Soy Paulina, una puta con permiso de mi esposo, lean mi relato!

Me llamo Paulina y este relato porno es real y esta es la primera vez que escribo, espero les guste. Soy casada ya de hace un año, vivo en México.

Cuando era novia de mi esposo aún él me convenció de provocar a otros hombres por Facebook. Al principio no me sentía muy cómoda pero me di cuenta de que a él le excitaba mucho y la verdad es que me terminó gustando a mí también, me gustaba imaginar cómo era capaz de poner a otras vergas grandes, gordas y duras, como me gustan, solo por el hecho de que alguien más me deseaba tanto.

En ese tiempo eran pláticas e imaginar, intercambio de fotos y pláticas muy calientes que me hacían humedecer.

En aquel tiempo mi novio, ahora esposo, estaba al tanto de todo. Yo no avanzaba si no me lo decía él, por lo que él sabía completamente todo, ese fue un acuerdo desde un inicio. Por lo que al acabar de provocar a alguien, al momento de verme con mi novio, me cogía desenfrenadamente muy rico, a lo que yo disfrutaba mucho hacer que otras vergas se hincharan por mí y que mi novio me cogiera duro y fuerte como me gusta.

Al casarme las cosas fueron avanzando al punto de que mi ahora esposo me pedía que saliera con alguien para provocarlo y hacer que me vieran y tocaran con mucha lujuria.

Al inicio no aceptaba la propuesta pero debo confesar que poco a poco me convencía y me excitaba imaginar tal situación, a lo que terminé por aceptar.

El acuerdo con mi esposo fue que no podría llegar al punto de que me cogieran, podría hacer o que me hicieran de todo pero menos que me metieran la verga y que también él estaría al tanto de todo, por lo que todo el tiempo estaría escribiendo en el celular que me hacían o que hacia yo y así fue así lo acordamos.

La verdad es que mi esposo me satisface muy bien, me fascina la forma en que me coge, tiene una verga grande, gruesa y cabezona, me hace venir en varias ocasiones cuando la tengo dentro.

Pero su insistencia me hizo caer en tentación por ver, agarrar, conocer y probar otras vergas, se me hacía agua la boca y mi vágina solo de pensarlo.

Porque debo decirles que mi esposo fue quien me quitó la virginidad y antes de él no hubo nadie más, pues viví en una familia bastante conservadora que jamás pude llegar a mas con mis ex novios.

Me describiré para que se imaginen como estoy. Soy de talla mediana 1.60 aproximadamente, soy delgada, de labios carnosos, cabello rizado. Tengo unas piernas hermosas bien formadas ya que siempre me ha gustado bailar.

Cuando uso tacones se marcan muy bien mis piernas y mis pantorrillas, tengo un culo deseable pero lo que más me encanta y se que les encanta a la mayoría de los hombres son mis chiches, son talla C así es que amáinenlas siempre recibo piropos en la calle como, que ricos melones, ahí si me termino de criar, que ricas nubes, etc.

Sin duda es lo que más le gusta a mi esposo de mí, siempre que tiene oportunidad se pega como un bebé a mamarme las tetas, y los hombres en la calle no pueden evitar voltear a verme las tetas, hecho que me gusta y me exito.

En el transcurso del tiempo mi esposo se ha encargado de cambiar mi guardarropa, haciéndome vestir cada vez más atrevida al principio no me gustaba mucho pero ahora me encanta vestirme así, de minifaldas y blusas de tirantes con escotes muy grandes, siempre recibo frases de el como que así me gusta que te vistas para mí como una putita, eres mi putita me dice y a mí me encanta que me lo diga.

Buscando entre mis amigos de Facebook recordé que en la prepa tenía un amigo al que llamaré Mario. Yo sé que él me deseaba mucho en ese tiempo pues siempre buscaba entre jugando tocarme las chiches, o me abrazaba por detrás y me decía que estaba muy buena, muy rica, que me dejara meter la verga. Mientras me abrazaba siempre se le ponía muy dura y la sentía entre mis nalgas, cosa que me excitaba pero no se lo hacía ver, o me decía quiero mamar refiriéndose a mis tetas.

