Relato lésbico de una bad girl con una chica con novio

Siempre fui una rebelde, nunca me interesó ser la niña modelo, mis padres me dieron todos los gustos y tal vez por eso soy como soy. Ellos me tuvieron ya de grandes, cuando morían sus deseos de ser padres, hoy en día pasaron los sesenta años, yo promedio los veinticinco.

Como suele suceder, hija única de una pareja que estaban más cerca de ser abuelos que padres, donde el salto generacional es tan marcado que poco pueden entender, tomé ventaja de cada oportunidad y es cierto que abusé de lo que la vida me había dado.

Perdí la virginidad aun siendo menor, y disfruté cada chico que pasó por mi cama, y también me enredé con chicas, todo había empezado como simples juegos para provocar a los varones, pero concluí que disfrutaba tanto a un sexo como al otro.

Con el correr del tiempo me definí como bisexual, lo mismo me daba, un pene o una vagina, pero llegado a los veinte inclinaría la balanza hacia un lado.

Viví unos años locos, iba a los boliches a emborracharme solo para tener la excusa perfecta de terminar enredada en la cama de algún desconocido o de alguna chica que se dejara conquistar, alguien alguna vez me tomó fotografías con su celular, y llegaron las filmaciones eróticas, y pornográficas, no me molestaba, por el contrario, me encantaban.

Empecé a experimentar con selfies, naturales, provocativas y todo se fue dando, llegaron masturbaciones para mis admiradores tras la lente de mi móvil, me sentía putita, me decían putita, y me portaba como putita, que tenía de malo? joven, bonita, y era feliz con ello.

Poco a poco los hombres empezaron a cansarme, tan básicos, tan predecibles, sin saber cómo tratar a una dama para conseguir a una puta, solo pedir fotos de mis tetas, o de mi concha, o de mi culo, o de mi rostro, solo para masturbarse y sacarse esa calentura animal, para después un ‘chau y no me acuerdo’, dejándome caliente y molesta.

Porque seamos honestos, piden una foto, se la das y piden diez, se la das y piden cien, insaciables, molestos, asumiendo que son importantes por lo que tienen entre las piernas, me da gracia, con lo que yo tengo entre las mías puedo conseguir todo de ellos, y soy yo quien tengo el control.

Empecé a jugar con ellos, si me daba la gana los dejaba jugar, si sabían cómo tratarme podía ser la mejor, pero a la mayoría solo hacerlos suplicar de rodillas para darles poco y nada. Me encantaba que se masturben por mis fotos, por mis videos, creo que eso me ponía loquita, las fotos de los hombres sacando sus jugos solo observando lo que yo jamás les daría, impagable.

En cambio, las chicas, podía entenderme mejor con ellas por ser yo también chica, sentir como una chica siente, pensar lo que una chica piensa, sufrir por lo que una chica sufre, llorar por lo que una chica llora.

Claro, había un problema, vivimos en un mundo marcado por la heterosexualidad, y mi rango de acción era muy limitado.

En toda esa vorágine que fueron desde los quince a mis actuales veinticinco años, dejé prematuramente los estudios, después de repetir un par de años decidí dejar esa vida de lado, últimamente solo iba al colegio a buscar chicos, o chicas, o problemas.

Al mismo tiempo me iba metiendo poco a poco en la forma que mis padres se ganaban la vida, ellos tenían un negocio bastante grande de ventas de ropas en general, pantalones, camisas, abrigos, ropa interior por nombrar algunos ejemplos, también había cosas para el hogar, cortinados, toallones, sábanas, repasadores, en fin, ramos generales.

Papá y mamá estaban grandes y había mucho trabajo, además yo no quería vivir de holgazana y también era cierto que me gustaba aprender el oficio y tomar poco a poco contacto con la clientela.

Entre tantos clientes que día a día atendía, Carina captaba mi atención, su historia en verdad venía desde su mamá, quien era clienta desde los primeros tiempos, y al igual que yo, estaba transcurriendo por el inevitable recambio generacional.

