Relato porno… yo, la mas puta de todas. 4ª parte!

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En ese momento estaba segura de tener todo bajo control, pero lo cierto es que sin sospecharlo me estaba metiendo en un laberinto sin salida, la situación con Alberto, mi marido empezaba a ser cada vez mas distante, mas tirante, hablábamos poco, casi no teníamos intimidad, imaginaba que tenía una o varias amantes, no me importaba, solo me importaban sus billetes…

Por otro lado, la palabra sexo en mi vida era sinónimo de un nombre, Favio, el me cogía como quería, me hipnotizaba, me tenía rendida a sus pies…

Decidí anotarme en otro gym, pero en esta oportunidad uno diferente, era uno en el que daban clases de box. En mayoría eran hombres, lógicamente, pocas chicas, pero yo solamente iba a hacer rutinas de entrenamiento, nada de guantes…

El motivo de esta nueva dedicación era obviamente mantenerme en forma, pero también había otro motivo, los encuentros con mi amante eran rudos, el me golpeaba y me humillaba y yo conseguía los mejores orgasmos con esto, pero mi cuerpo hablaba lo que mi boca callaba, aparecían moretones, marcas, difíciles de explicar, y aunque mi esposo no me prestaba mucha atención, tampoco era un tonto, así que los ‘supuestos encuentros en un ring’ fueron la excusa perfecta.

Mi vida, poco a poco empezó a centrarse en ese amante, no podía controlarlo, no me daba cuenta, era solo sexo, nada más, pero me metí tanto en esa historia que quise acapararlo, intenté controlarlo, como si fuera mi hombre, algo que estaba claro que nunca lo sería, pero mis sentimientos me traicionaban, lo celé tontamente, esperando que el fuera solo mío, una locura… el nunca sería mío, el estaría con cuanta mujer quisiera estar, pero no podía verlo en ese momento…

Después de haber cogido mucho con él se produciría mi primer traspié, por mis tontos celos…

Ese domingo estaba aburrida en casa, sola, y tenía unas ganas locas de coger, lo llamé, se lo insinué primero, fui directa después, pero él le dio vueltas al asunto, respondió con evasivas, pude notar que tenía otros planes, otra mujer…

Recuerdo que monté en cólera, estaba de entre casa, solo tomé las llaves del coche y enceguecida fui para su departamento, rompía en ese momento la premisa de no usar mi coche, pero estaba tan fuera de eje que nada me importaba, ni siquiera me había arreglado un poco al salir…

Al llegar me pegué a su portero eléctrico, como siempre tardó demasiado en responder, pero dada mi insistencia, al final se dignó a hacerlo…

Discutimos por el intercomunicador, acaloradamente, yo quería subir, él no quería que lo hiciera, me invitó a retirarme, pero yo no pensaba irme, en eso algún casual vecino salió del edificio y yo aproveche la puerta abierta para escabullirme dentro, subí por ascensor, llegué y tomé la puerta a golpes de puños…

Fue entonces cuando Fabio abrió, molesto, me tomó con fuerza por la muñeca y me metió en el departamento.

Mis ojos comprobarían más de lo pensado, no era una mujer como yo imaginaba, eran dos…

A un lado, expectantes de lujo de la discusión que se iniciaba estaban dos chicas casi desnudas, aparentaban unos veinte años como mucho, una rubia delgada, demasiado delgada, sus largos cabellos trenzados a los lados llegaban casi hasta su cola, estaba con un body de encaje negro, medias caladas al tono, zapatos tacos altos, y su pubis completamente depilado y desnudo brillaba llamativamente, la otra, una pelirroja tenida, rellenita, tirando a obesa, con unos llamativos pechos que eran centro de atención, esta chica tenía el cuerpo plagado de tatuajes, estaba completamente desnuda a no ser por un pequeño culotte rojo que apenas tapaba lo justo y necesario.