Así que decidí que él seria a quien provocaría y vería para ver que sucedía. Lo saludé y por un tiempo tuvimos platicas calientes sobre lo que me haría si me viera en persona e intercambiamos fotos. Todo esto lo sabía mi esposo. Y llegó el día, Mario me invitó a tomar una michelada el día viernes, a lo cual debía preparme para ese día.

Ese día me duché por la mañana y me depilé toda, mi vagina era tan suave como nube.

Cuando salí de bañarme mi esposo ya tenía mi guardarropa elegido por él. Sin duda quería que me viera muy puta y muy provocativa. Era una minifalda que casi llegaba a mis nalgas, una blusa de tirantes blanca con un escote increíble, le fascinaba esa blusa ya que mis chiches casi se salían al aire, unos zapatos de tacón color blanco increíbles, un brazier blanco tipo corset que realzaban aún más mis tetas, y una tanga de hilo nueva. Lo que guardé en mi bolsa para ponérmelo saliendo de trabajar y salir con Mario.

Llegó el día y la idea de satisfacer dos pitos el mismo día era deliciosa. Era viernes casi 6 de la tarde, me fui al baño de mi trabajo a arreglar una tanga gris con rosa divina, falda café, blusa de tirantes blanca que me hacía ver unas chichotas, y plataformas blancas mis pies son espectaculares labios rojos y cabello recogido para facilitar las cosas.

Yo quería verme bien para tener las miradas sobre mí, sentirme deseada, me sentía un poco nerviosa pero decidida a satisfacer. Salí del trabajo y le pedí a Mario que se acercara a la entrada a saludarlo y subirme a su coche, fue inevitable no ver su mirada sobre mis piernas.

Él fingía no verme pero cuando podía lo hacía, no se atrevía a verme directamente y sostenerme la mirada. Bueno fuimos a la gasolinería y yo mejor crucé la pierna para verme mejor, obvio me observó, bajé totalmente el vidrio diciendo que yo tenía mucho calor.

No solo me veía él sino también el despachador de la gasolina, jajaja, solo me reí de notar que no son discretos.

Tomamos camino a un bar, en el camino él puso su mano en mi pierna como jugando con los adornos de mi falda y yo lo dejaba. Llegando al lugar él quería tomar asiento un poco alejado de mí y eso no me convenía porque no podría provocarlo. Así que le dije se sentara más cerquita que no le iba hacer nada malo. Recargada en la mesa ponía mis tetas sobre de ella sirviéndolas para él.

Intentaba ser discreto y verlas de forma sutil pero me divertía mucho su forma de disimular. Se iba acercando cada vez más hasta que estaba a casi nada de mí. Decía que le gustaba mi cabello y yo enredé mi pierna con la suya por debajo de la mesa.

Se notó su nerviosismo, pareciera que no está acostumbrado a una mujer como yo. Me levanté al baño y podía sentir como su mirada estaba encima de mí. Pasando los minutos él empezó hacer notorias sus ganas de irse, evidentemente quería algo más de mí.

Terminé de tomar mi cerveza y nos fuimos a un parque cercano, ya estaba oscuro y no había gente cerca. En el camino su mano no se despegó de mi pierna, se nota que le encantan. Nos estacionamos, yo ya sabía a lo que iba; siempre informando de todo lo que pasaba a mi esposo quien seguramente estaba jalando su verga. Llegando al lugar me desabroché el cinturón y me volteé hacia Mario con el escote lo más pronunciado que se podía.

Mario cómo un poco penoso empezó disque a hacerme cosquillas en las costillas. Yo lo interpretaba mejor como quiere chiche jaja. Bueno entre pláticas dejó su mano en mi pierna, él muy inocente según jugando con los adornos de ella. Sus dedos jugaban cada vez más en el borde de mi falda…

Su mano empezó a ir poco a poco más adentro la piel, se me ponía de gallina, ese jugueteo hacía que me empezara a mojar. Llegó a mi entrepierna y sintió mi tanga con su dedos, trataba de sentirla totalmente y tocaba mi vagina.

Podía notar que su pito se estaba poniendo duro, él me dijo que si no me acordaba de él, así que le puse mi mano en su pito y empecé a tocarlo. Yo lo quería durísimo, a punto de estallar.

