo caí en la tentación.

Las cosas se dieron, solo se dieron, ya me movía como pez en el agua dentro de la agencia, tenía soltura, estaba segura, tenía agendada una reunión para esa mañana para discutir un posible viaje a Europa y alguna mejora económica, pero la noche anterior tendría una cachetada a mi perfecta vida, no lo vi venir.

Fue Maxi, el me cortó, me dijo que el siempre sería un chico humilde, él no se había enamorado de esta Angie del presente, el extrañaba a la María del pasado, no le interesaba mi vida de diva, no podía solo ser parte de un pequeño amor, mi mascota, yo ya no tenía ojos para él y era cierto, yo estaba con la cabeza en otra cosa y ni siquiera su sexo me motivaba, fui cruel, le dije que me parecía bien y que era cierto, no estaba mi altura.

Por dentro se me revolvieron las tripas, estaba cambiada, ya no era la misma, pero ahora era Angie, y Angie así era.

Llegué a la recepción, le dije a las chicas que le avisaran a Cinthia que iba en camino y pasé hacia el ascensor, a ese punto habían cambiado las cosas. Al llegar, pasé a la oficina principal, Natalia a mis espaldas cerró la puerta y hecho llave, situación que no me pasó desapercibida, me dijeron que tenía que modelar nuevamente para ellas, como la primera vez, tenían que estar seguras que yo había cambiado.

Esta vez fui decidida, desnudándome en el camino, y hasta me supo sexi que ellas vieran mi conchita lampiña, me puse una tanga blanca transparente y un sostén haciendo juego, montada sobre mis zapatos tacos altos.

Al voltear, Cinthia me tomaría por sorpresa, estaba casi pegada a mí, y sin decir nada se acercó para besar mis labios con los suyos

Reculé por instinto, es que no me gustaban las mujeres, pero mierda, ella empezó a reírse y me dijo que evidentemente aun no estaba lista.

Giró sobre sí misma y se alejó de mi lado camino al escritorio, me dijo que me tranquilizara, que me relajara.

Intenté ensayar una caminata en pasarela, pero me detuvieron y me dijeron que solo me sentara en uno de los sillones del lugar, ellas hablaban entre ellas, Cinthia decía que yo ya estaba preparada, Natalia por su parte, decía que no, que aún era pronto y yo solo no entendía de qué diablos hablaban.

Ellas entonces se encaminaron a los sillones principales de la oficina, me miraban con cara de putas, se sentaron, lado a lado, empezaron a besarse profundamente, con pasión, con locura, Natalia desarmó el rodete que juntaba sus cabellos para dejarlos caer sobre su espalda, Cinthia mientras bajaba con sus labios por el cuello de la morena iba al mismo tiempo con sus manos inquietas soltando uno a uno los botones de la camisa hasta exponer desnudos los enormes pechos de Natalia.

Estaba paralizada, en shock, quería salir corriendo de ese entuerto, pero al mismo tiempo había algo que me mantenía anclada a ese sillón, como espectadora, incrédula, era como si un imán me aferrase con todas sus fuerzas.

Los pezones de Natalia estaban enormes provocados por la lengua viperina de la rubia, era todo muy caliente, me gustaba ver lo que veía y cada tanto volvían a besarse, volvía a lamerle los senos, volvían a mirarme. La temperatura del aire acondicionado estaba demasiado baja, para escarchar el mismo infierno, sin embargo, yo sentía hervir mis mejillas y me mordía los labios en forma inconsciente por lo que veían mis ojos, por un deseo contenido, por algo nuevo que nacía en mi.

Ellas hicieron un alto en el juego, se incorporaron y dejaron caer una a una sus prendas para desnudarse por completo. Respiré con cadencia, solo estaba en ropa interior, me sentía desnuda, y un escozor muy fuerte invadió mis pezones, sentí mi clítoris latir bajo la blanca seda y las olas de los mares del placer invadieron la costa de mi conchita.

Empecé a relajarme, sin notarlo, mis piernas se aflojaron, me recosté un poco.

Cinthia se sentó entonces bien al frente mío, donde yo pudiera verla, extendió sus piernas abiertas y su enorme conchita depilada quedó expuesta a mi vista, pero no por mucho tiempo, Natalia se arrodilló y se interpuso en mi visual, empezó a lamerle el sexo a la otra y solo vi el enorme culo de la morena apuntando en mi dirección.

