Relato erótico de almas cruzadas… intercambiando con una pareja swinger

Parece mentira que se haya terminado, después de convivir casi quince años con la que parecía ser la mujer de mi vida, me di cuenta que compartía la cama con una extraña.

Hoy con cuarenta años me encuentro solo, necesitando borrar el pasado para poder pensar en el futuro.

No me quejo, fueron quince años hermosos y que volvería a vivirlos, nos conocimos cuando ella tenía veinte, yo le llevaba cinco, trabajaba en una empresa familiar de impresión de plásticos en ese entonces.

Al tiempo llegó Noelia, mi única hija que hoy en día es una dulce adolescente, todo estaba en paz y armonía.

Pero la pequeña empresa que era nuestra fuente de sustento fue a la quiebra y nos quedamos con unos pesos de la indemnización, no eran pocos, pero tampoco eran muchos, así que con prisa debimos tomar una decisión y buscar un empleo antes de consumirnos lo poco que nos quedaba.

El destino nos llevó a Mike y Adriana, un viejo y conocido matrimonio amigo quienes tenían un emprendimiento de comidas rápidas y dado que Claudia, mi esposa había realizado varios cursos de chef, acordamos sumar el capital que nosotros teníamos al de ellos, ser socios y darle al negocio un empuje de crecimiento, nuevos aires, nuevos horizontes, nuestros amigos nos confesaron que se veían sobrepasados con la cantidad de pedidos que tenían a diario.

Creo que debo aclarar que además de buenos amigos y buenos socios, pronto se formó una química especial entre los cuatros, como decirlo, había piel.

Adriana es una mujer delgada y bien proporcionada, cada cosa en su lugar, de ojos miel y nariz diminuta, de cara ovalada, con unos labios carnosos y su rostro inundado en pecas, con un precioso cabello enrulado a la cintura que teñía en un claro pelirrojo zanahoria, Mike, un tipo esbelto, alto, rubión, no muy musculoso, espigado, un tipo elegante y bien hablado, portador de esas sonrisas pícaras que derriten a las mujeres, Claudia, mi ex esposa, bueno, que quieren que les cuente, creo que aún estoy enamorado de ella, para mí es perfecta,  un poco más baja, un poco más rellenita, de grandes pechos y anchas caderas, siempre platinada con su cabello corto, de grandes ojos negros que enamoran a primera vista, y yo, quien escribe, una persona de bajo perfil, también delgado y alto, no tanto como Mike, mis ojos verdes y mi caballerosidad es lo que siempre halagaron las mujeres, en especial mi esposa y mi preciosa hija.

Y se dio una convivencia, una convivencia de la que me arrepentiría en el futuro. Los años vividos junto a Claudia empezaron a pasarnos factura, tal vez nos conocimos demasiado, tal vez no supimos afrontarlo, siempre estábamos cansados, dejábamos el sexo para lo último, además, nuestra hija ya era demasiado grande y debíamos tener todas las cautelas del caso.

Para mí era normal, pero evidentemente para mi amada esposa no, o no se resignaba, y empezaron los reclamos.

Descubrí que nuestro lecho de amor, donde antes teníamos sexo desenfrenado, de pronto se había transformado en un ring de discusiones, los reclamos de Claudia se hicieron constantes, para mi nuestra vida sexual era normal, o como imaginé que hubiera sido la de toda pareja en nuestra situación, pero no para ella, empezó a plantearme que la rutina la aburría, que estar conmigo no parecía ser un gran programa, y que necesitaba que la cojan, que era mujer y quería verga, y si no podía hablarlo conmigo con quien lo hablaría entonces, la verdad es que sus planteos comenzaron a molestarme, la forma en que me hablaba, como que la hacía sentir más mujer y a mi menos hombre.

Y una noche comenzó el principio del fin, Claudia quería tener relaciones, yo no, estaba cansado, tenía sueño, y no se me paró, me la chupó un buen rato pero el sueño me vencía, ella harta se sentó en la cama y encendió la luz de su velador para que le prestara atención

  • Roque, esto no puede seguir así, quiero verga! quiero coger!
  • Pero ahora no es el momento…
  • Nunca es el momento…
  • No seas injusta…
  • Deberíamos hacer como Mike y Adriana… – dijo con un toque de misterio dejando la puerta abierta a mi pregunta
  • Mike y Adriana? Que tienen que ver ellos en esto?
  • Qué? no lo sabés? son swingers…
  • Swingers? Mike y Adriana? Estás segura? – pregunté haciéndome el desentendido
  • Si! que acaso Mike nunca te dijo nada?
  • No… jamás… y supongo que…
  • Si, Adriana me cuenta todo – se apresuró a cortar mi pregunta
  • Bueno… es tarde, vamos a dormir…

Me desentendí del asunto escapando del tema, me acosté, le di la espalda y cerré los ojos, ella se resignó, la sentí apagar la luz y acomodarse para dormir.

