Relato erótico de mi esposa Marta y su anterior vida sexual

Estábamos llegando al año dos mil cuando conocí a la que hoy en día es mi esposa. En esos años estaba terminado mis estudios para ingresar a la policía federal Argentina, ya era independiente y me ganaba la vida trabajando como vigilancia privada en distintos lugares, donde se podía, donde había alguna oportunidad.

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PARTE 1

Fue amor a primera vista, esa noche al llegar el pub a relevar el puesto, pude verla en el fondo, entre mucha gente, a media luz. A pesar que estaba trabajando me arriesgué a llegar a ella, yo solo debía hacer custodia y mantener el orden, pero diablos, me jugué por ella.

Estaba en la barra, con una amiga, bebían unos tragos sentadas en altos taburetes, Marta sin dudas era de ese tipo de chicas que me gustaban, delgada, lucía un jean celeste súper adherido a su cuerpo, y la forma en que estaba sentada sobre el banco solo hacía resaltar su culito redondito y respingón, un top blanco apenas debajo de unos pequeños pechos marcaban su vientre plano y bronceado.

Al acercarme discretamente a su lado observé como una diminuta colaless apenas asomaba por la cintura del jean lo que me produjo una efervescencia adicional, tenía su rubio cabello recogido en una cola de caballo, dos grandes pendientes en forma de media lunas adornaban sus orejas, de ojos redondos y celestes, tan celestes como el jean, su boca de trompita de conejo sorbiendo de la pajilla de la copa dio color a la escena.

No hablamos mucho, no podía hacerlo, apenas lo suficiente como para que se notara mi interés por ella y no por su amiga, insistí hasta robarle el número de su celular.

Al día siguiente tendríamos nuestra primera cita oficial y casi sin conocernos terminaríamos haciendo el amor en un motel de la ciudad.

Conforme fueron pasando los días nos fuimos conociendo, nos fuimos enamorando, y todo parecía ser perfecto, conocí a su familia, ella a la mía, en poco más de un año empezábamos a hacer planes de un futuro compartido.

relato vida sexual mi esposaSin embargo había algo que me hacía ruido, Marta era demasiado buena en la cama y eso llegaba a incomodarme, no hablábamos mucho de nuestro pasado sexual y cuando lo hacíamos ella disimulaba y desviaba la conversación, como sintiéndose incómoda antes mis preguntas.

Era excelente mamadora de verga, y cuando la cogía en cuatro patas su esfínter se abría de una manera alarmante, era evidente que se la habían dado por el culo muchas veces, sin embargo, cuando yo intentaba hacérselo se negaba rotundamente y se ponía demasiado nerviosa.

Y yo no iba a cuestionarla, o a juzgarla, al fin y al cabo yo también había hecho locuras con muchas mujeres antes de conocerla, podía entender que ella no fuera una santa.

Una tarde como cualquiera habíamos ido desde su hogar hasta una casa de electrodomésticos, estábamos comprando las cosas para nuestro futuro hogar, y en el camino alguien gritó

  • Marta! Marta!

Un tipo de nuestra edad se acercó en un rápido trote para darnos alcance, un moreno lleno de anillos y alhajas de segunda, con lentes de sol oscuros que impedían ver sus ojos, su apariencia me dio mala espina, y más al notar la reacción de mi novia, Marta se puso tensa y su rostro se volvió pálido, como si hubiera visto al mismo demonio, él dijo luego de darle un beso en la mejilla

  • Cómo estás? tiempo de no verte… y él es? no me lo presentas?

Le dijo refiriéndose a mí, ella contestó balbuceando

  • Si, él es Brian, mi… mi novio…, amor, él es…

Marta se ahogó en sus palabras, como no pudiendo hablar, como quedándose muda, el tipo salió al cruce y con una falsa sonrisa y me dijo

  • Soy Carlos, amigo de toda la vida de Ignacio, su hermano…

Estreché con pocas ganas su mano ante la evidente falsedad del tipo y el nerviosismo inocultable de Marta, el siguió hablando

  • Marta, por favor, le dices a tu hermano que no se olvide de lo nuestro, tu sabes cómo son estas cosas, no quiero presionarlo, pero él sabe lo que le conviene, y se le termina el tiempo.