Ella se me hacía muy bonita, era delgadita, de pechos muy pequeños, y muy amable en el trato para mi persona. Solía cobrarle y sabía por su número de documento que era apenas mayor que yo, un par de años como mucho.

Como dije antes, el círculo de chicas con chicas es pequeño, así que yo siempre estaba al acecho de alguna oportunidad, y ciertamente los gestos de Carina me dejaban vislumbrar que con ella era posible, su forma de hablar, su forma de mirar, su forma de ser, hasta un roce casual de manos en algún cruce por la tarjeta de crédito, o por un bolígrafo, o por el hecho de compartir una charla al azar. Yo sabía algunas cosas de ella, una, al manejar un negocio, una se va enterando un poco de todo de las vidas de sus clientes habituales, sabía que tenía un noviecito que alguna que otra vez la había acompañado, que vivía a unas cuadras, con su anciana madre, quien estaba postrada en silla de ruedas desde hacía algún tiempo, que estudiaba veterinaria, que le gustaba ver películas con pochoclos y que le gustaban las fiestas, algunas herramientas con las que poder armar mi estrategia.

Una mañana yo estaba ocupada atendiendo a una señora cuando ella entró, papá fue por ella, pero yo lo corté en el camino y le dije que siguiera con la mujer, puesto que yo prefería atender a Carina, papá como siempre, solo esbozó una sonrisa.

Fui con la joven, entonces me dijo que buscaba un conjunto de ropa interior como el que se exhibía en vidriera, sabía que buscaba puesto que yo misma había armado esa vidriera.

Le pegunté que clase de bombacha buscaba, vedetina, culote, tanga, less, puesto que ese modelo solo venía con las clásicas vedetinas.

Carina con un dejo de frustración, me dijo que en verdad ella buscaba less, solo la tomé de la mano como si intención, para decirle que no se preocupara, que algo podríamos armar, ella me miró sorprendida, no esperara que tomara su mano con la mía, pero no dijo nada, tampoco se sintió molesta.

Busqué alternativas en sostenes y tangas less como ella quería, modelos, formas, colores, de todo un poco. Ella miró uno y otro y al fin pareció definirse entre dos opciones y me solicitó pasar al probador para ver como lucían.

Le indiqué el camino, y la vi desaparecer tras el cortinado.

Sabía que era el momento que estaba esperando, miré el entorno, papá estaba lejos aún con la señora y otra mujer que ya estaba esperando, fui decidida, ahora o nunca me dije, avancé y en un abrir y cerrar de ojos me colé con ella en el probador.

Carina se sorprendió sin entender, estaba con sus pequeños pechos desnudos aun luchando con uno de los corpiños, sus ojos se pusieron enormes y me dijo en tono de reclamo

Cintia! que haces aca? estás loca?

Pero yo solo la tranquilicé, noté los nervios en su voz quebrada, pero también el deseo de lo prohibido en su mirada de pecado, porque ya sabía cuándo una chica diría que no, y cuando diría que si

Shhhh! – le indiqué – solo dejate llevar…

Puse mis manos en sus pechos, y casi en un susurro le dije

Que ricos y suaves se sienten!

Me acerqué mirándola a los ojos, apoyé mis labios en los suyos, sentí su respiración agitada, estaba inmóvil, metí mi lengua en su boca y vencí sus defensas, le di un interminable y enorme beso, profundo, con sentimientos, como a mí me gustaba darlos…

No tenía más tiempo, tenía que salir de ahí, mi padre podría sospechar y encontrarnos, y yo ya había tendido la trampa.

Minutos más tarde Carina y yo estábamos separados por el mostrador, ella firmaba el comprobante de la tarjeta mientras yo terminaba de envolver el conjunto, con un dejo de vergüenza me dijo

Cuando cierres el negocio, querés pasar por casa? así te muestro como me queda…

Asentí con una risa profunda, contenta de conseguir lo que quería conseguir, yo sabía dónde vivía, y todo se iba cerrando como yo había imaginado que sucedería.