Tardé en conciliar el sueño, me quede encerrado en mis pensamientos, Mike me había comentado de sus intercambios con su esposa, solo que me hice el desentendido con Claudia, y el tema era, porqué ella lo sacaba a la luz en ese momento?

Al día siguiente amanecimos como si nada, en una tensa calma, desayunamos temprano y llevé a Noelia al colegio, la rutina de todos los días, pero a mi regreso ella me esperaba sentada a la mesa del comedor, habitualmente ella ordenaba la casa, pero esa mañana sería diferente, así que no me quedó más remedio que enfrentar la situación

  • Qué pasa? – pregunté dando comienzo al planteo
  • Nada… por lo de anoche – arrancó con un poco de timidez.
  • Si, que pasa? – repregunté
  • A ver, nunca fantaseaste con Adriana?
  • Por qué? a que viene esa pregunta?
  • Contestame, nunca la miraste de hombre a mujer? nunca sentiste ganas de garchártela?
  • Qué te pasa Claudia?
  • Pero bueno… es una mujer hermosa, tiene lindo culo, lindas tetas…
  • Y? suponiendo que quisiera garcharla, cual es el punto? – respondí un tanto molesto

Ella hizo un silencio pronunciado y evasivo, hasta retomar el tema

  • Sabes Roque, ella está caliente con vos… – dijo moviendo nerviosamente sus manos sin mirarme a los ojos
  • Si? ella te lo dijo? – me sentí un tanto curioso y vanidoso a la vez, estas palabras despertaron curiosidad en mi
  • Si, nosotras nos contamos todo, y me dijo que estaría complacida en que le echaras un buen polvo…
  • Esa mina te está pudriendo la cabeza! – respondí en tono de queja

El silencio se apoderó nuevamente del lugar, y esta vez pregunté yo

  • Pero claro… me imagino que si yo me cojo a Adriana, tu deberías cogerte a Mike, cierto?
  • Claro, esa es la idea, te parece mal?
  • Ahora me doy cuenta! Vos estás caliente con Mike, ese es el tema! vos queres que te garche bien garchada nuestro amigo, nuestro socio!
  • Pero qué te pasa? acá no hay engaños! está todo claro, es solo un intercambio, solo sexo, yo te amo a vos tonto!
  • Claudia… no te conozco…

Me levanté y di por cerrada la discusión, realmente ella parecía dispuesta a todo, ‘quería probar’, ‘que tiene de malo?’, como si hablara de cambiar un par de calcetines…

En los siguientes meses me sentiría acosado, Claudia se puso monotemática y repetitiva con el tema, además lo hablaba abiertamente con nuestros amigos, Mike tocaba el tema cada tanto y Adriana se me insinuaba casi como puta caliente y de pronto me sentí solo luchando contra los tres, y me di cuenta que ellos lo harían, seríamos cuatro, o serían tres…

Adriana me resultaba por cierto muy bonita, cualquier hombre estaría dispuesto a echarle un buen polvo, como no, y Mike era un buen tipo, lo apreciaba, pero Claudia… me sorprendía con sus planteos, realmente se mostraba cambiada, desinhibida, decidida, estaba más caliente por el morbo del intercambio entre los cuatro en el mismo lugar que por el hecho de tirarse a Mike, pero yo me sentía confundido, cual sería mi reacción al verla que otro la tocaba? que otro la besaba? Que otro la cogía? Eran demasiadas dudas, demasiadas cosas que no quería imaginar…

relato swinger intercambio parejasEsa noche, Noelia, nuestra hija, tenía un ‘pijama party’ en la casa de una amiga, Claudia se lo contó a Adriana, Adriana a Mike, y todo terminó en una cena en la casa de ellos, solo sería una cena, pero sabía cómo terminaría…

Al anochecer dejamos a nuestra hija en la casa de su amiga y nos dirigimos a la casa de nuestros amigos, Claudia se mostraba distendida, relajada, como mostrando control de la situación, pude notar que Adriana lucía fatal, con una falda a media pierna, justada y una blusa carmesí, su delgadez de modelo se hacía irresistible a mis ojos.

