Relato porno de como me convertí en una perra – Experiencia gay

Todo empezó como un simple juego, a pesar de mis años, de mi familia, de mi esposa, de mis hijos, de ser ante todo un tipo heterosexual, en verdad, siempre había reprimido ese lado homosexual que un poco más, un poco menos, todos llevamos dentro.

Y con el pasar de los años, noté que mi vida sexual junto a mi mujer iba poco a poco en franca decadencia, un poco por costumbre, otro poco porque ya habíamos experimentado todo, otro poco porque ya nos conocíamos demasiado, y a pesar de ser muy feliz junto a ella, llegó el momento en que me faltaba algo.

Así empecé a escondidas a navegar por internet, me interesé en relatos eróticos, vivencias, fantasías, páginas, y descubrí en la web un mundo nuevo, gente que solo buscaba pasar un buen momento, excitarse, jugar, y algunos mas por que no, una charla via skype, y hasta algún encuentro real si se daba la situación.

Un día empecé a jugar por el chat, siempre buscando chicas, o alguna pareja dispuesta, pero siempre terminaba frustrado, muchas mentiras, perfiles falsos, y llegué a la conclusión de que en general, el mundo porno era una pasión de los hombres, había muy pocas mujeres interesadas, y si las había, era solo para cambiar palabras.

Así fue que poco a poco mis charlas se hacían con otros hombres, y hablábamos de mujeres, la mía, la suya, situaciones, juegos imaginarios y era solo pasar el rato donde muchas veces llegaba a profundas erecciones.

Por otro lado, a solas, fantaseaba mucho con vergas enormes, me excitaba ver videos, en especial cuando escupían mucho semen, eso hacía que no pudiera evitar una erección hasta llegar a la masturbación para calmar mi fuego interno.

Las chicas transexuales eran mi perdición, pero siempre a escondidas, sin que nadie lo imaginara, y descubrí que prefería ver pornografía travesti a la tradicional de mujeres. Y las conchas me encantaban, pero las pijas representaban interrogantes sin resolver.

Así fue como un día le escribí a un tal Rogelio, aunque en ese momento no sabía su nombre, solo su nick, ‘Avenger’ y por el único y real motivo que me animé a hacerlo fue por su avatar, una verga monstruosa que apenas entraba en cuadro, que asumí que sería bajada de la web, como dije, en esos sitios, todos mienten así que porqué debería ser el la excepción.

Empecé con un ‘hola’, y las palabras ya no se detendrían, solo hablábamos de nuestras esposas, cambiamos alguna que otras fotos, por cierto, todo muy de hombrecitos. Y recuerdo que fue el quien dió el primer paso, me escribió algo como ‘que linda se ve tu verga’ – en mi perfil también tenía una foto de mi sexo – a lo cual reí, y eso abrió las puertas a lo que seguiría entre nosotros.

Fue mi oportunidad para preguntar por su avatar, realmente me daba curiosidad y de ser cierto, me doblaba en tamaño, no podía quitarle los ojos de encima, fui honesto, le dije que ‘él si que tenía una verga hermosa’ y poco a poco, nos encontramos hablando solo de pijas, y nos olvidamos de nuestras mujeres.

Pasaron los días, Rogelio y yo nos escribíamos mucho, y yo sentía que mi verga se paraba con el solo efecto de sus palabras, de sus fotos, porque yo le pedía a diario fotos de su hermosa verga, aunque él también pedía de la mía, y empecé a masturbarme imaginando cosas, y todo se fue acomodando, poco a poco, él me contó que su primera experiencia sexual había sido muy de jovencito, con un chico mayor, y había jugado de activo y de pasivo. Fue muy excitante para mi leer sus palabras, yo nunca había estado con otro chico.

Puede decirse que en esos tiempos nació una amistad por web, sabíamos que jamas nos cruzaríamos en la vida real puesto que estábamos en países demasiados distantes, fantaseábamos demasiado y llegó el momento en que estaba demasiado expectante de lo que Rogelio me escribiera.

Sexualmente mi esposa había pasado a segundo plano, y como se fueron dando las cosas pronto quedó claro que el tomaría una posición dominante, sería su perra, como el decía y yo sería su fiel mascota, pasiva, dispuesta a hacer todo lo que quisiera, y me excitaba complacerlo, hacer que el se masturbe, y yo necesitaba de alguien que me diera instrucciones, era como que psicológicamente ponía sobre sus hombros el peso de mi parte homosexual no asumida.

Rogelio sabía que yo me depilaba, mi foto del avatar así lo evidenciaba, pero entonces me preguntó si me depilaba la cola, me dio gracia, nunca lo había hecho pero si era su primera orden debería hacerlo.