Supe leer entre líneas, el mensaje era para ella, no era para su hermano, Marta solo bajó la vista y el con su voz estridente terminó

  • Chicos, los dejo, no les quito más el tiempo, Brian, un gusto, cuida mucho el bomboncito que te estás comiendo…

Apenas hice una mueca con mis labios, de muy mala gana y el tipo como vino se fue, Marta parecía aturdida con toda la situación, su frente estaba poblada de gotas de transpiración y sus manos sudadas hasta el límite, era todo demasiado raro, por lo que pregunté

  • Y bien, quien es este tipo?
  • Ya te dijo… amigo de mi hermano…
  • No, dale… dime quién diablos es
  • De veras, no te preocupes…

Sus palabras quebradas notaban falsedad, por lo que empecé a enojarme con ella, no iba a juzgarla, pero no permitiría que me mintiese, o que me ocultara cosas, por lo que la conversación y los rodeos que ella daba se tornaron más molestos, una y otra vez choqué con sus negativas a hablar y me sentí como un tonto cornudo, porque eso es lo que imaginaba en toda la situación.

Volvimos a su casa, me quedé a cenar en una tensa calma, como esa calma que antecede a la tormenta, Marta estaba sumamente incómoda, podría haberle preguntado a su hermano quien estaba a mi lado ajeno a todo, pero no quería escucharlo de él,  solo podría confiar en ella si ella me lo contaba, fuera lo que fuera…

Era cerca de la medianoche cuando nos despedimos y todo rodó cuesta abajo, evidentemente ella no largaría nada y yo estallé, tuvimos frente a la puerta de su casa una escena de telenovela, le grité, le dije que ya no quería volver a verla, demasiadas cosas horribles, Marta estalló en llantos y me suplicó que no la dejara, que no podría vivir sin mí, trató de aferrarme a la fuerza, la arrastré en mi retirada, trastabilló, se cayó de rodillas sobre la acera, entre los manotazos de su caída sin querer arranque un collarcito que yo mismo le había regalado, las perlas de fantasía rodaron una tras otra, me suplicó hasta que ya no tuvo fuerzas, la dejé llorando como una niña, con una de sus rodillas ensangrentadas por el raspón contra el cemento, solo suplicándome que no la dejara…

Los días siguientes fueron una tortura psicológica para mí, Marta me llamaba constantemente, me llenaba el celu con mensajes, con WhatsApp rogándome una y otra vez hasta el cansancio, apareciendo en mis estudios, a la entrada, a la salida, hablando con mis padres, pero yo no quería saber más nada con ella, había dado vuelta de página.

Quince días después tomé el turno en el mismo boliche en el que nos habíamos conocido, eran cerca de las once de la noche, hacía custodia en la puerta cuando ella apareció, estaba vestida de la misma manera que aquella primera noche a pesar del frío de invierno que hacía, con ese jean celeste, el top blanco, el cabello recogido y los mismo aros, estaba hermosa, sin dudas lo había hecho por mí, se acercó y  me dijo susurrando, casi implorando

  • Por favor, podemos hablar? Te amo, no puedo vivir sin vos…

Pero me mantuve imperturbable, ignorándola, solo le dije que por favor se retirara, para mí era persona ‘no grata’ y que no hiciera un escándalo porque debería retirarla por la fuerza…

Marta agacho la mirada con su rostro inundado en lágrimas y se alejó en la negrura de la noche.

No disfruté las horas siguientes, empecé a repensar toda la situación, tal vez había sido demasiado duro con ella, tal vez debía escucharla, acaso no la había humillado demasiado, Marta parecía tocar fondo y yo me mantenía demasiado firme, a pesar de sentirme un cornudo no podía dejar de darme lástima por ella y en el fondo sabía que la amaba demasiado…

A las cuatro de la mañana, terminado el trabajo, enfilé para mi domicilio, caminando por las oscuras y frías veredas en la soledad de la noche, dos cuadras adelante ella salió a mi encuentro, tiritaba como una hoja, sus dientes castañeteaban y sus pezones se marcaban como dos alfileres, cruzada de brazos, balbuceó casi inconexa por la baja temperatura

  • Por… favor… sin… vos… prefiero… la… muerte…

No pude creerlo, me estuvo esperando todo ese tiempo! ya no pude resistirme, suspiré resignado, saqué mi campera de cuero y la puse sobre sus hombros, la abracé con fuerzas y la refregué para darle calor, caminamos lentamente y nos metimos en un bar de mala muerte, con olor a viejo y música que sonaba oxidada, nos sentamos cerca de un ventanal por donde se colaba la luz de una farola de la calle, le pedí un café con leche doble con medias lunas, y solo un cortado para mí, solo la miraba mientras ella recuperaba el color de su rostro y volvía a tomar temperatura, era tan hermosa, al fin, ella tomó la iniciativa.

