Relato porno de un tipo afortunado en un trio con mi esposa Julia

Mi nombre es Agustín, me encamino a los treinta años, un tanto privilegiado por la naturaleza, alto, de contextura delgada, por suerte porque me da demasiada fiaca ir a un gimnasio.

Me gano la vida como mecánico de autos, oficio que heredé de mi padre, con quien comparto taller, y si bien él fue quien armó todo en sus días, hoy está un poco de lado, iniciando su camino al retiro, dándome alas para que yo haga mi propio camino.

Además, papá es de esos mecánicos a la antigua, la de los carburadores, distribuidores, donde todo era experiencia y sapiencia

Pero papá un poco se quedó en el tiempo, en esos días donde no existía la inyección electrónica y poco a poco su radio de acción se fue limitando

Y yo soy la nueva generación, banco electrónico, enchufar computadoras en la centralita, doble válvulas por cilindros, en resumen, mi papá odia la electrónica en lo autos, y uno odia lo que no entiende, así que yo solo me río de sus actitudes y obviamente me ve como al futuro, como el tren que pasó y el no supo o no quiso subirse nunca.

Y a pesar de ser un poco ‘el cerebrito’, no quiere decir que yo sea un doctor de traje blanco, no, me toca ensuciarme, siempre mi overol azul luce manchas oscuras y grasientas, mis manos agrietadas huelen a nafta y mis uñas son un reservorio de mugre, pero no me quejo, hago lo que me gusta hacer.

Julia, mi mujer, parece ser de otra especie, y nadie diría que seamos tan compatibles. La conocí en su trabajo, ese domingo había ido al cine con un par de amigos, al shopping, y como es habitual, haciendo tiempo para la función pegamos una recorrida entrando en uno y en otro negocio al azar.

Pasamos por una casa de deportes muy conocida, y me abstraje viendo unas zapatillas que no necesitaba, pero como no tenía nada mejor que hacer, tomé un par al azar de exhibidor, y fue cuando sentí su voz, preguntándome dulcemente si podía ayudarme, volteé y quedé boquiabierto ante tanta inocente belleza, ella lo notó, porque no contestaba, por como la miraba, fue demasiado evidente, y largó una risa poco prudente que no pudo contener.
Me sentí un tonto sorprendido, le dije lo primero que se cruzó en mi cabeza, ‘que no, que gracias que todo estaba bien’, y solo seguimos nuestro camino.

Ya durante la función, mientras miraba la película, mis pensamientos estaban en otra parte, si, ella era empleada perfecta y lucía impecable, de punta en blanco, con el cabello recogido a la perfección, con el rostro pintado a la perfección, con la camisa enmarcada a la perfección, con la pollera dibujando sus caderas a la perfección y con unos zapatos tacos altos pintados a la perfección, si, en ella todo estaba bien, y era todo lo que debía estar bien.

No pude dejar de pensar en ella, así que al día siguiente volví al shopping por unas zapatillas que no necesitaba, y si bien no fue fácil, con el tiempo terminé saliéndome con la mía.

En poco tiempo formamos pareja, dos mundos totalmente contrarios, el mecánico lleno de grasa y la chica perfecta del shopping.

Porque Julia no solo se viste bien, Julia se ve bien, es preciosa a la vista, y es evidente como la miran los hombres, no soy tonto, ella es de estatura media, de piel blanca que hace contraste con sus oscuros cabellos, un rostro muy bonito y simpático, con un cuerpo armónico, con sus tetitas duras y puntiagudas como limones, una cintura escueta y entallada, y lo mejor, un muy buen culo de esos que muchos voltean al pasar, esos que cualquier pollera, cualquier pantalón le calza bien.

Y probamos convivencia, con nuestros mundos diferentes, y solo nos complementamos

En la cama éramos dinamita y descubrí en mi amor una mujer muy caliente, explosiva y una sexualidad desinhibida, abierta.

Y nos subimos al barco de las fantasías, éramos muy frontales en nuestros deseos y en algún momento le dije que tenía la idea de verla coger con otro, ella solo se rio en ese momento y la verdad mucho no quería saber del tema.

Pero siempre esa idea quedó flotando en el ambiente.

La fui llevando a ese sitio, hablaba del tema, mirábamos mucho porno, en especial del tipo ‘hombre mujer hombre’ y generalmente cundo hacíamos el amor, mientras la cogía le metía uno o dos dedos en su boca para ensalivarlos y le susurraba al oído que imaginara que estaba chupando otra verga, y efectivamente la sentía usar su lengua como si de eso se tratara.