Así, una tarde, bajo la ducha empecé a rasurar pacientemente mi culito, fue incómodo, un trabajo a ciegas guiándome solo por el tacto, y fue tan caliente que en todo momento tuve la pija dura como piedra.

Me masturbé de solo imaginar la situación, no pude evitarlo.

Poco tiempo después viajaron por la web mis primeras fotos con mi culito todo depilado para él, aclaro que teníamos un pacto de nada de rostros ni situaciones que pudieran comprometernos, ambos teníamos familia y teníamos que tratar el tema con cuidadoso tacto.

Me gané algunas fotos, ese era mi premio, si yo era una puta obediente el me pasaría fotos de su hermosa verga, solo para mi.

Relato porno de como me convertí en una perra - Experiencia gayCon Rogelio le poníamos mucho morbo a nuestras charlas, eran calientes, me gustaba imaginar situaciones, en especial me hubiera encantado chuparle la pija, era una fantasía muy recurrente, poder saborearla, incluso intentar meterla profundo en mi garganta, y algo en especial que me quitaba el sueño, una imagen que siempre rondaba en mi cabeza, era que el me apretara bien fuerte y me acabara todo en la boca, sentir el sabor de sus semen y que me obligara a tragarlo, a veces luego de masturbarme bebía mi propia leche pensando que era la suya.

Rogelio me dijo entonces que quería avanzar, yo iba a ser su puta, y era excitante el juego. Llamó mi atención que el preguntara nuevamente por mi mujer, recordó las fotos que alguna vez yo le había mandado y empezó a salir a luz temas de lencería, ropas femeninas, y empezó a deslizar la posibilidad de verme vestido de mujercita.

A todo esto mi vida paralela seguía sin cruzarse con mi aventura con Rogelio, mi esposa, mis hijos, mi empleo, todo era como siempre había sido, pero las cosas cambiaban tan rápido que yo ni podía darme cuenta.

Necesité tomarme un tiempo para meditar y replantearme muchas cosas, que quería hacer de mi vida, sin dudas lo que había empezado como un inocente juego de pronto se había transformado en el motor de mi vida, era complicado entenderlo, pero esa situación estaba sacando de mi interior años de represión.

No podía seguir con esa doble vida, una niña en secreto, el macho jefe de familia por otro, además mi mujer no lo merecía, ella era demasiado buena y me remordía la conciencia cada vez que hacía cosas a sus espaldas.

Nunca le di los reales motivos, tal vez ella lo adivinó en algún momento, pero necesitaba espacio, y emprendimos una separación temporaria que luego terminaría siendo definitiva.

Alquilé un pequeño departamento, bastante económico, tercer piso por escaleras, lo justo y necesario. Ya con mi nuevo rol asumido y definido, solo me quedaba una cosa por delante, complacer a Rogelio.

Así seguí con mis fotos, con mis videos, con mis palabras, empecé a sentirme a gusto con mi cuerpo, bajé algunos kilos, la depilación se hizo cada vez mas profunda y lo asumí como parte de mi vida.

Así llegaron las primeras tangas colaless, las primeras medias de red, las primeras ligas, bodys, y toda prenda que me hiciera ver femenina, los primeros zapatos tacos altos, botas de latex y un sinnúmero de ropas que me hacían ver sugerentemente puta.

Rogelio disfrutaba de todo esto, yo era su perra, y sus deseos eran el faro en el oscuro mar de mis perversiones secretas.

Puertas afuera de mi departamento, para todos yo era Mario, un tipo sencillo, trabajador, que no se metía con nadie.

Mi hombre de la web levantó la apuesta, me ordenó que fuera a un sex shop por algunos juguetes, y fue un pedido que hacía tiempo deseaba, solo que no lo haría si no era por una orden directa suya. Fue muy caliente, había vergas de todos tamaños y colores, y naturalmente fui por las mas grandes.

Relato porno de como me convertí en una perra - Experiencia gayYa de regreso, no cabía en mi cuerpo de la excitación, me vestí con mis ropas, medias de encaje, ligas, zapatos de mujer, solo tomé mi celular para inmortalizar el momento, lubriqué uno de los juguetes y empecé a forzar mi esfínter, creí que moriría de dolor, era demasiado grueso, pero mi excitación pensando que era la verga de Rogelio que me estaba penetrando podía mas, me lo metí todo y ese dolor pronto se convirtió en placer, me veía a mi mismo como una mujer, comiéndome ese juguete enorme, masturbando mi verga dura hasta llegar a un enorme orgasmo, la imagen del celular se me hacía demasiado provocativa.

