Mi nombre es Romina, estoy felizmente casada desde hace 9 años con Jorge, soy una mujer muy hermosa, soy delgada y alta, tengo tetas algo pequeñas pero muy apetecibles, lo que más resalta de mi físico es mi culo, lo tengo grande y muy firme, cuando voy por la calle siempre me gritan cosas como, «que ricas nalgas tienes», «matarme a sentones», debo de admitir que me gusta recibir piropos, pero algunas veces es muy molesto.
Mi matrimonio no es tan diferente a los demás, siempre hemos tenido altas y bajas, peleas, celos y obviamente muy buenos momentos. En este relato contaré de cómo las situaciones en mi trabajo me conviertieron en una hotwife; en esa época teníamos 30 años y estábamos pasando algunos problemas económicos, yo tuve que conseguir un empleo para poder solventar los gastos en casa, logré conseguir un trabajo en un spa, dando masajes de relajación ya que hace unos años atrás tomé varios cursos de masajes.
Me estaba llendo muy bien en el spa, me hice muy amiga del encargado, Fernando se llama, Fernando era muy amargado, pero con el tiempo logré ganarme su amistad ya que él podía darme más clientes y así comencé a tener más comisiones. Aún así seguíamos teniendo problemas, Jorge por su parte tomaba turnos dobles en su trabajo, yo ya estaba algo cansada de la situación y decidí pedir un aumento de sueldo a Fernando.
— Hola Fernando, ¿como estas?
— Muy bien Romi, ¿y tu?
— Pues fíjate que no tan bien, he tenido algunos problemas de dinero
— Que mal que te este pasando eso.
— Si lo es, te quería pedir un favor, ¿no se si podrías darme más dinero en mis comisiones?, como sabrás ya tengo varios clientes que vienen exclusivamente a que los atienda yo.
— No creo que eso sea posible, como sabras yo solo soy el encargado de repartir a la clientela a las chicas del spa, yo no manejo cuanto les damos de comisión. Pero quizá tenga una alternativa a tus problemas.
— Muy bien, ¿y cual es esa alternativa?
— No se si sabrás, el dueño de este spa, tiene más establecimientos. Uno de ellos es exclusivo para hombres y en ese spa les pagan mucho mejor a las chicas que dan los masajes.
— Perfecto — dije con emoción.
— Pero debes saber algo antes de aceptar, el spa es exclusivo para hombres y tendrás que hacer algunas otras cosas en los masajes.
— Ya entiendo, prefiero seguir aquí, gracias.
— Muy bien, pero si cambias de opinión la vacante esta disponible, tu serias perfecta para ese trabajo, eres muy bella y aun estas joven.
— Gracias, pero soy una mujer decente y estoy casada.
— Si lo sé, pero recuerda que puedes ganar el triple de lo que ganas aquí y así podrás pagar tus deudas, podrías hacerlo temporalmente en lo que arreglas tus problemas.
— ¿Y exactamente que es lo que tendría que hacer? — pregunte con algo de interés, ya que realmente necesitaba el dinero.
— Tendrías que usar un uniforme algo sexy, y dar masajes de relajación con final feliz.
— ¿Final feliz?
— Masturbar al final del masaje.
— Oh ya entiendo, ¿y solo eso?.
— Algunos clientes pagan por sexo oral, pero eso tu decides hacerlo o no y el pago te lo hacen directamente a ti y de igual forma tu decides cuanto cobrar por eso.
— Entonces no me obligarán a tener sexo con algun cliente.
— Eso jamas, de hecho eso esta prohibido en el spa, si tu quieres cobrar por eso tiene que ser fuera del establecimiento.
Después de que aclaré mis dudas con Fernando, me entró la avaricia de aceptar trabajar en ese otro spa, pero a su vez me daba el remordimiento por mi esposo. Por la noche mientras cenábamos mi esposo y yo, comenzamos a platicar.
— Creo ya estoy llegando a mi limite, debo de dejar los turnos dobles, es muy pesado — dijo Jorge.