La carne asada estuvo exquisita, con un vino tinto que habíamos llevado y con música suave de fondo, solo hablábamos de recuerdos, de negocios, de cosas superficiales, para pasar el rato.

Cerca de media noche, Adriana se incorporó con la copa de vino en su mano y dijo

  • Mmmmm! me encanta este tema!

Haciendo referencia a la canción melosa que sonaba en la radio, se apartó un poco y comenzó a bailar sola, con cadencia, moviendo suavemente sus caderas de lado a lado, con los ojos cerrados, bebiendo apenas un sorbo de vino, mientras nosotros tres la mirábamos en silencio, ella vino entonces a mi lado y extendiéndome la mano dijo

  • Vení, acompañame, vamos a bailar?

Sabía que no debía dar el paso, pero a esta altura Adriana se me hacía irresistible, Mike asintió con su cabeza y Claudia tenía un brillo pícaro en su mirada, fui a su lado y me moví con poca gracia tratando de mantener la distancia, pero era lógico que esa mujer tuviera otro propósito por lo que buscó acercarse, y lo hizo, quería evitarlo pero sentía mis sienes latir con fuerza y mi frente transpirarse, Adriana estaba demasiado cerca con el pecado en sus labios, casi respirando mi aliento, era el final…

Adriana se abalanzó y apretó sus labios contra los míos, metió su lengua en mi boca robándome un beso, me miró y largó una carcajada ante mi resistencia

  • Ja! ja! no voy a comerte! Vamos! agarrame el culo!

Tomó mis manos he hizo que apretara con fuerza sus nalgas, reaccioné sintiendo en mis manos la dureza de sus pequeños y proporcionados glúteos, busqué a mi esposa con la mirada, pero para mi sorpresa ella estaba sentada sobre las piernas de Mike y ambos atentos a nosotros, observando nuestras siluetas.

Adriana volvió a acapararme y a comerme la boca, notando que aún me resistía y no me dejaba llevar, levantó su pollera para que ahora el contacto entre su culo y mis manos sea piel a piel, me sorprendió llevando sus dedos a mi entrepierna para agarrar mi falo con fuerza, para decirme que lo quería, que lo deseaba.

Por segunda vez volví la mirada donde estaban Mike y Claudia, mi esposa ya estaba con el torso completamente desnudo y el lamiéndole las generosas tetas con un poco de desesperación, ella me devolvió la mirada, con un dejo de puta satisfacción, el cuadro produjo sensaciones encontradas, mi esposa en manos de otro tipo, sería cogida en breve, y ella se mostraba feliz, una sensación terrible de profundos celos me invadió, mezclada con ira, mezclada con locura, mezclada con un indescriptible placer…

Las cartas estaban echadas, Adriana viendo que aún no le prestaba la suficiente atención aceleró a fondo, se dio vuelta, dándome la espalda, sacó su tanga, escupió en su mano y se untó el culo y me desafió

  • Dale boludo! Cojamos mejor que ellos, dale! rómpeme el culo, dale! hacémelo por el culo!

No podía creer lo que escuchaba, pero Adriana parecía decidida, solo desnudé mi sexo, apunté y toda adentro, hasta las bolas, toda en su apretado culo…

Como expresar en un frío papel la sensación de hacerle el orto a mí amiga, a mí socia? Como expresar sus gemidos? Como expresar mis sensaciones al observar como a un par de metros de donde estábamos Claudia le chupaba la verga a Mike? Como narrar toda esa locura de ese momento?

Perdí la noción del tiempo, cogimos con locura, con pasión, esa mujer me hizo recobrar la pasión, la juventud, la locura.

Cuando terminamos comencé pensar con  cordura, con noción de tiempo y de espacio, Adriana comenzó a vestirse, hice lo propio mirándola dulcemente, los suaves gemidos de Claudia llegaron a nuestros oídos, Adriana y yo nos miramos, entonces le dije

  • Parece que no han terminado…

Repasé discretamente con la vista, apenas divisé al fondo el generoso culo de mi amada subiendo y bajando, montada sobre nuestro amigo Mike.

Cuando todo había terminado, solo nos saludamos como grandes amigos, Claudia y yo regresamos a nuestro domicilio, casi sin hablar, pero sabiendo que ambos teníamos las mismas sensaciones.