Luego, ya ensalivados, solía metérselos por el culo, simulando una doble penetración, y no hacía falta que sus palabras me contaran nada, su cuerpo, su respiración, sus gemidos y sus uñas clavadas en mi piel me dijeran todo lo que necesitaba saber.

Poco a poco el frío que ella había puesto a la propuesta se fue derritiendo, y el calor de un posible trío se hizo presente en el seno de nuestra relación. El siguiente paso, fue buscar ese tercero, no era cuestión de meter al primero que se cruzara en el camino en nuestra cama, había de por medio una búsqueda de compatibilidad, de atracción, de deseo, y eso debía ser mutuo para que todo funcionara

Empezamos a dar vueltas por la red, en distintas páginas, por aquí por ahí, y todos los caminos se alinearon para conocer a Facundo

Empezamos a escribirnos primero, a intercambiar ideas, pensamientos, le deje en claro que esto era por sobre todo una relación de respeto entre los tres, y que podría hacer con Julia todo lo que ella quisiera hacer, ella ponía los límites, era mi mujer, no era una puta.

Todo fue bien con Facundo, como por ejemplo saber que tenía una verga de más de veinte centímetros, y si bien es cierto que yo tengo lo mío, teníamos alguna intención mutua con mi esposa de que el tercero tuviera una enorme herramienta, por un poco de morbo digamos.

De los escritos pasamos a una videollamada para conocernos mejor, eran solo las primeras palabras, Julia estaba sentada a mi lado y lo veíamos a él por la pantalla, hubo química, fue notorio, y conforme pasaron los minutos fuimos entrando más en confianza y la conversación se tornó caliente, y en algún momento él le pidió que le mostrara las tetas, Julia dejó el top y el sostén de lado y sus limones puntiagudos quedaron expuestos, todo se hizo previsible, mi mujer pidió verle el miembro y Facundo se desnudó por completo, los ojos de mi amada se hicieron enormes al ver lo que portaba este muchacho, me agarró la verga a mí y empezó a sobármela por lo que también opté por desnudarme, ella ensalivaba sus pezones y se los acariciaba con la yema de los dedos, y a esa altura la situación era imparable.

Julia se incorporó para sacarse también la pollera y la tanga, su conchita apretadita y jugosa quedó frente a la cámara, Facundo le dijo que le mostrara el culo, quería masturbarse con su culo y así siguieron las palabras calientes de deseos mutuos, ella se abrió sobre el sillón mostrándole como se metía los dedos en su concha, y largó jadeos de deseos cuando vio que ambos hombres, el que estaba a su lado y el que estaba al otro lado de la pantalla se acababan por su culpa.

Fue loco, los tres habíamos tenido sendos orgasmos virtuales, cuando terminamos, cortamos la conexión, ella se incorporó y pasó desnuda delante mío, meneando las caderas, y me dijo que iba a tomar una ducha.

No lo dudé, fui tras sus pasos y me colé con ella bajo el agua y los ricos vapores, la tomé por detrás y refregué mi pija dura por todas sus nalgas, pasé las manos por delante para acariciar sus pechos, ella giró su cabeza para buscar con sus labios los míos, el agua se deslizaba entre nuestros cuerpos de una forma muy sexual.

La llevé un paso hacia delante para que se apolara contra los cerámicos de la pared, sacó culo para recibirme, me acomodé y se la metí por completo, y se la saqué y de la volví a meter, con rudeza, como si fuera un puñal entrando una y otra vez en sus carnes.

Fue ese sexo caliente, rápido, explosivo, Julia me incitaba con palabras, me decía lo que yo quería escuchar, sobre el trío, el deseo de otra verga, y lo puta que la ponía la idea, me vine en su interior, deseaba hacerlo.

Pasada la tempestad, algo estaba claro, teníamos que hacerlo.

Volvimos a ponernos en contacto en poco tiempo, sin vueltas, sin rodeos, directo a la acción. Convenimos encontrarnos en un hotel alojamiento y solo me aseguré por última vez de que Julia estuviera de acuerdo con el paso que íbamos a dar

Esa tarde mi chica luciría hermosa, ya me había mostrado un conjunto de encaje a estrenar que había comprado para la ocasión, esos que mezclan encajes con transparencias con bordados en hilos plateados, con tiras ajustables y tamaños impúdicamente diminutos que solo logran realzar la perfección de las formas femeninas, esos que tanto nos gustan a los hombres, igual, no me dejó que viera como le quedaba puesto, fue muy perra y no dudó en provocarme, diciendo que no lo había comprado para mí, sino para el que pronto sería su amante.

