Relato erótico de sexo anal con mi amiga Ivette, toda una putita

Habían pasado unas semanas desde que la relación de Estela y Fernando terminó, yo estaba deprimido y me sentía culpable de la depresión de ella, pero la vida sigue y yo no podía dejar atrás mi adicción sexual.

Había conocido algunas nenas que me traían loco, pero no podía cogérmelas ya que el remordimiento me gamba, pero nuevamente ella apareció, quien más que la mujer que más rico me cogió en la vida para ayudarme.

Ivette me escribió para tomarnos unas cervezas en su casa, yo accedí gustoso ya que tenía tiempo de no verla, al llegar a su casa me recibió con un fuerte abrazo y me invito a su patio trasero.

Charlábamos de lo sucedido con Estela, también de que nuevamente andaba soltera y hablamos de una chica que conocí, hasta ahí todo era normal.

I: ¿Entonces ya no se hablan?

T: No, desde hace unas semanas me dejo de hablar

I: ¡Que mal plan, pero cuerpo es cuerpo!

T: Si, pero bueno, ¡así es esto!

Seguimos bebiendo y las horas se nos pasaron pronto, eran aproximadamente las 7:00 pm ¡cuando ella se sentó en el sofá se quitó sus zapatos y me pidió le masajeara los pies!, yo accedí gustoso, sus pies me encantaban ¡hermosos arreglados! Una verdadera delicia, pero a pesar de eso yo honestamente no quería más, pese a que me re calentaba esa mujer, ese día no tenía intención de nada, pero conforme acariciaba sus pies y sus gemidos, me fue prendiendo más y más.

T: Me encantan tus pies

I: ¡Lo sé!

T: ¿Los puedo besar?

I: ¡adelante! ¡Me encanta eso!

¡Comencé a besar sus pies, me encantaba lamer sus deditos y besarlos toditos!, ella me miraba con una sonrisa pícara mientras yo me deleitaba con sus ricos pies.

Comencé a acariciarle su pantorrilla o chamorro como lo conozcan, su pegadísima licra azul me fascinaba poco a poco el calor fue subiendo al grado de comenzar a desnudarla.

¡Mis labios comenzaron a besar sus ricas piernas mientras ella gemía suavemente, yo me lance a sus ingles!

T: ¡que rica esta ya te extrañaba!

I: ¡Yo también a ti, me encanta hacerlo contigo!

T: ¡Estas buenísima Ivette! ¡Como me pones!

Casualmente la pena que me invadió desaprecio al lamer cada parte de ella, le quité su tanguita color blanco y comencé a lamer sus labios vaginales.

Su delicioso olor me excitaba más y más, ella se quitó su blusa dejando su par de tetas al aire y listas para mi boca, subí recorriendo mi lengua por su abdomen y comencé a devorar sus pezones que eran adornados por un pirsin.

¡Ella me comenzó a quitar la ropa mientras su lengua recorría mi pecho, uf era delicioso como me lamia! La acosté en el sofá y la abrí de piernas y comencé a dejarle sentir mi puntita ella con ojos lujuriosos me miraba y se mordía su labio.

I: ¡Que rico, uhm!

T: ¿La quieres adentro amorcito?

I: ¡S! ¡Dámela papi!

T: ¡Me encanta tu vagina depilada! ¡Toma mi verga, nena recíbeme!

I: ¡ah! ¡Si así métemela, métemela rico!

Comencé a metérsela suavemente y es que, aunque su vagina ya conocía mi verga, siempre era como la primera vez, apretadita, jugosa, de esas vaginas perfectas para el sexo.

Tomándola de las piernas aumente mis movimientos mientras nos besábamos pasionalmente, su lengua y la mía se entrelazaban para acompañar mis penetraciones, le besaba su cuello, le mordía los pezones y babeaba su pecho, que rico era estar ahí en ella.

I: ¡Así bebe dámela rico!

T: ¡Tómala hermosa me encantas!

¡La puse en cuatro y comencé a besar sus firmes nalgas, dándole nalgadas y pequeñas mordidas, ella reclinándose sobre el brazo del sofá gemía riquísimo!

La pena que tenía ya no estaba, su hermosos cuerpo y rico sexo me habían ayudado a superar mi mal rato y nuevamente estaba duro como siempre lo estoy.

I: ¡Que rico! dámela toda! Si, así, ¡no pares!

T: ¡Si mi amor!, uhm, ¡como me hacía falta tu coño!

¡Apoyándome en sus caderas empecé a embestirla fuerte, tenerla en esa posición me encantaba, la tomé del cabello y con violencia se la dejaba ir bruscamente! ¡Ella gemía y me pedía más y más moviendo sus caderas al ritmo de mis movimientos!

I: ¡Así amor que rico!

T: ¡Que nalgas! ¡Estas buenísima!

I: ¡Me vengo, uhm, que rico, me vengo!!

T: ¡Si mi amor yo también!

I: ¡Lléname de ti, dame tu leche, la quiero!

T: ¡Si mi amor! Tómala, tómala!

Ambos nos venimos juntos ¡uf! Era maravilloso como se mezclaban nuestros fluidos y con nuestros movimientos el orgasmo era maravilloso, llenarla de semen era mi locura.