Ya en casa, acordamos en darnos una ducha, ella lo hizo en primer término y yo preparé unos ricos cafés, tomé el mío y dejé el suyo en el microondas para que lo calentara a su gusto, salió del baño y tomé mi turno. Bajo el agua tibia repasaba en mi cabeza una y otra vez todo lo vivido, a pesar que mi esposa había sido cogida por Mike no sentía ningún enojo, por el contrario, me sentía feliz, distinto, incluso miraba mi pija bajo el agua y la notaba excitada, con una semi erección, tenía deseos irrefrenable de cogerme a mi esposa…

Cerré el agua, me segué, me perfumé y enfilé derecho para el dormitorio, Claudia estaba con la misma sensación, me esperaba desnuda y caliente, como recobrando la mística de los primeros años, ella me apuró

  • Escuché que Adriana te pidió que se la dieras por el culo… cierto
  • Si… correcto…
  • Bueno… a ver qué tal lo haces? Yo también quiero que me hagas el culo…

Esta vez fui como un toro ciego, escupí su esfínter y se la enterré arrancándole un grito de dolor, debí serenarme para darle tiempo, pero al rato ya estaba mansita y sodomizada, Claudia gritó como nunca la había sentido gritar, golpeteando en lo profundo como un martillo, fue rápido, no demoré demasiado en llenarle un culo con una catarata de semen caliente…

De alguna manera habíamos recuperado la fogosidad de nuestros primeros años y nos comimos las bocas a besos como hacía tiempo no lo hacíamos…

Ella cayó rendida, pronto se durmió, la sentí respirar relajada, tranquila, feliz, pero yo no podía conciliar el sueño, me levanté con sigilo, cerré la puerta del dormitorio y fui al comedor, encendí la tele y me serví un vaso de vodka, me senté, miré el reloj, eran las cinco de la mañana.

La pantalla me devolvía imágenes a las que no les prestaba atención, bebí un sorbo y comencé a repasar todo lo vivido, que locura, la última vez que había practicado sexo anal había sido con una chica de mis estudios secundarios, mucho antes de conocer a Claudia, para ella era algo sucio, de enfermos y siempre se había negado, pero en una noche, en una sola noche, le había hecho el culo a mi socia y a mi esposa, las vueltas del destino…

Claudia me despertó, estaba dormido en la silla con el vaso de vodka a medio beber, era tarde y tenía que ir a buscar a Noelia.

A partir de ese primer encuentro nuestra relación matrimonial se potenció, éramos felices, y la sociedad Adriana, Mike, Claudia y Roque se extendía más allá de una relación comercial y de amistad, nuestros ‘cruces’ se hicieron rutinarios, Mike y Claudia cogían por un lado, Adriana y yo por otro, tuve que reconocer que había sido una buena idea, al menos, eso parecía…

Pasaron varios meses, y todo lo nuevo empezó a ser viejo, otra vez volvíamos a cero y mi esposa nuevamente empezó con planteos, empujada por las historias que nuestros amigos narraban, el tema era abrirse a nuevas experiencias, otras parejas.

Y otra vez surgió la tensión, ella quería, pero yo no, no deseaba que mi esposa terminara cogiéndose a cuanto tipo se cruzara en el camino como una puta barata, el tema de las enfermedades sexuales me atormentaban, tal vez no me amara tanto como decía, tal vez le gustaba la verga más de lo dejaba ver, ella necesitaba experimentar cosas nuevas, yo necesitaba aclarar mis ideas…

Claudia insistió con la idea, incluso estuvimos con parejas que ella había citado intencionalmente y a las que yo tuve que ignorar, pero mi esposa no se detendría, jugaría una nueva carta…

Esa noche las cosas volvieron a cambiar de rumbo, porque pensé que todo sería como de costumbre, pero las chicas tenían una sorpresa, fueron ellas que empezaron a bailar, sensualmente, con risas cómplices y empezaron a besarse entre ellas, se desnudaron lentamente, besaron sus cuerpos he hicieron el amor ante nuestros ojos, me quedé mudo, nunca imaginé ver lo que ví, Claudia y Adriana nos regalaron un show lésbico, solo que no fue un show, en verdad se cogieron entre ellas…

Después del sexo entre mujeres volvimos a casa, y mientras nos metíamos en la cama empecé con un bombardeo de preguntas, ver a mi mujer hacer el amor con otra mujer me había llevado a la locura, pero escucharla narrar de su boca la historia vivida fue peor todavía, contarme en detalle el placer de besar otros labios femeninos, de sentir en su cuerpo las caricias de Adriana, de introducir sus falanges en los huecos y ser receptiva al mismo tiempo en sus propios agujeros, la calentura al borde del orgasmo de lamerle la concha, de mujer a mujer, masturbarse mientras lo hacía, demasiadas cosas, demasiadas locuras…

Volvimos a coger, como animales, como locos, desesperados…

Los juegos con Mike y Adriana se transformaron en rutina, eran como una droga, Claudia y yo descubrimos que si previamente no intercambiábamos parejas o bien ellas no nos regalaban un espectáculo lésbico nosotros no funcionábamos en la intimidad.

