Hola soy Raulnovato y me he animado a enviar esta historia porno para todos los integrantes de esposasymaridos. Esto lo llevo guardado hace mucho tiempo.
Vivo en Santiago de Chile y tengo una esposa conservadora, es un poco gordita, tenemos 3 hijos ya grandecitos, por lo tanto hemos tenido mas tiempo para nosotros.
Un día se me ocurrió comprar un aceite en un sexshop y habían vibradores de todo tipo y me atreví a comprar uno, elegí uno mas grande que mi pene, pues una de las cosas que me calienta mas es ver a mi esposa gozando y gimiendo.
Estando en casa los dos sólos saqué el aceite y comenzé a darle un masaje. Ella preguntó de donde había sacado aquel aceite. Le confesé que había entrado a un sexshop y lo había comprado para sorprenderla.
Le unté aceite en la espalda y rápidamente llegue a sus nalgas. Estando ahí tocaba suavemente sus labios sin introducir ningún dedo. Pero cuando levantaba sus nalgas con mis dos manos podía ver perfectamente sus dos agujeros.
Su vagina se abría dejando caer sus jugos en las sábanas. Como ya sabía que estaba caliente le confesé que había comprado algo más.
Yo estaba muy nervioso pues no sabía cómo iba a reaccionar. Como ya había contado ella es muy conservadora, sólo con los años he podido deshinibirla un poco… sin mas le dije: compré un vibrador.
Ella se volteó y me dijo por que compraste eso!. No me gustan esas cosas!
Quedé en silencio, me sentía mal y ella se dio cuenta… luego bajó el tono y volvió a preguntar por qué había comprado eso.
Le dije que me gustaba mucho verla gozar y quería jugar con ella. Y le dije sino con quien puedo disfrutar… bajó la mirada, pensó y luego dijo tienes razón no quiero que busques a otra.
Ya sigue con el masaje me dijo ella.
Seguí… luego de unos minutos le pregunté… Y lo vamos a ocupar:
No, dijo ella. Me da miedo. eso lo ocupan las putas y se rió.
Tomé unas cobartas mías y le dije, te voy a amarrar para que no te arranques… ya en otras ocasiones la había atado a la cama.
Huuu dijo ella entre risas. Entonces procedi a amarrarla a las cuatro puntas de la cama, con su espalda y trasero a mi dispocision… me aseguré de que no se pudiera soltar.
Luego fui a buscar el vibrador…
Cuando lo vio ella volvió a decir, eso lo ocupan las putas y se rió.
Entonces le dije, vas a convertirte en una puta esta noche. Y le pegué una nalgada.
Abri sus nalgas un poco y estaba goteando.
Mira como estás. le dije, y le metí la punta del vibrador, gimio levemente. Eres una puta caliente. Le susurro al oido.
Siiii dijo ella, continúe diciendo, vas a tener un gran miembro penetrandote y le introduje 3 centímetros y luego lo saqué para dejar sólo la punta en la entrada de su vagina, que estaba completamente abierta y chorreando. En ese momento quiso recapacitar como la mujer recatada y me dijo:
Me da vergüenza… Le respondí, yo soy tu esposo no tengas miedo amor. Después de dos segundos le dije, así que prepárate perra que vas a ser penetrada como siempre has soñado.
Sólo escuche siiiiii…
Y le metí hasta la mitad del vibrador de 19 cms. Gimió y quería arrancar pero como estaba amarrada no podia hacer nada. Empecé a sacar y a meter, sólo hasta la mitad.
Sus piernas empezaron a temblar. Y tubo un orgasmo, yo rasguñaba su espalda ella seguía con sus temblores, cuando su respiración estuvo mas calmada continúe penetrandola nuevamente lento, sólo escuché aaaaahh.
Mientras acariciaba su espalda y metia mas adentro el vibrador, con cada arremetida levantaba su cola para recibir ese gran vibrador. Comenzó nuevamente a agitarse…
Mi mano que acariciaba su espalda bajó hasta sus nalgas y mis dedos comenzaron a urgar su ano. Con la llema de un dedo en su ano y con el vibrador ya metido hasta el tope comenzó a gemir y a retorcerse.
Quería escapar pero la había amarrado muy bien, sólo había metido la yema de un dedo en su ano y gritaba de placer. Sus espasmos eran como un exorcismo, gemía y se retorcía, continúe penetrandola, tiritaba de placer.
Recuerdo que su culo se apretó, mi dedo sintió esas contracciones. Su segundo orgasmo era mas poderoso que el primero. Después de unos minutos de contracciones saqué el juguete y mis dedos de sus agujeros, y comencé a besar su espalda, con cada mordisco volvía a tener pequeños tiritones.
Luego comenzaría a desahogarme yo, pero eso lo contaré otro día.
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