  • Bueno, voy a contarte toda la historia, desde el principio, seguramente será nuestro última charla, aceptaré que me dejes y ya no quieras saber nada conmigo, pero te amo demasiado, como nunca amé a nadie en mi vida, y al menos quiero serte honesta, es muy difícil para mí, no me interrumpas…

PARTE 2

Tomó aire y se encogió un poco de hombros, como resignada, revolvió con la cuchara la taza ya vacía y perdió su mirada en el fondo de la misma, como evitando el cruce con mis ojos, entonces arrancó

  • He tenido demasiados hombres en mi corta vida, me gusta demasiado el sexo, no puedo negarlo, solo que nunca hice buenas elecciones. Siempre fui muy tonta, muy enamoradiza y muy ingenua, en cada hombre busqué el amor, pero solo sabría lo que realmente era el amor el día en que te conocí…
  • Vamos, no me adules…

Fue mi primer reproche, pero ella me tomó con fuerza por mi antebrazo y me recriminó

  • Por favor, no seas duro, solo escúchame esta vez, después… despúes prometo no molestarte. Bien, era muy joven cuando tuve mi primera relación, apenas era una niña de once años, solo fue una ‘chupadita’ de pija a un niño del barrio unos años mayor que yo, pero bueno, para mi cuenta…

Me llamó la atención lo precoz de su primera vez, quería preguntar, pero esta vez me mantuve en silencio

  • Y después empezaron a desfilar chicos en mi vida, alguna vez alguno me dijo que los hombres regalan amor para obtener sexo y las mujeres regalamos sexo para obtener amor, y sabes, yo necesitaba tener amor y me entregaba por completo, pero siempre me dejaban y siempre terminaba herida, de una u otra forma cada hombre venía a tapar un dolor anterior, heridas en mi corazón, heridas en mi alma…

Hasta ese momento, por un lado me parecían solo excusas de una putita que coge con cualquiera pero por otro recapacité que yo también había herido a varias chicas y solo me había interesado en ellas por el hecho de tener sexo, entonces apunté directo

  • Y que hay de ese tal Carlos? Si es que así se llama…

Sus ojos se llenaron de lágrimas y empalideció como esa vez que nos cruzamos en la calle, volvió a bajar la mirada con una moribunda vergüenza

  • Si, su nombre es Carlos, lo conocí en mi cumpleaños de quince, era amigo de un amigo de un amigo, sabes cómo son esas cosas, lo cierto es que me cautivó con su fanfarronería, fui una tonta… Empezamos a salir, me sentí su novia y al principio me trataba como a una reina, fui muy inocente y le entregué hasta el alma, él no es un buen tipo, solo que yo estaba ciega y no podía verlo, empezó a llevar la relación por un camino oscuro, más le daba, más exigía…

Volvió a suspirar resignada.

  • Diría que él me enseñó a coger, él ya tenía demasiada experiencia cuando nos conocimos y a mí me gustó aprender con él, me compró lencería erótica, me regaló juguetes, me pervirtió, y a mí me enloquecía, hacía todo por amor, pero él me estaba haciendo una puta y yo, como dije, no podía verlo.

Carlos siempre andaba con un par de amigos, el ‘chuky’ porque era feo como pocos y el ‘toro’, que según decían tenía una pija enorme. Una noche habíamos salido los cuatro, nosotros como pareja y ellos por ser amigos, era algo que solíamos hacer…

En ese punto escuchaba expectante, sin siquiera parpadear, atento a sus palabras

  • Lo cierto es que empezamos a beber, una copa tras otra, todos reíamos y todo era perfecto, los hombres hablaban entre ellos, algunas cosas que parecían ser cómicas y yo no alcanzaba a entender, me estaba perdiendo pero ellos casi me obligaban a seguir bebiendo, y yo no supe decir que no, de pronto me reía sin motivo y ellos me seguían el juego. En algún punto dijeron de ir a la casa del toro que vivía solo para seguir tomando unos tragos, y no vi nada malo en ello, recuerdo que Carlos me llevó abrazada todo el camino puesto que en cada paso me iba hacia los lados por culpa de mi borrachera

Hice una pausa, necesitaba acomodar mis ideas, pedí un nuevo café, ella no quiso nada, respiré profundo, miré hacia afuera, empezaba a aclarecer y ya circulaban algunas personas que pronto iniciarían sus jornadas laborales, Marta siguió