Favio me sacó de mis segundos de inspección ocular de la escena, empezaron los reproches y le devolví reproches, me gritó y le grité, me amenazó y lo amenacé, hasta que al final, arto del paupérrimo espectáculo sentenció

  • Está bien puta de mierda… queres jugar? Pues juguemos…

Me tomó por el brazo y me llevó donde estaban esas chicas y me tiró al medio y… ahhh… mierda…

El solo se sentó a observar, ellas merodearon y empezaron a besarme, una por delante, otra por detrás, sentí sus manos en mi cuerpo, sus labios en mi piel, sus lenguas recorriéndome…

Estaba rodeada, indefensa, mi enojo fue cambiando a excitación, poco a poco me fueron desnudando y me vi envuelta en un juego lésbico para complacer a ese hombre que solo observaba, en silencio, sin decir palabra…

En unos minutos la dulce Paola estaba al medio de un trío lésbico con dos desconocidas, con un tipo que era espectador de lujo de lo que sucedía…

Honestamente estaba incómoda, esos besos entre mujeres, sentir la lengua de otra mujer meterse en mi boca, eso no era lo mío, que otra chica besara mis tetas, o que metieran sus dedos en mi concha, claramente distaba de ser placentero, pero creo que en verdad lo que me molestaba era sentirme una más, nada especial para Favio, que veía en mi otra de sus putas…

Como fuera ya estaba ahí, ya me había metido en ese juego, y un tanto resignada empecé a disfrutarlo, que opción tenía?

La chica delgada, la de las trenzas empezó a besarme en forma muy efusiva, y poco a poco cedí a sus juegos, sus besos eran dulces, suaves y me abstraje del resto… y saben… empecé a mojarme…

La chica de los tatuajes me sorprendió por detrás… sus dedos se metieron en mi conchita y empezó a jugar en mi interior, mierda… por qué me hacían esto?

Yo estaba en cuatro patas, y la joven que me había besado en forma tan rica me había dejado, había ido también por detrás y me había empezado a chupar el culito en una forma muy rica mientras la otra seguía hurgando en mi conchita y acariciando mi clítoris, haciendo todo muy sexual, ante la atenta mirada de Favio, quien disfrutaba como un niño con el show lésbico que le regalaban sus tres putas.

Y Favio tenía todo bajo control, como siempre, entonces trajo lubricante, y les habló a las otras dos, les dijo que yo era ‘la nueva’ y quería que me dieran la bienvenida…

relato de sexo guarroFue la pelirroja la que ahora vino a mi lado, la mas morruda y quien evidentemente era quien tenía más fuerza, ella me sostuvo por los brazos y empezó a besarme en la boca, como intentando aislarme del entorno, pero sabía que algo no estaba bien en todo esto.

Sentí la viscosidad del lubricante chorrear por mi sexo, la chica de las trenzas empezaba a hacer su trabajo, y arremetió con unos dedos en mi conchita, y más profundo y más fuerte.

Era todo nuevo y todo rico, era algo que me gustaba y me desconcertaba al mismo tiempo, yo, la mujer que siempre tenía todo bajo control, la que elegía sus víctimas, en un abrir y cerrar de ojos estaba perdida, entregada, sin saber qué hacer, solo esperando lo que sucedería…

Y en un punto sentí que mi vagina sufría… la chica delgada me había colado el puño completo y jugaba como tirabuzón… la colorada me decía al oído

  • Te gusta? te gusta putita? bienvenida al club…

Pero que podía contestar yo si solo me retorcía de gozo, si me estaban colando un brazo en mi conchita, si apenas podía gemir sordamente…

Y pronto comprobaría que esto era solo el comienzo, luego sentí los dedos jugando en mi trasero, y adiviné que correría la misma suerte…

Mierda… con paciencia me fue dilatando, mas y mas hasta colar su puño en mi trasero, para meterlo y sacarlo, una y otra vez…

Y por alguna razón todo eso se me hacía adictivo, me trataban como una puta y me gustaba…

Favio paró el juego una vez más, su nuevo capricho fue que yo les chupara las conchas a esas extrañas, cosa que me negué rotundamente, aunque ellas se acomodaron sin chistar, con sus piernas abiertas, lado a lado…

Recibí como respuesta una bofetada de parte de ese hombre, luego me tomó con fuerza por la nuca, llevándome casi a la rastra hasta hundir mi cabeza entre las piernas de la chica tatuada, no había opción, solo lamí sus jugos, lentamente, y cada vez que trataba de levantar la cabeza el volvía a hundirla al medio.

Luego pasé a la flaca, a chupar su sexo, ellas dos parecían muy profesionales y sumisas, y mientras yo alternaba entre ambas, ellas se besabas y se acariciaban alternadamente pechos y vaginas… de donde había salido todo este puterío?

