En el colegio cuando ya terminaba mi secundaria, nos enviaron una profesora de psicología para los grados décimos, llegaba de la capital del departamento, una ciudad fría, de características muy distintas a nuestro pueblo, su piel era tersa muy blanca, de ojos verdes, un cabello hermoso y además una mujer muy linda, sus piernas eran impecables y por encima de sus vestidos apretados deja ver sus nalgas muy bien diseñadas y una cuquita de gran tamaño.
En sus clases se colocaba al frente de nosotros, se sentaba, cruzaba las piernas y en ese movimiento tan rápido dejaba ver sus calzones diminutos que apenas le tapaban su conchita, todos éramos pendientes cuando intercalaba para cambiar su pierna y mirarle su chimbita por encima de la tanguita de color blanco en la mayoría de veces, era una mujer de unos 28 años aproximadamente.
Comencé en mi trabajo de arrimarme donde ella en son de preguntarle cosas de la clase, fuimos congeniando y siempre la acompañaba a conocer mi pueblo, ya que era nueva y no se defendía muy bien, sobre todo los restaurantes, ella vivía en un apartamento cerca al colegio.
Un día saliendo de clases al descanso, me senté con ella en unas de las bancas de la institución y comenzamos hablar de cosas distintas al estudio, de nuestras familias, de nuestros romances y me contó que había terminado con el novio y que por esa razón había pedido traslado a otra ciudad para no verlo, porque no quería tener nada más con él, le pregunté que cuál había sido el motivo de la ruptura, todo eso lo hacía mientras miraba su esbelto cuerpo. Una vez que otra dejaba que mirara su apretada tanga cuando cruzaba la pierna, ese día era de color negro.
Me respondió que la invitara a una cerveza y ahí me contaba la causa de terminación con su novio, acepté y quedamos que el fin de semana salíamos a tomar algo. El sábado salimos a una discoteca, era la mejor de la ciudad, le insinué qué quería tomar y me dijo que lo que yo quisiera estaba bien, entonces pedí un coctel con bastante licor para ella y una cerveza para mí.
Después de un rato de hablar de varios temas, le recordé que me contará la causa de la separación del novio y dijo que todo había sido por infelidad con una un estudiante de la facultad donde él estudiaba derecho.
Seguíamos tomando y le propuse que si bailamos y aceptó, recuerdo que salió un disco para bailar pegaditos, la notaba que estaba como prendida, la apreté no dijo nada y fui con cuidado arrecostándole la verga a su coño, sentí que me correspondía y su mejilla rozaba la mía, continuamos con el segundo disco, seguíamos bailando apretaditos y en un cambio de ritmo le toque sus labios con los míos y nos dimos un besito sencillo pero con sentimiento, me susurró al oído que nos fuéramos para el apartamento, pensé que todo iba saliendo bien.
Compré licor para llevar y nos fuimos para su apartamento. Al llegar pude observar que todo estaba dispuesto como para una luna de miel, muy bien arreglado y su habitación estaba impecable, me invitó a que siguiera y departimos en su cama.
Se notaba por encima de su apretado vestido unas tanguitas diminutas que hacían alarde con su esbelto cuerpo, sus piernas eran hermosas, estaba al frente de una mujer muy provocativa. Seguimos tomando y ella cambió de trago y me dijo que quería uno más fuerte.
Colocó una música para enamorados y le propuse que bailáramos esas baladas y accedió, era la oportunidad de sobarle mi verga contra su coño y desde luego poderla besar, bailamos y sentí que estaba muy caliente porque ella también forzaba su cuquita contra mi palo erecto y nos besamos muy apasionadamente con lengua y todo, ya empezaba la faena.
Nos sentamos en el borde su cama y comencé a besarla en forma y a tocarle su conchita que ya estaba muy mojada, luego acaricié sus tetas muy bien formadas, después me comento que eran operadas, siempre acostumbró hacerle masajes antes de empalarlas y le quité toda la ropa y procedí a masajearla por todo su cuerpo.
Primero le hice masaje en las nalgas, que de paso eran muy bonitas, sin silicona, luego en la conchita cuyos labios eran rojizos por lo del clima frio, le metí con mucha ternura el dedito en el culito, y pasé a meterle la lengua en su coñito delicioso y con sabor a lechecita.
Permanecía muy quietica aceptando todo lo que le hacía, se voltio y busco mi verga para introducirla en su linda boca, la succionaba muy rápido y lamía los testículos, subía y bajaba, y yo le acariciaba su concha completamente mojada, pensé que me venía por un momento pero hice mucho esfuerzo para contenerme y no era fácil tener una mujer tan linda sin ropa y a mi disposición.
La coloqué en el borde de la cama con una almohada en las nalgas, en Colombia esa posición se llama “POLLO ASADO” y tiene la particularidad que le entra toda la verga hasta los huevos y así fue, le enterré mi pene y esa mujer de nombre Vanessa gozaba, al mismo tiempo le chupaba las téticas y eso la hacía muy feliz.
Pensaba en mis adentros que en ese momento estaba falta de mucho sexo ante la separación que había tenido de su novio y por esa razón debía aprovechar la ocasión.
Le dí la vuelta en la misma posición y noté que esa conchita estaba llena de leche, es decir, había tenido varios orgasmos pienso yo, antes de clavarla por el culo, le lamí la concha con mi lengua y ahí estallo de gran emoción, los colombian@s somos muy arrechos, le bese el cuello y la empalé por la colita muy bonita, se lo metí hasta el final y pude observar que le gustaba como si estuviera acostumbrada, le chucé tanto su culito que se veía rojito, ya cuando me iba a venir le saque mi verga y se la puse en la boquita para echarle toda mi leche y en parte del rostro, fue una teterada de semen que ella degustó y se untó en su cuerpo.
Terminé con una lamida de concha, me gustó mucho hacerle sexo oral y quedamos de volver a salir.
Espero les haya gustado mi historia. Pueden escribirme especialmente mujeres al correo: mosqueratrujillor@gmail.com
Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…
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