Ese día se me hizo más largo que de costumbre, pero cerca de las ocho de la noche emprendí camino a mi cita, ella me recibió y no sabía bien que sucedería, su mamá estaba sentada mirando televisión, la saludé por cortesía, pero Carina me dijo que me olvidara, que estaba más y más desconectada de la realidad, vivía postrada sin entender nada de lo que pasaba.

Me tomó por la mano y me condujo sin perder tiempo a su cuarto, y con toda la premura del caso dejó caer sus prendas al suelo para quedarse solo con su ropa interior, con la que había comprado por la mañana y vaya que se veía bonita en un atardecer de primavera. Ella lucía bien, se veía bien, me encantaba como le quedaba.

relato erotico bad girlCarina se sentó en su cama esperando que yo jugara mis cartas, miré el entorno, sobre la ventana había un viejo escritorio de estudios, no sé el motivo, pero se me hizo erótico, más allá de la tradicional cama.

Solo la tomé, la hice sentar sobre él, solté corpiño y luego saqué su tanga que estaba inundada en jugos, noté su vagina totalmente depilada y con un guiño de ojos me dijo casi al oído

Espero te guste, me depilé para vos…

Era mi momento de actuar, empecé a besar su cuello, lentamente solo su cuello, y una de mis manos a refregar su conchita, Carina no pudo evitarlo, en minutos una de sus piernas estaba colgando a un lado, la otra, apoyando el pie sobre el escritorio, más la besaba en el cuello, más acariciaba su pubis, ella más se abría para mí, más bufaba en gemidos contenidos, más se perdía y yo tomaba el absoluto control de la situación, viendo su cabeza vencida hacia atrás, con su entrecejo fruncido por placer, con sus labios captando bocanadas de aire que parecían ser insuficientes para oxigenar su sangre, metía los dedos una y otra vez en su jugoso néctar y me encantaba hacerlo. La sentí venir, aceleré el ritmo y sus espasmos me dejaron saber que lo había conseguido.

Ella entonces me besó profundamente, me confesó que era la primera vez que lo hacía con otra chica pero que yo siempre había sido su fantasía prohibida.

Fui por mi bolso de mano, saqué mi cámara, y mi celular, en adelante quería hacerlo a mi manera, filmar todo para enloquecer a los chicos, ella se opuso, me dijo

Qué estás haciendo? no pensarás grabar… cierto?

Entendí que hablábamos distintos idiomas y que solo no era el momento, así que decidí que no habría más juegos por esa tarde, no intentaría arruinar algo que recién estaba floreciendo.

Pasaron uno, dos, cuatro, seis meses, Carina y yo vivimos fantasías secretas de mujeres donde ella fue parte de mis juegos de fotos, filmaciones y seducción, ella se reía mucho de los hombres y solo había un problema por el cual ella no se animaba a ser parte activa de mis juegos, David, su noviecito.

Es que su relación lésbica conmigo era prohibida, puertas adentro, para el resto, puertas afuera, ella cuidaba su imagen y predicaba lo que las conductas establecidas indicaban, a una mujer le debe gustar un hombre.

Así que tomé nuevamente la posta, si quería tenerla completa, de cuerpo y alma, debía arrancarla de al lado de ese microbio que la abstraía.

Obviamente David y yo nos conocíamos, para él era la nueva amiga de su novia y solo quería jugar con él, en complicidad con Carina, lo metí en mi círculo privado de fotos y videos, no me costó calentarle la cabeza y hacer lo que deseaba hacer, tenerlo de rodillas, como un fiel perro dispuesto a acatar mis órdenes.

Ella, era parte de todo, no hacía nada a sus espaldas, solo le hacía ver lo que él me escribía, como quería cogerme, como rogaba por mis fotos y por supuesto, como me decía que era la número uno. Carina no lo tomaba a mal, por el contrario, David empezaba a ser parte de su pasado y nos reíamos a escondidas de su calentura masculina, tan básica, tan despreciable.

Trazamos un plan, antes de sacarlo de nuestras vidas solo decidimos divertirnos un poco.