Favio volvió a cambiar de opinión, se sentó nuevamente en el sillón, con sus piernas abiertas y su verga enorme apuntando al techo, textual pidió que sus perras le chuparan la pija, y ahí fuimos las tres como cachorras en cuatro patas, acurrucadas, metidas entre sus piernas, peleándonos para mamarlo como si peleáramos por un hueso, alternando entre sus bolas, tronco y glande…

Era todo muy porno, el cuadro era porno, su pija se confundía entres nuestros labios, nuestras lenguas, entre besos lésbicos, en gemidos, no sé, ser parte de eso me encantó, solo darle placer, esperar a que explotara, sin saber dónde, quien sería la afortunada que se llevaría el premio, imaginar compartir el semen entre nosotras….

Llegado el momento el se paró, yo estaba al medio y ahí me di cuenta de que no había sido casualidad, el eligió acabar sobre mis pequeñas tetas, y literalmente me baño en esperma, varios chorros de leche caliente saltaron sobre mi pecho, ahh!!! fue tan rico, tengo un morbo especial con el hecho de que me acaben en las tetas…

Entonces las chicas empezaron a lamerme, ya no parecían perras, mas bien parecían gatas, pasando sus lenguas por mis afiebrados pezones, para luego besarme profundamente, con esos besos llenos de semen, tan ricos, tan únicos, primero una a mi derecha, luego otra a mi izquierda…

Estaba templando en placer….

A todo esto, Fabio ya estaba en otra cosa, nosotras aun no salíamos de la excitación, pero él ya estaba ajeno a nosotras, cuando reparé en el se había colocado una basta de seda, había encendido un habano, y estaba concentrado en su celular.

Fue un poco cómico, pero mientras nosotras nos vestíamos al mismo tiempo nos presentábamos, había tenido mi debut lésbico son dos extrañas…

Entonces el me llamó aparte, me preguntó si me había gustado, si lo había disfrutado, que me había parecido la experiencia, era todo raro, era la primera vez que este tipo parecía interesado por mis sentimientos, por mis opiniones…

Antes de despedirnos, me dijo que sería una buena puta, sin dudas, ‘la más puta de todas…’

Volví a casa, me metí en la tina, como de costumbre, necesitaba lavar mi cuerpo, pero mas necesitaba lavar mi alma, ahora, lejos de la excitación, con el cuerpo frío y la mente caliente, noté todo mi ser adolorido, en especial mi conchita y mi culito, y el solo hecho de recordar que me habían metido los puños completos me hacía dar escalofríos…

Mi cabeza era un tambor, confusión, locura, realmente no sabía dónde me estaba metiendo…

Fui a recostarme, con la piel aun húmeda por el baño de inmersión, solo quería dormir un rato, descansar, mi cuerpo y mi cabeza…

Pero era imposible conciliar el sueño, mi cerebro era una máquina de pensar, y pensar…

Qué sentido tenía mi vida con Alberto? Ya éramos dos extraños, apenas cruzábamos palabras cada tanto, y cada vez que hablábamos era solo para discutir, pero era Favio lo que yo buscaba? esa adrenalina, esa locura, esa inconciencia?

Recordé las palabras de mi antiguo profesor del gym, cuando me dijo que su amigo era un tipo extraño, y vaya que lo era…

Cuando al fin logré conciliar el sueño dormí como un ángel, tuve ricos sueños desperté al día siguiente…

Esa mañana tenía ya la mente despejada, había logrado acomodar el rompecabezas de mi vida, estaba decidida a cambiar algunas cosas, por un lado, el divorcio de mi esposo, nada me unía a él, así que contactaría a mi abogado para iniciar los trámites y sacarle todos los pesos que pudiera, por otro, despedirme de Favio, él era demasiado peligroso, no ero sano estar a su lado.

Tomé mi móvil, marqué su número dispuesta a despedirme, pero cuando el atendió me dijo anticipándose a mis palabras

  • Buen día Paola! Adivinaste mis intenciones! Justo iba a llamarte! El sábado tengo una reunión de negocios y pienso llevarte conmigo, arregla con el tonto de tu marido, no aceptaré un no por respuesta…

Continuará…

Si eres mayor de edad puedes escribirme a con título ’YO… LA MAS PUTA DE TODAS…’ a dulces.placeres@live.com

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