Podía ver cómo movía sus pies de placer porque yo lo tocaba. Mario comenzó a meter su dedo en mi vagina, una sensación de cosquilleo y nervios corría por todo mi cuerpo. Y con su otra mano empezaba a tocar y sobar mis tetas por encima.

Le dije que no tuviera miedo y la metiera bien la mano por debajo de mi blusa y del brazier. Lo hizo y empezó a apretármelas, eso me excitaba aún más. Yo sólo pensaba que rico y a la vez alerta no fuera ser que alguien nos cachara. Apretó mis pezones con sus dedos y al sentir mi pezón muy duro su pito se puso aún más duro. Dios me encanta así duro, grande y caliente.

Para subir más de tono la situación me desabroché el brazier y me lo quité, al hacerlo mis pezones duros se veían fácilmente en mi blusa. Me sentía como una puta total.

soy una puta con permiso de mi esposoYo lo seguí tocando y él a mí con más fuerza y entusiasmo, solo podía sentir lo mojada que estaba y como palpitaba mi clítoris. No sé en qué momento pasó pero ya me tenía gimiendo para él. Metía y sacaba duro su dedo de mi vagina. Con su mano apretaba mis tetas, ya tenía la vagina bien caliente y húmeda por lo que yo quería más, así que lo vi y agarrándome una chiche le pregunté si quería mamar.

Mario accedió fácilmente, me la saqué, se acercó, abrió la boca y se pegó a mamarme la chiche como si fuera un bebé. Primero la chupó toda, se la dejaba dentro succionándola.

Yo me sentía tan deseada y excitada, con su lengua hacía círculos alrededor de mi pezón. Eso me gustaba mucho, yo lo tenía bien duro y mientras con su otra mano me dedeaba, metía y sacaba un su dedo con fuerza que me hacía gemir.

Me veía como una puta en celo ahí abierta de piernas, dedeaba y con las tetas de fuera, y con otro hombre pegado mamándomelas como un poseído. Mientras yo le escribía a mi esposo lo que alcanzaba, sobre lo que le hacía, lo que me hacían y como era tratada para satisfacer a otro hombre.

Mario mamaba y me tocaba, muy buena combinación, mientras a lo que podía alcanzar yo le tocaba y le sobaba su verga. La tenía ya bien dura que rico se me hacía agua la boca.

Empecé a desabrocharle el pantalón para sacársela y poder sentirla mejor, pero no podía así que le dije que me ayudara. Lo hizo muy rápido, ni me di cuenta, se notaba que quería ser deslechado. Lo volví a pegar que siguiera mamando mis tetas yo quería más de su boca en mí, con mi mano pude sentir en la cabeza de su pito y como chorreaba de ganas. Que rico, tenía mis dedos llenos de lubricante y él pegado como un bebé.

Mi mano en su pito tocando y jalándosela por fin lo que más me gusta, pero yo tenía que comérmelo, así que lo despegué de mi teta y me puse de rodillas en el asiento.

Mario con la emoción en su cara se acomodó y reclinó su lugar con la verga de fuera, yo seguía nerviosa de alguien pudiera cacharnos pero también la situación me excitada mucho.

Me metí las tetas a mi blusa, acomodé mis rodillas en el lugar más cómodo y me empiné hacia él. Estoy segura me veía muy sexy, mi falda se me subía de atrás y él podía meter perfectamente la mano. Mis tetas prácticamente estaban recargadas en su pierna, hasta yo misma me deseaba de verme así.

Él muy desesperado de tener mi boca en su verga con su mano me empujaba hacia su pito, y yo también tenía hecha agua la boca por comerme esa verga de una buena vez. Le di un lengüetazo a su pito, de abajo hacia la cabeza, él se retorció y obvio quería más, pero yo también quería más.

Le pedí que tocara, metió su mano entre mis piernas abiertas y sentía como mi tanga estaba completamente mojada y le puse su otra mano en mis tetas. Era una sensación que recorre todo el cuerpo, yo volví a mi trabajo mientras él hacia el suyo.

Lamía su pito de abajo hacia arriba estaba caliente y duro, al hacer eso antes de meterlo totalmente en mi boca se le ponía más recto. Yo solo podía sentirme orgullosa de lo que estaba logrando un puta mamando la verga a otro y escribiéndole a mi esposo.