Se puso unos aros discretos, una cruz de lado izquierdo y una argolla del lado derecho, maquilló su rostro, delineando los ojos en el mismo negro de sus húmedos cabellos, y los labios pintados a rojo fuego y su pircing característico atravesando a un lado su nariz

Hacía calor, optó por una remera muy llamativa y moderna y un pantalón clásico que como dije, que se adhería por demás en su cuerpo, marcándole esa cola perfecta que carga.

Era como pintado a mano, me encantaba como le quedaba y más me encantaba imaginarla subida a la moto, ceñida a mí por detrás, abrazándome al abdomen, luciendo sus piernas preciosas a quien quisiera verla, marcándole esa cola enorme con la tanga enterrada en ella, esa imagen que yo nunca podía ver pero que podía imaginarla.

Se puso unas botitas cortitas, perfume, una mirada ante el espejo, un último repaso, sus cosas de mano y me regaló una hermosa sonrisa antes de ponernos los cascos.

Y partimos, en nuestro corcel de acero, a toda velocidad, con el viento atravesando nuestros cuerpos y la adrenalina de lo que teníamos por delante, con el ruido ensordecedor de los escapes y con ella por detrás, sosteniéndose muy fuerte, como tantas veces lo había hecho, solo que ahora se sentía especial.

Llegamos antes de lo acordado, pero fue evidente que Facundo estaba tan o más apurado que nosotros, él nos esperaba recostado contra una pared donde los rayos del sol no podían tocarlo.

Nos presentamos cara a cara por primera vez, Nos dimos la mano como caballeros y ellos se besaron mejilla contra mejilla, no había mucha más que hacer, solo entrar al hotel alojamiento

Y solo se dio, en un abrir y cerrar de ojos, estábamos los tres dentro de una habitación para hacer realidad un sueño

Les dejé tomar la delantera, porque primero quería ver, quería ver a mi mujer en manos de un extraño, ellos empezaron besándose muy profundo, muy caliente, se refregaban entre si sus cuerpos, con sus manos entrelazadas recorriéndose mutuamente por encima de las prendas, manoseándose, él le agarraba el culo y le besaba el cuello, y ella le acariciaba la pija rozándosela por encima de las ropas, y a mí me encantaba lo que veía, sentía ya mi verga dura y deseos de tocarme, lo que mis ojos veían era mejor de lo que había imaginado, me latía el corazón con fuerzas.

relato trio con mi esposaEl le sacó la remera, luego el pantalón, pude ver la perfección de ese conjunto de ropa interior, lo bien que le quedaba, lo sexi que la hacía lucir, pero fueron apenas segundos, Facundo, caliente, como un predador no perdía tiempo y no reparaba en detalles, la terminó de desudar por completo y empezó a jugar con ella, él le tocaba las tetas, la concha, le apretaba las nalgas con ganas, la llenaba de esas caricias íntimas a las que una mujer sucumbe al verse desbordada, la besaba, no dejaba de besarla y mi Julia poco a poco se deshacía en sus brazos, mientras yo estaba en la primera file del cine, observando esa película condicionada hecha a mi medida.

Fue su turno de desnudarlo, y al fin tuvo esa enorme pija entre sus dedos, empezó a pajearlo con ganas, usando sus manos, con sus ojos fijos en los de Facundo, observando cada tanto sus reacciones, y estirándose en puntas de pies para besarlo profundamente, sin detener el trabajo que hacía con las manos

Fueron sobre la cama, Julia se la empezó a chupar muy rico, muy puta, un poco de penetración profunda, un poco de ensalivarle el glande, concentrada, perdida, alternando movimientos, y noté que ella pareció olvidarse de mí, como que en ese momento estaba solo ella con esa pija dura y eso me encantó, porque yo no deseaba una actuación para mí, no, yo quería verla gozar como perra con otro, y estaba funcionando

Facundo entonces empezó a chuparle también la concha y el culo, parecía tener una marcada obsesión con el culo de mi mujer, y ella comenzó a gemir y retorcerse, conocía demasiado bien a mi chica y adivinaba cuanto estaba gozando con ese sexo oral y esos besos en el esfínter que él le daba

Todo se fue dando, Facundo se subió encima de ella y empezó a cogérsela, al principio ella pareció no disfrutarlo, es que la tenía muy grande y le hacía doler, pero conforme las cosas se acomodaron empezó a gemir como una perra caliente.

Yo estaba loco, fuera de mí, con la verga dura, viendo eso, no podía con mi excitación, me masturbaba como un novato principiante.

