
Lo normal es que el deseo sexual de la mujer disminuya durante los primeros días después del parto, aunque algunas mujeres llegan a experimentar placer cuando dan el pecho a sus hijos, unos sentimientos que pueden llegar a hacer que la madre se sienta culpable. Pero lo cierto es que esta sensación es completamente normal y puramente hormonal, ya que los niveles de oxitocina están altos y por eso cuando el bebé les estimula el pezón pueden llegar a sentir placer.

Una de las soluciones más prácticas y a la vez más saludables es que hay que tener en cuenta que las relaciones sexuales no sólo se basan en la penetración. Después de dar a luz es aconsejable que se experimente con la erótica, y que se juegue de diversas maneras con la pareja, dejando a un lado la penetración y apostando por diferentes juegos sexuales. El objetivo es que las dos partes de la pareja tengan claro que se quieren y que se han elegido, y que simplemente se está pasando por una época de cambios en donde el cuerpo femenino está sufriendo desequilibrios y transformaciones.
Mucha gente teme de la influencia que puede producir en el bebé mantener relaciones sexuales delante de él. Pero la crianza de apego y la lactancia pueden constituir la base de la educación sexual del individuo. Crecer rodeado de caricias y sentir la cercanía con la madre a través de la lactancia, le proporcionará una seguridad emocional y un autoestima que le acompañará durante toda su vida.
Que el cerebro del bebé aprenda a vivir en un clima de oxitocina conseguirá que el niño tenga mayores habilidades sociales y sobre todo que busque tener relaciones estables que le ayuden a mantener los niveles de esta hormona.
En definitiva, la lactancia es una época de cambios en el cuerpo de la mujer y de variaciones en las relaciones sexuales, y no sólo por la aparición de una tercera persona en la relación, el bebé, sino también, vienen dados por el estrés y los cambios físicos derivados de la propia lactancia. Hay que saber adaptarse a la nueva situación y demostrar a la pareja que es la persona deseada que era antes del nacimiento del nuevo miembro de la pareja.





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