  • Los cuatro reíamos demasiado, Carlos insinuaba que debería ser muy buena con sus amigos, porque al fin y al cabo sus amigos eran mis amigos y todo eran bromas entre peligrosas insinuaciones. Llegamos al departamento y el toro puso música y trajo unas cervezas, seguimos bebiendo y bebiendo hasta que tuve que ir al baño a vaciar la vejiga. Había dejado los zapatos tacos altos a un costado y aun descalza no podía mantener el equilibrio, usé las paredes de guía para no caerme, pero al llegar a la punta y ya no tener donde recostarme me fui de lado y si no fuera por la rapidez del toro terminaba en el piso, de casualidad estaba entre sus brazos, me estiré en puntas de pies y lo besé, lo besé con locura metiendo mi lengua en lo profundo de su boca…
  • Y por qué lo hiciste? – pregunté rápidamente
  • No sé, tal vez el alcohol había sacado lo puta de mí, tal vez por tener curiosidad de estar con varios tipos a la vez, tal vez por estúpida, pero por lo que fuere, fue la peor decisión que tomé en mi vida
  • Y que pasó?
  • Lo que tenía que pasar, el toro me devolvió los besos y sus manos refregaron todo mi cuerpo, en especial mis nalgas, yo sabía que terminaríamos todos cogiendo y me encantaba la idea, me sentía mojada y tenía ganas de coger, el toro me soltó de repente, trastabillé y caí sentada sobre un sillón con mis piernas totalmente fuera de control, recuerdo que en ese momento él me dijo ‘puta de mierda, yo te voy a enseñar lo que es una buena pija’ y comenzó a aflojarse la bragueta hasta sacar su verga, realmente era muy gruesa, él se acercó y empecé a chupársela, se puso rígida en mi mano, no alcanzaba a envolverla de lo gorda que era, su pito se hacía más y más enorme, el chuky era solo un espectador y en eso apareció Carlos con dos botellas de cerveza que traía de la heladera, él estaba ajeno a todo y en ese momento yo me di cuenta que no había reparado en él, pero el solo dijo ‘les parece bonito? Se van a acoger a mi novia?’

Mis sentimientos se encontraban al escucharla, porque evidentemente Marta había sido empujada hacia ese punto, pero ella había sido muy puta para llegar hasta ahí, por algún lado me daba lástima, por otro quería matarla…

  • De pronto me encontré mamándole las vergas a los tres al mismo tiempo, estaba muy caliente y asumo que me encantaba hacerlo, en ese punto ya habían desnudado mis tetas y fue chuky quien fue entre mis piernas, me levantó la pollera, sacó la tanga y me empezó a dar sexo oral, me abrí toda para disfrutarlo mientras seguía chupando, Carlos le dijo ‘esmerate porque a mi novia le encanta que le chupen la concha’.

Y después empezaron a cogerme, uno por uno, estaba rodeada con una verga en la concha, dos en mi boca, me besaban las tetas, me hacían gemir…

  • Y que sentías en ese momento?
  • Te dije que sería honesta… bueno… me encantaba, me encantaba que me cogieran toda, sentía esas vergas entrando tan profundo, arrancándome tantos orgasmos que nunca había imaginado que pudiera sentir…
  • Y entonces? – pregunté con una loca erección que sentía bajo la mesa…
  • Carlos puso paños fríos, dejamos de coger unos momentos y me llevó a un lado, me abrazó y nos pusimos bailar un tema lento, estaba completamente desnuda y no me molestaba que los otros dos estuvieran observándome, es más, Carlos les decía ‘vieron que buena está mi novia?’ y eso me halagaba. Lo que si me molestó en ese momento fue querer besarlo en la boca y sentir su desprecio al esquivarme, me di cuenta que le dio asco besarme siendo que apenas unos minutos atrás había estado chupándole las vergas a sus amigos. Luego de unos minutos Carlos me empezó a hablar al oído, empezó a preguntarme si realmente lo amaba y si haría cualquier cosa por él y yo tonta como siempre, ciega, le decía que sí, que cualquier cosa por complacerlo, entonces, cuando supo que me tenía en el centro de la mira me dijo que quería ver como su amigo toro me la daba por el culo…

PARTE 3

En ese momento sentía latir las sienes, mis axilas estaban transpiradas a pesar del frío que hacía y ya no quería escuchar más, pero al mismo tiempo necesitaba seguir escuchando.