Cuando esa tarde nos encontramos los tres en casa de Carina, David estaba convencido de que haríamos un trío, es que hacía tiempo le veníamos llenando la cabeza y ya había recibido alguna que otra foto insinuante de nosotras dos, pero lo que sucedía en su cabeza, eso corría solo por su cuenta.

Fuimos al cuarto, le dije a él que solo nos filmara, o nos fotografiara, mientras nosotras jugábamos para él, Carina en ese momento no lo sabía, pero en mi loca cabecita rondaba la idea de hacer públicas esas fotos, fui por detrás apoyé mi pecho en su espalda, olí su perfume, besé su cuello, ella ladeó la cabeza, cerró los ojos y se dejó llevar, él era un espectador de lujo, seguí besándola lentamente, bajando por su espalda, soltando sus ropas, dejándolas caer al piso, desnudé sus pequeños pechos y llené mis manos con ellos, sin dejar de besarla, bajando por su espalda, apreté sus pezones entre mis dedos, sentí sus jadeos contenidos, fui bajando lentamente, ella misma dejó caer su pollera, colé los dedos bajo la delicada tanga, se contrajo por instinto al sentirme avanzar más rápido de lo esperado, es que yo estaba jugando mi partida y solo movía fichas.

Miré a David por sobre el hombro de Carina, estaba petrificado, boquiabierto, estúpido, tal cual había imaginado, tan predecible…

Fui por delante e hice que ella se recostara, terminé por sacar su ropa interior que estaba impregnada en jugos y se la tiré a él para que la disfrutara, Carina suspiró profundo y se abrió como una flor de primavera para mí, sus jugos habían empapado toda su vulva, hasta su esfínter, delicioso, pasé la lengua lentamente para sentir su sabor, ella se contrajo nuevamente, tratando de evitar lo inevitable, me sentía humedecerme y noté que las cosas empezaban a salirse de control, es que su conchita estaba demasiado sabrosa.

Empecé a chupársela con muchas ganas, cerré los ojos y solo besé sus labios, su clítoris, metí la lengua en su lugarcito húmedo, también en el culito, ella se dejaba hacer y solo recibía gemidos de placer, me olvidé de todo.

Recibí en mi hombro la mano de David trayéndome a la realidad, es que él estaba afuera y quería participar, cerca de mi rostro estaba su verga dura, se había desnudado y ya no podía soportarlo más.

Retomé el control de la situación, le dije que aún no, este momento era solo para nosotras, y no quería que él se entrometiera.

Levante mi pollera a la cintura, recuerdo que tenía una tanga roja, muy sexi y el recibió el primer plano de mis nalgas, estaba tan mojada…

Volví sobre Carina, abrí sus piernas y crucé las mías, solo empecé a refregar mi conchita con la suya, muy rico, estábamos muy mojadas y solo la delgada tela de mi tanga se interponía para evitar el contacto directo de nuestros sexos, lo disfruté mucho puesto que sentía como nuestros jugos calientes se iban mezclando y como rápidamente toda la tela de mi ropa interior se impregnaba con placer, mi vista recibía el rostro desencajado y perdido de mi dulce Carina, a mis oídos llegaban sus gemidos de perra que se enlazaban con los que yo no podía contener, mi nariz se inundaba con el exquisito y nauseabundo aroma de nuestras conchas calientes fundidas en una, no pude retenerlo, gritamos llegando a un orgasmo compartido, tan grande como perfecto.

David seguía a un lado, a punto de acabar, aun sin poder creer lo que terminaba de ver, era su turno, pero no como él lo hubiera querido, o imaginado, el ya no tocaría a mi mujer, y solo haría lo que yo quería hacer.

Le pasé el celular a Carina, le dije que era su turno de filmar y tomar fotos, fui por él y él estaba rendido a mis pies, me llevó sobre la pared hasta que mi espalda se apoyó en ella, el me besaba, me rompió la camisa me sacó a la fuerza el sostén, solo para comerme las tetas en forma muy grosera y poco sutil, al punto de incomodarme.