— Si amor, es muy pesado que trabajes tanto, en el spa me ofrecieron otro puesto.
— ¿Y es mejor el puesto?
— Pues… digamos que la paga es mejor.
— Eso es genial, y ¿que tendrías que hacer?
— Te seré sincera, pues básicamente tendría que masturbar a los clientes del spa, que es exclusivo para hombres.
— ¡¿Que?! — dijo mi esposo muy exaltado
— Obvio lo rechacé, porque es una locura
— Claro que si, es una locura
Debo de admitir que de alguna manera quería convencer a mi esposo de que me dijera que aceptara, igual que el estaba cansada de nuestros problemas y eso fectaba mucho nuestra relación. Así que le comencé a decir las ventajas que tendríamos si aceptaba el trabajo.
— Aunque el pago es muy bueno, el triple de lo que gano actualmente
— Wow eso es bastante, pero jamás permitiria hacer eso y básicamente me estarías poniendo los cuernos todos los días.
— Si es bastante dinero, más las propinas de los clientes. Si tienes razón, pero tu sabrías que es lo que estoy haciendo y jamás habría una penetracion.
— ¿Tu estarías dispuesta a masturbar hombres?
— Pues podría hacerlo temporalmente, en lo que mejora nuestra economía.
— ¿Pero solo harías eso?, verdad
— Sí, solo es masturbarlos y ya.
Obviamente no mencione lo del sexo oral, porque no pienso hacerlo y porque se negaría de inmediato.
– Bien, pues acepta el trabajo si estas segura de ello.
— Sí estoy segura, mañana mismo le diré al encargado que sí acepto.
Al día siguiente llegue directo con Fernando.
— Buenos días Romi, ¿en que puedo ayudarte?
— Buenos días Fer, para decirte que acepto el trabajo en el otro spa.
— Perfecto, ahora mismo te llevo, para que comiences hoy mismo.
Yo estaba muy nerviosa, hasta ese momento no había pensado en lo que haría, todo este tiempo solo había pasado en otras cosas. Fernando me llevó en su auto hasta un barrio de mala muerte de mi ciudad, llegamos a un local de la zona, con un gran letrero con la leyenda «spa for man». Entramos al lugar, Fernando me presento con la recepcionista y entramos a una habitación con una camilla de masajes. De unos cajas saco un «uniforme» y me lo entrego, solo dijo
— Este será tu uniforme y esta será tu área de trabajo, la recepcionista te avisara cuando llegue un cliente, si te elige tratalo bien, no seas grosera. Y recuerda esta prohibido tener sexo aquí, lo más que puedes hacer es hacerles sexo oral.
— Bien, entendido
Fer se marchó y me quedé ahí esperando, mi estomago me dolía de los nervios que tenía, el «uniforme» basica era un mini vestido color negro que apenas logre entrar, estaba muy ajustado y tenía un gran escote. Pasaron un par de horas hasta que llegó un cliente, la recepcionista me llamó y puso a todas las chicas en fila, para que el cliente eligiera a la que le gustará, en total éramos 4 chicas, Carolina, Marcela, Cynthia y yo.
Yo rogaba por qué no me eligiera el cliente, un hombre gordo, grande como de 50 años, nos veia como un niño viendo chocolate en una dulcería. Terminó eligiendome a mi, quedé paralizada, no sabía que hacer, Karen, así se llama la recepcionista, logro captar mi atención y fue fondo reaccione.
Pasé a la habitación y como hacía en el otro spa, le pedí al cliente que se quitara la ropa y se recostara en la camilla.
Cuando regresé el hombre ya estaba totalmente desnudo y acostado, comencé untando aceite aromático en su espalda, luego le pedí que se volteara, sabía que tendría que masturbarlo en ese momento, primero le unté más aceite aromático en su enorme barriga y fui bajando mi mano hasta llegar a su pequeña verga, con mis toqueteos comenzó a ponerse dura, el solamente hacía sonidos de placer, duré como 5 minutos y se terminó corriendo en mi mano.
Así fue mi primer experiencia como masajista erotica…
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Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato…





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