Todo era bárbaro, todo era un desastre…

Para Claudia todo era perfecto, pero en que nos estábamos convirtiendo? En que se había transformado nuestro matrimonio? acaso una farsa que necesitaba el combustible de extraños para funcionar? Y Noelia, nuestra querida hija? Me aterraba solo imaginar que ella pudiera descubrirnos, o que hasta fuéramos la excusa perfecta para que ella hiciera cualquier cosa.

Claudia y yo estábamos cada vez más en desacuerdo, para ella nuestra vida era una vertiginosa espiral ascendente, para mi descendente…

Esa mañana, ella preparaba el almuerzo, estaba rehogando unas cebollas en aceite, el aroma era exquisito, me llenaba el olfato, me acerqué a sus espaldas y le dije

  • Mmmmm! que rico sabe…
  • Te gusta? no seas apurado…

Ella replicó con la vista centrada en la sartén, concentrada en lo que hacía, pero descubrí que solo le di pie para volver al tema de costumbre

  • Sabes qué? estaba pensando…
  • Pensando? Desde cuándo pensás? – contesté en un jocoso tono machista
  • Estúpido… – devolvió ella con una sonrisa, aceptando la broma, y continuó
  • Te decía, que estaba pensando que Mike y vos son un tanto egoístas con nosotras…
  • Por?
  • Cómo ‘por’? es obvio, cogemos entre todos y ustedes se divierten mirándonos a nosotras cada tanto, cierto?
  • Si, es cierto… y?
  • Y… cuándo vamos a mirar nosotras?
  • A que te refieres?
  • No te hagas… Adriana y yo queremos ver como ustedes se dan amor de hombre a hombre… es justo no?
  • Estás bromeando… cierto?
  • Tengo cara de bromear?

Claudia no tenía cara de bromear, hablaba bien en serio, conocía esa mirada, pero era una locura, por ningún motivo le daría el gusto en esta oportunidad, yo no la había obligado a ser bisexual, por qué motivo ella tendría que obligarme a mí a serlo?

  • Estás enferma! – solo le dije maldiciéndola en voz baja

Claudia pareció transformarse, como poseída, con los ojos inyectados en sangre,  me tomó fuertemente con su mano, abrazando mi antebrazo, apretando al punto de sentir sus uñas lastimando mi piel, y dijo sin lugar a objeciones

  • Escuchame bien, yo no voy a parar hasta lograr que Mike te rompa bien el culo!

Solo quedé mirándola, asustado, que estaba pasando? Solo pude decirle ‘me estás lastimando’…

Ese momento fue el principio del fin, en ese momento supe que no habría vuelta atrás, Claudia nunca se detendría, nunca sería suficiente para ella, fue duro asumir que esto no era un juego de cuatro, era solo un juego de tres al que yo me sumaba solo por complacerla, por ser parte, por verla feliz, por mantenerla a mi lado.

Poco a poco me fui distanciando, y el cuarteto pasó a ser un trío, solo quería que Claudia fuera feliz, y si esa era su felicidad, bueno, que fuera feliz.

Fui consiente de mis cuernos, a mi esposa ya no le importaba ocultarme que se acostaba con otros hombres, con otras mujeres, no quedaba nada de amor entre nosotros, al menos mi amor, dudo que ella realmente me hubiera amado.

Mi única preocupación, mi martirio y mi desesperanza se llamaba Noelia, mi hija, porque ella era todo para mí, solo por eso la separación fue lenta, perdí demasiado, no pensaba perderla a ella.

Han pasado algunos años ya, vivo solo, con un nuevo emprendimiento personal, casi no tengo contacto con Claudia, ni con Mike, ni con Adriana, lo poco que se es por lo que Noelia me cuenta, ella es grande y en algún momento le contamos la verdad, mi ex esposa sigue sola, cogiendo cada tanto con Mike, con Adriana, con extraños, como sea, ya no es mi tema…

Si eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato

Escríbeme con título ‘ALMAS CRUZADAS’ a dulces.placeres@live.com


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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