Solo lo detuve, jugando con su verga entre mis manos, le pregunté si le gustaba lo que estaba sucediendo

Te gusta David? te gusta lo que ves?
Si bebe… me volves loco con las fotos, con lo puta que sos, quiero cogerte…
Si papi? y tu novia? te está mirando…
Si, bueno… a las dos me quiero coger…

David era tan básico y estaba tan cegado de calentura que no me costaba en absoluto hacerlo quedar mal delante de Carina, de todas formas, su suerte ya estaba echada de ante mano.

Si algo estaba claro para mí era que ese chico jamás pondría su verga entre mis piernas, así que tomé la iniciativa, lo aparté un poco de mi lado y le dije

Quiero ver cómo te masturbas para mí…

El empezó a hacerlo con ganas, yo bajé la tanga hasta mis rodillas, estaba toda mojada, empecé a tocar mi clítoris mientras él se llenaba la vista con lo que yo hacía

Te gusta papi? te gusta mi conchita toda depilada? te gusta lo putita que soy bebe?

David estaba el borde del knockout, lo sentí venir, entonces yo tomé su pija y terminé de hacerlo con mi mano, acerqué su glande a mi tanga y lo dejé venir, con cuidado, apuntando sus chorros de semen en mi ropa interior, tratando de tener todo bajo control.

El parecía extenuado, y yo empecé a reírme por dentro, mi tanga estaba llena de semen caliente, traté de contener todo, miré a Carina en una forma muy puta, quien incrédula seguía filmando todo, levanté con cuidado mi tanga hasta sentir todo ese líquido blanco, denso y viscoso, aun caliente, pegándose por toda mi conchita, era un asco, y me encantaba.

Bajé mi pollera, como si nada hubiera ocurrido y fui pícaramente a sentarme al lado de mi chica, el juego había terminado.

Había jugado mi última carta, pero no estaba preparada para lo que seguiría, porque yo siempre había tenido el control y en unos minutos, ella me pondría contra las cuerdas.

Carina me besó dulcemente, y me dejó en claro que las cosas aun no terminaban, solo me desnudó y fue su turno de darme sexo oral, era raro puesto que nunca lo había hecho, era yo quien siempre le chupaba la conchita a ella, pero esta vez, mierda, siempre lo había deseado, pero nunca me había atrevido a pedírselo, y se sintió super, ella limpiaba el semen de David con esmero en una forma muy rica, y yo me dejaba limpiar.

Seguimos un rato más en juegos de mujeres donde un hombre no era bienvenido y David fue decorado de cartón.

Habría un antes y después de ese día, muchas cosas cambiarían, pude mostrarle a Carina lo que era David, uno más del montón, otro tipo de pija caliente, tan básico y patético que solo buscaba meterla en cuanto agujero fuera posible.

Y ella pudo ser mía, completa, libre, cómplice de mis fotos, de mis videos, me la había ganado.

Mi vida siguió adelante a su lado, en esos momentos pensé que todo sería perfecto entre nosotras, pero no siempre las cosas son como una las imagina.

Resultó que Carina nunca pudo asumir su lado lésbico, dentro de un cuarto era perfecta, una terrible hembra conmigo, pero fuera, ante terceros ella siempre me trataba de amiga, y no parecía dispuesta a blanquear la situación, incluso percibí como muchas veces se avergonzaba por lo que sucedía.

Por mi lado, la monogamia no me sentaba bien, y conforme la situación con ella se deterioraba fui buscando otros horizontes. Intentamos corregir los desvíos, pero inevitablemente llegaríamos a una ruptura plagadas de infidelidades y locuras.

La última noche junto a Carina daría para contar otra historia, ella era mi amor saliente y Alejandra ya era la próxima en la lista, terminamos las tres borrachas haciendo un trío lésbico a orillas del mar…

Solo la dejé partir, aún vive con su anciana madre, ya no viene por el negocio como antes, solo la cruzo por casualidad en la calle, cuando paso de la mano junto a Alejandra.

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título BAD GIRL a ‘dulces.placeres@live.com’


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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