Sexo y confesiones sexuales de la vecina en esta historia x

Esta es la continuación de mi último relato erótico de sexo con la vecina que pueden leer aquí, y ahora viene lo que le siguió después…

Echados desnudos sobre las sábanas no dejábamos de acariciarnos mientras me contaba que a su esposo le gustaba compartirla. La primera vez había sido en la playa, se fueron de vacaciones por unos días a una suite donde se reunirían con el mejor amigo de su esposo (Juan) y su novia.

Para su sorpresa Juan llegó solo, ella decidió no complicarse y disfrutar de los días en la playa, así que fue a buscar el diminuto bikini que tenía preparado y junto a Juan y su esposo fueron a echarse en la arena para ser devorados por el sol. Durante todo el día ella notó que Juan y su esposo hacían comentarios en voz baja mientras la recorrían insistentemente con sus ojos, incluso notaba que Juan se excitaba mirándola porque el bulto en su traje de baño crecía mientras ella cubría su piel con loción bronceadora.

Entre las cervezas de la playa Juan y su esposo le contaban de varias putitas que ellos habían compartido, y todo empezaba cuando los dos las penetraban a la vez, por que a Juan le encantaba el sexo anal.

Cuando el sol caía se acabó el dia de playa, regresaron a la suite a bañarse y arreglarse para la noche. Mientras ella se duchaba no dejaba de pensar en las putitas que habían entrado al grupo, y la forma en que los dos la veían mientras se bronceaba, incluso pasó por su mente cómo sería tener a los dos dentro suyo.

Aún algo excitada por estos pensamientos salió de la ducha y se vistió. Un diminuto hilo dental, un vestido playero muy corto y muy escotado sin brassier y su piel recién bronceada que lucía espectacular.

Su esposo y Juan estaban muy animados, pusieron música y sacaron una botella de tequila, riendo contaban sus historias de cuando solteros y las aventuras que vivieron, en un momento su esposo empezó a presumir lo delicioso que ella le chupaba la verga, Juan le preguntaba detalles y su esposo se los daba.

Luego empezaron a hablar de posiciones y lugares. La ardiente conversación la estaba excitando haciendo que sus pezones crezcan y se hagan claramente visibles a través de la delgada tela de su vestido.

Insegura de como iba a terminar es reunión fingió haber tomado mucho y se retiró a su habitación. Se desnudó por completo junto a la cama y se metió bajo las sábanas. Esperaba que su esposo llegue a cogerla en cualquier momento, entre tanto se acariciaba pensando en todo lo vivido ese día e imaginando la verga de Juan y su gusto por el sexo anal.

La puerta de la habitación se abrió, ella fingía dormir por el tequila. Sintió a su esposo acostarse junto a ella y cubrir sus ojos con un pañuelo, luego la sentó al filo de la cama, colocó sus manos en la espalda y se las amarró con otro pañuelo.

confesiones sexuales de la vecinaEn este punto ella tenía la sensación de que no estaban solos. Ella todavía fingía que el tequila le había afectado cuando en sus labios sintió la punta de una verga, apenas separándolos dejó los recorra.

Ella no dejaba de preguntarse si esa punta que su lengua le estaba dando la bienvenida era de su esposo o de Juan, la excitaba mucho pensar que podía ser Juan. Su lengua lamía a ciegas, esa verga parecía ponerse más y más dura con cada lamida. Ella quería saber si era Juan, a ciegas dejó de lamerla y la metió en su boca devorándose sin control hasta que escuchó un gemido de placer que fue posible contener…

Su duda estaba resuelta pese al esfuerzo que hacía Juan para detener los gemidos de placer que estaban a punto de escapar. Ella sentía una mezcla de ira y excitación, le molestaba que su esposo la considerara una puta más de su colección y a la vez le excitaba comerse sin control la verga de Juan sabiendo que su esposo la estaba mirando…

Juan no pudo controlarse, tras varios gemidos delatores de placer se vino en su boca llenándola con su leche… apenas dejó salir la verga de Juan de su boca, sintió a su marido que la acostó boca abajo sobre la cama, soltó sus manos y abrió sus piernas, se acomodó sobre su espalda para penetrar su conchita desde atrás.

Ver como ella mamaba la verga a su amigo lo había excitado mucho y ahora metía sin control su vega en la conchita empapada de ella haciéndola gemir de placer mientras todavía saboreaba la leche de juan en su boca.