La rubia empezó a gemir entregándose poco a poco, se acariciaba los pezones de sus pequeños pechos en una forma muy rica y me quemaba con la mirada de una forma demasiado insistente

Te gusta Angie? te gusta los que ves? queres jugar vos?

Relato porno entre mujeres en mi iniciación al mundo del lesbianismoY yo solo no podía con todo, quería masturbarme, pero lo evitaba, y de todas maneras me sentía acabar, eran esos momentos en que una quiere evitar lo inevitable, sentí pudor nuevamente al notar que me mojaba más y más, mis flujos habían impregnado toda la tanguita, y ya sentía como corrían más lejos del límite de la ropa interior, chorreando incontenible por mis piernas.

Minuto que pasaba minuto que abría más mis piernas, como si tuviera un resorte entre ellas que me obligara a hacerlo, los dedos de mi mano derecha estaban jugando en mis labios y mi mano izquierda acariciaba mis senos por sobre el sostén en una forma tan natural como inconsciente.

La rubia me seguía hablando sin parar, con palabras entrecortadas por el placer recibido, era la dueña, la puta ama de todo, quien manejaba las piezas del tablero a su antojo, fue cuando le dijo a la morena que había que cambiar.

Fue evidente que no era la primera vez que jugaban el juego puesto que todo parecía premeditado y calculado, Natalia solo giró y vino entre mis piernas, tomó la ropa interior por los elásticos de las caderas y la deslizó hacia abajo, no podía resistirme, es más, deseaba que lo hiciera.

Me abrí toda sobre el sillón, el olor a mi concha sucia y caliente llegó a mi nariz y ella dijo

Maldita, mirá como estás toda mojadita

Tomé a Natalia de los pelos y la obligué a enterrar su rostro en mi sexo

Dale puta, chupámela toda… eso es lo que querías?

Natalia recorrió mi sexo depilado por todos lados, por mi pubis, por mis labios, por mi hueco, por mi culito, se prendió con ritmo a mi clítoris, solté el sostén para liberar mis pechos, incliné la cabeza hacia atrás y me dejé llevar.

No escuché más nada, no vi más nada, solo me fui al paraíso del placer y en apenas un par de minutos me había arrancado uno de los mejores orgasmos de mi vida.

Quedé aturdida, sentí palpitar mi corazón, me faltaba el aire, y me zumbaban los oídos.

Abrí los ojos, Natalia estaba ya a mi lado relamiéndose como una gata los labios, y Cinthia se sonreía cómplice, entonces ella vino para entrecruzar sus piernas entre las mías, para apoyar su conchita contra la mía y empezar a producir un frenético roce entre ambas, ya no me importaba nada, ya quería todo, me estiré y fue mi turno de lamerle las enormes tetas a Nati, de comerle la boca a besos mientras ella se masturbaba frenéticamente con la palma de su mano metiendo los dedos en su hueco caliente.

Fue muy loco, éramos tres hembras en celo, gimiendo, jugando y yo estaba pasando por algo demasiado loco.

Cuando terminamos tuvimos que volver a la realidad, Natalia dijo.

Ganaste, siempre ganas…

Y Cinthia retrucó…

Bienvenida amor, sos de las nuestras, siempre lo supe

Pasaron los días, me hice a esos juegos perversos y la rubia siempre jugaba ese rol dominante, aprendí a darle sexo oral bajo su escritorio y mientras yo misma me masturbaba al hacerlo.

Algo de razón había tenido mi madre, estaba en un nido de lesbianas, me presentaron otras chicas, y otras mas, y siempre era lo mismo, terminar desnudas en eternas orgías.

Pasaron los años de juventud, los días de modelar, nunca sería famosa, pero fui feliz mientras duró.

Visto en retrospectiva no se si ellas me llevaron al camino del lesbianismo o solo se encargaron de hacérmelo notar, pero después de ellas los hombres solo desaparecieron de mi vida.

Llegó una chica que ocupó un lugar en mi corazón, y luego otra y otra, hasta que Priscilla me enseñó lo que era el verdadero amor.

Hoy vivimos a nuestra manera, ella es jefa de marketing en una empresa importante, gana lo suficiente para mantenernos, yo prefiero estar en casa, repartiendo mi tiempo en los dos pequeños que adoptamos y el cuidado de mi madre, que ya está bastante anciana.

Nunca olvidaré sus palabras…

Si te gustó la historia puedes escribirme con título ENTRE MUJERES a dulces.placeres@live.com


Imagen únicamente de carácter ilustrativo para este relato erótico…

 

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