Y solo empezaron a probar todas las posiciones imaginables, ella arriba, en cuatro, sentados, enfrentados, cucharita y encima ella gritaba como una puta, como nunca había gritado, como no sabía que podía gritar, él le metía las manos por todos lados mientras se la cogía, le comía las tetas, le metía los dedos en la boca, y la cogía y cogía sin parar, ella le decía que le encantaba, que se lo hiciera más y más fuerte, que no parara, y solo me calentaba más y más

No pude más, había llegado el momento de jugar de a tres y me uní a ellos, Facundo se la seguía cogiendo, fui por delante, Julia empezó a chupármela con muchas ganas, muy rico, luego cambiamos, se la chupaba a él mientras me la cogía yo, cambiamos otra vez, ella se arrodilló y él empezó a cogerla mientras me hacía la paja a mí, y volvimos a cambiar, y Julia se entregaba y se perdía más y más en cada minuto que pasábamos juntos.

Ella se puso en cuatro y me la chupaba muy rico, Facundo la cogía tomándola por las nalgas y ella gemía en cada embate, de pronto veo que le escupe en el culito, y empezó a jugar en él, sin dejar de cogerla le acaricia el esfínter en círculos con un dedo, un poco más, un poco más, empieza a jugar ahí, insistente, hasta que le cuela la puntita de un dedo, ella gime, se lo saca, y vuelve a meterlo un poquito más adentro y vuelve a sacárselo, Julia inconscientemente, se aferra a mi verga con fuerza y me la aprieta demasiado, sé que le gusta, es evidente, entonces ella gira apenas su cabeza para observarlo y le dice si quiere que le entregue el culo, si realmente quería su culo, y a mí me excita sobremanera ser testigo de esa seducción, Facundo entonces se la apoya en la puertita y ella vuelve a ponerse mi pija en su boca, bien profundo, entonces ya solo le grita a modo de exigencia, ‘que le rompiera el orto, que ya no aguantaba más’.

Mientras él se la daba por el culo con ganas, ella seguía chupándomela, estaba perdida, me chupaba las bolas, incluso me enterró una de sus falanges en mi propio culo, cambiamos, ella en cuatro, y fue mi turno de cogerla otra vez, a mi amada mujercita, Facundo se cuela entre ambos, por su espalda, le pasa las manos hacia adelante y le soba las tetas, intenta volver a dársela por el culo buscando una doble penetración, ella lo desea, yo lo deseo, y parece que todo funcionara como una perfecta máquina, pero no funciona, Julia no está preparada para comerse dos vergas al mismo tiempo, era demasiado para sus dos agujeros y desistimos, él le acaricia con su verga dura las nalgas, de un lado a otro, está perdido con el culo de mi mujer

Seguimos cogiendo como tres animales y perdí la noción de cuantas cosas improvisamos y cuantas veces pasamos por todos sus agujeros

En algún momento ya no pudimos más, yo la cogía mientras ella se la chupaba, Facundo se vino primero, lo hizo con fuerza, dejándoles blancas las tetas, llenas de semen, incluso noté que le había manchado el rostro, yo me vine por detrás, sobre sus glúteos, sobre su espalda.

Nos quedamos exhaustos, mirándonos aun incrédulos, Julia jugaba con el semen del amante, acariciando sus senos y sus pezones con sus dedos, llevando los mismos embardunados en leche a su boca, chupándolos con muchas ganas, sabiendo lo que provocaba en nosotros dos en ese momento

Pero había llegado el momento de separarnos, nos saludamos, quedamos como amigos y solo cada quien siguió su camino

Alguna que otra vez volvimos a hablar con Facundo con la idea de repetir la experiencia, pero por un motivo u otro no se dio, además, como en las películas, las segundas partes no suelen ser buenas, así que solo nos quedamos con los mejores recuerdos de esa tarde.

Julia y yo seguimos enamorados, felices, y fue solo cumplir una fantasía, la pasamos bien, y hoy por hoy, no creo que volvamos a repetirla

Muchas veces, cuando termina mi trabajo, me ducho, me saco la grasa de encima y me hago una llegada hasta el shopping, para esperar que ella termine su jornada, así después damos una vuelta por el patio de comidas del lugar.

En esos momentos, solo la observo en silencio, con su ropa entallada, con la perfección de sus caderas, con su sonrisa enamorada, y asumo que nadie imaginaría que ese rostro inocente de ángel hubiera sido un demonio en la cama. Me siento un tipo afortunado, tengo una hermosa mujer, una puta en la cama.

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título UN TIPO AFORTUNADO a dulces.placeres@live.com


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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