Sexo anal: verdades, mentiras, y como iniciarse

La verdad sobre el sexo anal

Todo lo que respecta a la sexualidad de las personas son temas delicados, difíciles de tratar porque pertenecen a la esfera ya no de lo privado, sino de lo íntimo.

Es muy difícil oír a alguien hablar libremente de sus apetencias sexuales, cuando todos las tenemos. Estos tabúes y prejuicios se acentúan aún más cuando se trata del sexo anal o masturbación anal.

Sexo anal: verdades y mentiras, y como iniciarse

¿Por qué está mal visto el sexo anal por gran parte de la sociedad?

Es la gran pregunta que se hacen tanto los sexólogos como los sociólogos. No se sabe a ciencia cierta cual ha sido el origen de este rechazo, pero todo parece indicar que la religión está detrás del mismo.

Desde siempre en sectores conservadores, se consideró antinatural el coito vía anal, porque no respondía más que al placer de la pareja, no a la procreación, fin que creían entender como único posible del sexo.

Estos reparos han llegado hasta nuestros días, y muchas parejas, sobre todo las mujeres, se niegan a experimentar una posibilidad sexual ciertamente placentera. Incluso renuncian a la posibilidad de la masturbación anal, actividad que puede resultar muy placentera y que no entraña riesgo alguno.

¿Es placentero el sexo anal?

Como en el resto de la vida, el sexo es cuestión de gustos. Hay personas a las que les gusta más una determinada postura a la hora de copular que otra, sin que haya una justificación lógica a ello. Lo mismo se podría decir del sexo anal, pero en este caso, sí que hay estudios que demuestran el porqué de que esa experiencia resulte placentera.

Resulta que alrededor del ano hay innumerables terminaciones nerviosas que entran en juego a la hora de practicar sexo. Es decir, que incluso sin penetración, toda la zona perianal es de gran estimulación para la mujer.

En el caso concreto de la introdución del pene, la lengua, o cualquier otra parte del cuerpo u objeto, el esfinter es un músculo que posee mucha fuerza, por lo que la penetración se realiza con tal fricción, que puede llegar a ser increíblemente placentera, incluso con la mera masturbación anal.

Riesgos del sexo anal

En el apartado de posibles riesgos que puede suponer la práctica de la penetración anal, lamentablemente, están más presentes en la sociedad las leyendas urbanas infundadas, que los estudios sexológicos demostrados. Por supuesto que existen riesgos al practicar el coito anal, pero distan mucho de las terribles catástrofes que más de uno piensa.

En primer lugar, el ano es una zona repleta de bacterias, que puede provocar infecciones si no se observan las más elementales medidas de higiene íntima y seguridad sexual. Pero con el aseo adecuado y tomando precauciones, se minimiza casi por absoluto el riesgo de un contagio venéreo.

Otro problema puede ser la aparición de desgarros anales, que aunque son muy escasos, si no se practica con cierto cuidado, pueden llegar a aparecer. Aquí ya entrará en juego la fisiología de la mujer (dilatación o no del esfinter) y del hombre (tamaño del pene).

¿Cómo convencer a la pareja para tener sexo anal?

Lo cierto es que la posibilidad de disfrutar de la penetración anal, es planteada casi siempre por el hombre, siendo la mujer un objeto pasivo, nunca mejor dicho. Se trata de una opción sexual que puede llegar a ser increíblemente placentera para ambos, incluso más para ella, pero se debe practicar por deseo propio, no por cumplir los deseos del otro.

Hay mujeres a las que simplemente no les proporciona placer el sexo anal, independientemente de los prejuicios que pueda tener hacia él. Es decir, que no todas las mujeres llegan a disfrutar con la penetración anal, aspecto que se debe tener muy en cuenta.

La posibilidad de practicar sexo anal debe iniciarse poco a poco, siguiendo los ritmos de la mujer. Si ella está tensa, su esfinter estará cerrado, e imposibilitará cualquier tipo de penetración.

Pimero debe estimularse la zona perianal y empezar el coito vaginal, de esta forma, ella estará relajada y con la suficiente lubricación natural para que la experiencia no sea dolorosa. Las primeras veces, debe procederse a la masturbación anal, para que la mujer se acostumbre a la experiencia.

Por último, cuando esté preparada y lo suficientemente excitada, se realizará la penetración anal lentamente y siempre sin dejar de lado la estimulación del clítoris, ya que ayudará a que la mujer alcance el clímax.

Para terminar, cabe dejar bien claro que tanto la penetración anal como el sexo anal, no son objetivos a conseguir en sí mismos, sino que son medios para buscar el placer sexual de ambos miembros de la pareja. Incluso se da el caso donde hay mujeres que penetran a hombres con arneses, (conocido como strapon o pegging) la cuál es otra opción que se puede dar en la relación de pareja.

Video charla sobre el sexo anal de un programa de la cadena SER

 

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