Su esposo la culeaba sin control mientras le decía lo rica que estaba, y lo empapada que estaba su conchita mientras jalaba su pelo. No le tomó demasiado tiempo para empezar a venirse entre gritos de placer mientras sus chorros llenaban esa conchita empapada…

Ella se dió cuenta que Juan abandonó la habitación justo antes que su esposo retire el pañuelo de sus ojos. Ella quedó echada sobre la cama mientras su conchita y sus labios chorreaban leche… Se preguntaba en silencio si eso ya la convertía en una de las putitas de su esposo…

Continuación…

La mañana siguiente ella se puso un diminuto bikini que había pensado no usarlo en la playa. Lo había llevado solo para su esposo pero la situación no dejaba de exitarla y se echó sobre la arena cubierta en bronceador mientras los dos no podían disimular su erección al verla así.

Pasaron la mañana en la playa tostándose mientras miraba sin cesar el paquete de Juan preguntándose si en efecto había sido su verga la que devoró con desesperación la noche anterior.

Caída la tarde fueron a comer y de vuelta al departamento para bañarse y prepararse para la noche. Ella salió de la ducha cubierta por una toalla, su esposo entró a ducharse mientras ella se dirigió a la cocina para tomar agua.

Para su sorpresa parado junto al mesón estaba Juan cubierto solo con una toalla alrededor de su cintura, él también acababa de salir de la ducha.

Ella tomó el vaso de agua y se quedó mirando la espalda de Juan. Cada momento de la noche anterior pasó por su mente. Estaba convencida que había sido él y quería dejárselo saber.

Se acercó a él, dejó caer su toalla y pegó sus tetas a la espalda de Juan, antes que él reaccione ella le quitó la toalla y empezó a acariciar sus huevos, su verga se paró enseguida.

Empezó a masturbarlo mientras le decía que la noche anterior le encantó devorarla a ciegas. Ella se apartó de pronto, tomó su toalla del piso e intentó escapar a su dormitorio pero Juan no se lo permitió. La colocó frente a él haciendo que se incline sobre el mesón, se arrodilló y empezó a devorarla desde atrás.

La lengua de Juan recorría una y otra vez los labios empapados de su conchita, los devoraba mientras ella dejaba escapar gemidos de placer, luego pasaba su lengua por ese culito apretadito que había pasado escondido todo el día tras un diminuto hilo que se perdía entre sus nalgas deliciosas.

Él se paró detrás de ella y deslizó su verga parada dentro de esa conchita empapada de un solo golpe. Ella no podía contener los gritos de placer por más que intentaba morder sus labios.

Juan estrellaba con fuerza sus caderas contra esas nalguitas deliciosas sonrojadas por el sol. Ella le pedía que se detenga porque su esposo estaba a punto de salir y los iba a encontrar así.

Juan no le hacía caso, la culeaba sin control entre gritos de placer.

Él enredó sus dedos en su pelo mojado y los haló haciéndola levantar su cabeza, para su sorpresa su esposo estaba parado frente a ellos con una gran sonrisa de complicidad viendo como su amigo culeaba a su esposa.

Le dijo que ella ya estaba lista, su esposo sonrió y se acostó en el sofá de la sala.

Luego Juan se deslizó fuera de esa conchita empapada y la llevó a la sala. Ella se sentó sobre la verga de su esposo y comenzó a cabalgarla.

Estaba nerviosa porque sabía lo que iba a pasar, Juan acomodó sus caderas y colocó la punta de su verga en ese culito apretadito que había estado devorando hace un rato.

Mientras seguía cabalgando a su esposo sentía como Juan aumentaba la presión sobre su culito haciendo que se abra poco a poco. Ella soltaba gemidos de placer y dolor a la vez mientras su marido apretaba sus tetas deliciosas marcadas por el bronceado de su diminuto bikini.

La verga de Juan se abrió paso y se deslizó en su culito por completo. Ahora era oficial, se había convertido en la nueva puta de sus esposo y su amigo…

Sus gritos llenaban el departamento mientras los dos la culeaban con fuerza sin importarles sus gritos de dolor. No pudo controlar los orgasmos que se desataron sin control al tener dos vergas dentro de ella.

Sintió la verga de Juan latiendo en su culito llenándola de su leche y poco después su marido hacía lo mismo con su conchita mmmmm…

Estaba fascinada de tener a los dos dentro… los dos se felicitaban por haberla convertido en su nueva puta mientras contaban lo delicioso que había sido culearla asiii…

El resto de la noche pasaron turnándose de cama en cama para culearla hasta que al amanecer la encontró exhausta dormida desnuda en una cama…


Relato enviado por Pronadine…
Imagen de caracter ilustrativo para el relato de confesiones sexuales de la vecina

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