Nos quedamos recostados en el sofá unos minutos, nos besábamos y ella me pidió que la llevara a la cama, ¡el segundo round empezaría en minutos!

¡Ya desnudos totalmente ella con sus ricos pies comenzó a masturbarme, uf! Era riquísima esa sensación, ¡lo mejor que había sentido y es que sus pies me enloquecían! ¡Después de juguetear mi verga con sus ricos pies se lanzó a mamármela!

Que ricas mamadas me daba, succionaba toda mi verga hasta podía sentir su garganta, ¡uf era la mejor mamando!

T: ¡que rico! ¡Mamela así nena no pares!

I: ¡Deliciosa verga!

T: ¡Devórala corazón!

I: Me encanta como gozas, ¡uhm!!

Ella tragaba mi carne mientras yo tomándola de su cabeza prácticamente le follaba la boca, algo que ella disfrutaba mucho.

¡Dejo de mamármela solo para comenzar a cabalgarme parecía licuadora triturando mi pene! ¡Era lo más rico ver como sus tetas rebotaban y yo con mis manos apretándolas fuertemente! ¡Ella gemía y me miraba sonriendo, yo no dejaba de acariciarle sus nalgas y sus piernas! ¡Siempre me habían gustado demasiado sus piernas y por eso no me cansaba de apretarlas y recorrerlas una y otra vez!

T: ¡Que rico nena muévete más, muévete rico!

I: ¡Que dura la tienes! ¡Me encanta tan jovencito y que rico lo haces! ¡Eres de lo mejor que me ha penetrado!

T: ¡Mamacita me vuelves loco!

Ella se puso en cuclillas y se dejaba caer a sobre mi verga dura y húmeda, sin sacarla se dio vuelta dejándome ver su espalda, la cual arañe con fiereza y también jale su cabello hasta casi tirarle unos cuantos.

Antes de que lograra hacerme venir por segunda vez, ¡la puse boca abajo y comencé a penetrarla con fuerza! ¡Mis movimientos eran fuertes, ella gemía de placer mientras yo arañaba su espalda mordía su oreja y jalaba su cabello y es que su coño apretaba tan delicioso mi verga que me excitaba demasiado!

T: ¡Mi amor que rico aprietas!

I: ¡ah! ¡así dame así!

T: ¡Toma! Tómala!, ¡es tuya bebe, uhm!!

I: ¡Dios! ¡Que rico!

relato sexo anal con maduritaAnte la excitación del momento se la saqué y la puse empinada en cuatro y comencé a meter mi punta en su ano, ella me pedía que no pero su cuerpo estaba ansioso de tenerla dentro.

Casi no lo hacía anal con ella, solo esa ocasión que me la cogí en la fiesta de su novio así que quería aprovechar ese momento.

Comencé a empujarla apoyándome con mi mano ella gemía y apretaba su cama, ¡su culo aparte de hermoso era apretado y mi grosor apenas entraba!

I: ¡Dios! ¡Me lástimas! ¡Está muy gruesa y grande me duele!

T: ¡Si, pero te gusta! ¡Que rico ano tienes!

I: ¡Cabrón! ¡Dámela duro dámela fuerte!

T: ¡Si tómala! Que rico, muévete, ¡mueve tu cuerpo hacia mí!

Ambos nos movíamos a la perfección mi verga entraba casi por completo en su ano y ella hacia ruido como si fuese a vomitar, decía que sentía la comida en la garganta pero que no dejara de penetrarla con violencia, le jalaba el cabello y le pegaba con fuerza, ¡eso la excitaba más!

Que rico era tener a Ivette así, su culo se abría más y más, me encantaba apretarle los muslos, me aventaba con fuerza, mi verga ya estaba casi dentro por completo, ella disfrutaba al máximo lo que le hacía.

T: ¿Mamacita te gusta? ¿Te gusta cómo te empalo?

I: ¡Sí! ¡Que rico! Voy a vomitar, ¡pero no la saques!

T: Lo que digas amor, ¡gózala! ¡Disfruta mi verga!

I: ¡Ay!! Que rico, uhm, Tyson, ¡que rico!!

Mientras más hablábamos, más se excitaba y más se movía, ¡de pronto! Comenzó a chorrearse como manguera, sus fluidos escurrían entre sus piernas y mojaban sus sabanas, ¡uf!

¡Eso me puso a mil y como un toro mis embestidas aumentaron con violencia!

T: ¡Ivette me vengo! ¿Te lo puedo echar en tu culo amor?

I: ¡Ah! ¡Si mi amor lléname de ti!

¡Comencé avenirme dentro de ella! Era delicioso sentir como su estrecho ano bombeaba mi verga, de hecho, mi semen comenzó a regarse por sus nalgas, ¡era maravilloso esa sensación!

Tome mi celular y le saque una foto, una foto que ahora conservo valiosamente.

Nos acostamos en su cama y mientras nos besamos le acariciaba su puchita y jugaba su clítoris y ella me al jalaba exprimiendo mi verga hasta la última gota, fuimos interrumpidos por la llegada de sus padres, pero quedarnos de vernos para nuevas aventuras.

Tyson.

En vivo ahora

Deja un comentario

esposasymaridos