Por fin metí la  cabeza de su pito en mi boca y puedo jurar sentí como temblaba de las piernas, tenía un sabor saladito. Ya dentro de mi boca hacía círculos con mi lengua. Él gemía rara vez, pero no dejaba de tocarme, me hacía gemir y como no si yo chupaba verga, él me apretaba las tetas y tocaba mi vagina todo al mismo tiempo.

Succionaba, mamaba la cabeza de su pito, lo chupaba como mi paleta favorita, todo de arriba, abajo, alrededor. Me lo metía todo, él no aguantaba esa sensación, gemía, se quejaba, pero que orgullo sentía yo de lo que lograba jaja…

Sentí con mi mano como sus bolas se ponían más duras y él me apretaba más fuerte las tetas, acariciaba mis piernas, hasta llegar a mi vagina.

Al seguir mamando tomé su mano y la metí dentro de mi blusa para que agarrara mis chiches, mejor al natural, y ahí la dejó todo el tiempo apretando mi pezón. Le agarre el pito y se lo chupaba, al mismo tiempo subía y bajaba mi boca y mano, se le sentía como si fuera a explotar.

Ya lo sentía al borde de estallar, lo hice parar jaja, yo solo pensaba que rico papi, sí cógeme el ozico!!. Me tragué todo su pito hasta el fondo y luego me lo sacaba.

Él ya quería venirse y no lo permití. Puso una de sus manos en mi cabeza, la otra seguía en mis tetas obligándome a mamar sin parar y sin sacar su verga de mi boca. Yo chupaba, lamía, ahora ahí me tenía pegada comiéndome su rica verga.

Empecé a hacerlo más rápido, parecía que gemíamos al mismo tiempo. Yo estaba súper mojada y excitada de la situación, retorcía sus pies.

Intenté quitarme y no me dejó, su mano hizo presión para que yo la puta acabara su trabajo. Sentía sabor aún más salado y sabía que ya se vendría, así que con mi mano en su pito lo giraba y mamaba al mismo tiempo. Sabía que no se podía resistir a ese sentir, él me seguía tocando ya completamente mojada.

Aún con el nervio de que alguien nos fuera a ver gemía, y aparte le daba, le daba sonidos de que me saboreaba su pito, y así era solo en el momento solo sabía que me encanta la verga.

Mmm que placer y excitación; me tenía ahí empinada comiéndome su pito. Cada vez me empujaba más la cabeza hacia abajo con su mano obligándome un más a mamar.

Mis gemidos y mis gritos se ahogaban con su verga atravesada en mi boca, ya no aguantaba más, así que mamé como solo se la mamo a mi esposo. Quería que acabara en mi boca, que me llenara de leche el osico, hasta que sentí caliente en mi boca y la tensión en sus piernas…

Sabía que me había cogido la boca y me la había llenado de leche. Diosss que placer me daba haber logrado eso.

Me estiré un poco y lo escupí a un lado del asiento, la única leche que me como es la de mi esposo. Me acomodé mi blusa y falda y regresé a mi lugar.

Mario se metió su pito y solo sonreía. Yo imagino que pensab,a ya has hecho tu trabajo puta, es hora de llevarte a tu casa.

Y así fue, me llevó a mi casa, donde mi esposo aguardaba con la verga a punto de estallar. Al llegar a casa, mi esposo me esperaba en la puerta por dentro de la casa, entre fuimos directo a la habitación, me quitó la blusa, la falda y la tanga, me aventó sobre nuestra cama y me empezó a comer mi coño que iba empapada…

Me dejó en tacones y me hincó, me abrió la boca y me metió su verga. Yo mamaba como desesperada, la quería dentro ya.

Mi marido me subió a la cama, me puso en 4 y me la dejó ir de un solo jalón, a lo cual gemí fuerte de sentir semejante verga. Mientras me cogía duro me hacía contarle todo lo que pasó a detalle. Hasta que se vacío por completo dentro de mí.

Espero que se vuelva a repetir, estoy en busca de alguien más, algún otro afortunado que yo escoja. Espero que les guste y espero sus comentarios.


Relato de soy una puta con permiso de mi esposo enviado por Paulina.
Imagen de caracter ilustrativo nada más para este relato erótico.

 

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