Y esa fue mi nueva vida por un tiempo, mi amante de la web me empujaba a mas y yo era su perra solo para él, me excitaba ver mi esfínter dilatado, regalarle fotos, una tras otra, mi lado pasivo había florecido y ya nada lo detendría, todo ese mundo secreto se había convertido en un paraíso de placer y día a día le regalaba un show personal.

Pero no todo lo que hacía en mi mundo, necesariamente pasaba por el mundo de Rogelio. En algún punto tantos juegos empezaron a hacerse comunes, y yo necesitaba algo mas, las vergas de juguete eran espectaculares, pero no eran lo mejor…

Me decidí una noche, había buscado mucho por internet y al final me decidí ir aprobar suerte a un boliche gay de mi ciudad. Me vestí normal, con jean y camisa, como dije, en mi barrio seguía siendo Mario, un tipo normal.

Ya dentro del lugar todo cambió, creo que por primera vez en mi vida había encontrado mi lugar en el mundo, personas que lucían como yo, algunos mas osados que daban perfiles mas femeninos, y un escenario a una lado donde bailaban sensualmente varias chicas que en verdad no eran chicas.

Hablé con uno, bailé con otro, al final un muchacho me invitó un trago, y una cosa llevó a otra hasta que fui directo al grano

– Quiero chuparte la pija…

Solo dije eso, el me miró a los ojos y fuimos directo a los baños, donde no éramos los únicos haciendo locuras. Fuimos al final de todo, donde encontramos un lugar, nos metimos al pequeño recinto, me senté sobre el inodoro mientras él aflojaba su bragueta, al fin tendría lo que siempre había deseado, un tanto desesperado busqué su sexo y empecé a chupársela, como siempre había deseado, como siempre había imaginado.

Con una erección contenida entre mis piernas solo la mamé con esmero, era pequeña, no me costó demasiado engullirla por completo, y mi excitación creció mas cuando divise por fuera del lugar, que un tipo nos observaba detenidamente, masturbando un pene respetable, como esperando su turno, excitándose con lo que estaba viendo.

El semen del chico me tomó por sorpresa, un sabor amargo y espeso invadió mi boca y como tantas veces había imaginado lo tragué hasta la última gota, exquisito.

Entonces el moreno que esperaba fuera se acercó y dijo tomando a mi casual compañero por el hombro…

– Me permites? mi turno…

Creí que también se la chuparía, pero este tipo tenía otras intenciones, hizo que me parara, me giró y puse mis manos contra las paredes del pequeño lugar, lo sentí desabrochar mi cinturón y tirar hacia abajo mi pantalón, apenas lo suficiente para dejar mis nalgas desnudas, recuerdo que tenía una colaless roja, apenas la hizo a un lado con un poco de desesperación, escupió sobre su pija y solo lo dejé hacer.

Su sexo duro buscó mi agujero y apenas hizo centro, me la enterró por completo, y empezó a dármela con fuerza por el culo, que rica se sentía! los juguetes eran buenos pero esto…ahhh!!! el paraíso…

Yo me quedé inmóvil, gimiendo en cada embate, sintiendo su respiración en mi nuca, compartiendo un perfecto placer, me encantaba la forma en que hacía el culo…

Al final, solo lo sentí llegar, empezó a quejarse, a corcovear, y lo deje acabar dentro de mi culito…

Trabajo terminado, mientras el extraño guardaba su pija, yo me acomodaba como podía, mi colita estaba toda abierta y chorreaba semen caliente, puse la tanga en su lugar, subí el jean, y concluí que era tiempo de volver a casa, donde terminaría masturbándome con mis juguetes, como siempre lo hacía, recordando lo explosivo que había vivido…

Los días siguieron su curso, y poco a poco las cosas cambiaron con Rogelio, yo necesitaba mas de el, demandaba su tiempo, su presencia, pero el aparecía cada vez menos, dejó de responder mis llamados y ya no contestaba a mis fotos, a mis videos.

También dejaron de interesarme las fotos de su verga, que por cierto tampoco me mandaba mas y solo se terminó la historia entre nosotros, yo me había jugado el todo por el todo en estos juegos, pero para el solo había sido eso, un juego. Rogelio, al contrario que yo, priorizó su familia, su esposa, sus hijas, su empleo, su lado masculino, todo eso que yo había dejado de lado…

Lo que extraño de el es sentir que he perdido mi brújula, mi norte, no soy un tipo de darse muchas ideas, y no se que hacer sin un macho que me de órdenes, que me haga su perra, no he encontrado a nadie a quien complacer en secreto todavía, quien dice, tal vez vos, que estás leyendo, seas el indicado…

Si te gustó este relato puedes escribirme con título TU PERRA a dulces.placeres@live.com


Imágenes únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

En vivo ahora

Deja un comentario

esposasymaridos