  • Yo me negué en principio, nunca había practicado sexo anal y la verga de toro era demasiado gorda, pero bueno, Carlos tenía miles de formas diferentes de doblegarme, al fin me habían acomodado sobre el sillón en cuatro patas, toro vino sobre mí y me contraje por instinto cundo sentí apenas un dedo invadirme, sentí un feo dolor, y me negué a proseguir. Ellos reían, abrieron otra cerveza mientras toro fue hasta el baño, trajo un pote y unos preservativos, me dijo que era un gel con anestesia, que me relajara y que me dejara lubricar, que pronto no sentiría dolor. Fui reticente al principio, sintiendo nuevamente su dedo embardunando mi esfínter, pero mágicamente con el correr de los minutos el dolor fue cediendo y ya no tuve ninguna sensación…
  • Y fue tu primera experiencia anal?
  • Si, toro se colocó un preservativo, me dijo que si su miembro se llenaba de gel el también perdería la sensibilidad, se colocó por detrás y solo lo hizo, solo sentía el peso de su cuerpo empujando con ritmo, pero mi esfínter estaba todo adormecido, así que lo dejé disfrutar a toro, pero en especial a Carlos, porque su placer era mi placer. Mientras lo hacía giré un poco para observar su rostro, pero él estaba tan concentrado que no pudo notarlo, Carlos estaba filmando todo, estaba filmando como su amigo me rompía el culo. Y siguió dándome hasta quedar sin fuerzas, el salió, tomó una de mis manos y la llevó a mi culito, me entraron los cuatro dedos sin problemas, me asusté. Un chirlo de chuky  en una de mis nalgas largando la frase ‘linda putita conseguiste’ cortó el momento, eso me dolió pero traté de borrar lo que había escuchado…
  • Y entonces?
  • Bueno… me cogieron otro rato, pero ya no daba para mucho más, Carlos seguía con la cámara grabando todo y en ese momento me pareció erótico, algo para nuestra intimidad, me hicieron arrodillar y se empezaron a masturbar los tres cerca de mi cara, Carlos me dio una cachetada un tanto amistosa, un tanto dolorosa y me dijo ‘puta, abrí la boca! abrí la boca te digo!’, yo sonreí y le hice caso, mirando directamente a la cámara…
  • Pará! pará un minuto, necesito un minuto, voy hasta el baño a orinar… – dije cortando su monólogo.

La dejé por unos instantes, necesitaba tranquizarme un poco,  fui al baño y me enjuagué con agua fría, las manos y el rostro, aun sentía una molesta dureza entre mis piernas, fui orinar, mi glande estaba impregnado en esos jugos transparentes producto de una erección tan prolongada, me molesté conmigo mismo puesto que me odiaba por asumirme excitado escuchando lo que la mujer de mis sueños había vivido con otros tipos, portándose como una puta regalada, volví a lavarme y volví a la mesa. Su rostro permanecía duro, sus facciones un tanto desencajadas y su mirada perdida en el infinito, sin mirar nada, apenas sus aros en medias lunas brillaban a la luz dando algo de color a la escena.

Me senté nuevamente a su lado, esta vez tomé una de sus delicadas manos entre las mías, como para darle ánimo a que prosiguiera y viera que no la juzgaba en absoluto, la animé a continuar

  • Como te dije, los tres me apuntaban y Carlos me apuraba para que no cerrara la boca, chuky fue el primero en acabar dando directamente en mi hueco, empecé a sentir su sabor amargo, no me gustaba para nada, me pareció repugnante, empezó a correr por mis labios, tuve una arcada de asco y escupí al piso, Carlos se enfureció en ese momento y me recriminó, me obligó a lamer el piso y tomar todo, hasta la última gota…
  • Pero… por qué permitiste esa humillación?
  • Te lo dije, cuando estoy enamorada hago cualquier cosa, soy una estúpida. Bueno, ya imaginas como terminó la historia, el toro y mi novio siguieron hasta llenarme la boca de semen, lo disfruté y lo tragué todo, hasta que no quedara nada, ante la lente de su cámara.
  • Y después?
  • Después siguió la vida, el me llevó a casa y me despidió como de costumbre, entré sigilosamente para no despertar a mis padres y me fui a dormir, al menos intenté dormir, pero el efecto de la anestesia del lubricante empezó a ceder y el culito me empezó a doler terriblemente, no tenía posición para estar cómoda en la cama, lloré como una niña hasta que el sueño me venció por completo…
  • Y que pasó después? – pregunté demasiado ansioso –
  • Bueno, no me quejo de las cogidas que tuve, esa primera vez se repitió, una, dos muchas veces, empezó a hacerse rutina, me hicieron entre los tres adicta al sexo anal y el dolor de aquella primera vez solo se transformó en recuerdo, hasta la gorda verga de toro ya no era un problema para mi dilatado culo, y yo disfrutaba con todo eso, disfrutaba en chuparles la verga y tragarme todo, disfrutaba con cada filmación, tenía terribles orgasmos y me llenaban la concha de leche hasta rebalsarla, hasta hacíamos doble penetración con el tercero en mi boca, llenándome todos los agujeros…

Marta respiró profundamente y siguió

  • Pero no era feliz, después de esas jornadas maratónicas de sexo me sentía vacía, porque empecé a asumir que Carlos solo me quería para coger, hiciera lo que hiciera nunca me amaría como yo esperaba que me amase, me había transformado en una puta reventada que disfrutaba como perra cuando esos tres tipos se la cogían, y Carlos empezó a regalarme, cogía con uno, con otro, con cualquiera. Después me sentía sucia, la conciencia me comía los pensamientos y no me perdonaba por disfrutar, solía meterme en la bañera de casa con agua al cuello y refregarme la piel hasta casi lastimarme, solo quería lavar mi alma, no era mi cuerpo el que estaba sucio, hasta me sumergía por completo y solo salía cuando ya no me era posible mantener la respiración…
  • Y cuanto duró todo esto? por qué te habló así el otro día?
  • Cuánto duró? Hasta cuándo durará deberías preguntarme…
  • Cómo aun hoy en día…
  • Sí, me costó renunciar pero después de un año lo enfrenté a Carlos y le dije que ya no quería saber más nada con él, ni con sus amigos, que ya no cogería con ellos, que no sería más su putita barata, entonces conocí al verdadero Carlos, él me dijo que cogería todo lo que él quisiera, que sería su perra y en caso contrario, todos mis conocidos, familiares, amigos verían los videos que había filmado.
  • Entonces eres su puta…
  • No me digas así, me lastimas… pero si, de alguna manera me atormenta con ello, es una pesadilla…
  • Pero… por qué nunca me lo dijiste? por qué no confiaste en mí?

Marta me miró con cara de hastío, no hastío hacia mí, sino odio a todo lo que fuera el sexo masculino y me respondió con una falsa sonrisa, llena de odio, de odio acumulado

  • Claro, y piensas que es muy fácil, contarlo y ya, que hubieras dicho de mí?, que hubieras pensado de mí?, vamos, se honesto, me hubieras visto como una prostituta, te hubieras enamorado de mí de haberlo sabido o solo me hubieras regalado falso amor para cogerme y humillarme hasta que ya no tuvieras ganas?

Por primera vez me quedé en silencio, ahora era yo quien no tenía palabras, confundido, ahora era yo quien miraba la nada misma, el ambiente se tornó denso y la presión pareció aumentar, entonces ella un tanto más calmada terminó diciendo

  • Bueno, querías saber la verdad? eres la primera persona en saberlo, solo quería ser honesta contigo, por si no lo notaste estoy perdidamente enamorada de vos, y tengo al alma rota, pero bueno, la vida debe continuar, y créeme que te entenderé, solo te pido que no me guardes rencor, al fin y al cabo, quien querría estar con una puta como yo, no?

Ella se levantó y solo se fue, la dejé ir, me quedé solo, solo en mis pensamientos, pagué la cuenta y volví a mi departamento.

Al día siguiente esperé ansioso a que me llamara al celular, pero ya no sonó, ni al siguiente, ni al próximo, pronto asumí que realmente ella había decidido ya no molestarme.

Pasé un mes entero esperando ese llamado, un mes entero rearmando día tras día el rompecabezas de nuestros días juntos, traté solo de imaginar por todo lo que había pasado…

El final de la historia? fui yo quien la llamé y le dije que quería seguir a su lado, que la amaba, que no podía vivir sin ella…

Qué fue de Carlos y sus amigos, bueno, en alguna oportunidades, portar un uniforme policial, una placa, un arma, tener amigos y contactos no muy santos, pueden servir para amedrentar al más valiente, esa basuras comprendieron que les convenía desaparecer de nuestras vidas y olvidar todo el pasado, fuimos demasiado buenos con ellos…

Diez años después escribo su historia, mi historia, nuestra historia, la de mi mujer, esa que me enamora día a día, la mujer de mi vida…

SOLO MAYORES DE EDAD

Si tienes comentarios, sugerencias al respecto puedes escribirme con título ‘LA VIDA DE MARTA’  a dulces.placeres@live.com


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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