Relato porno de una mujer muy puta y su sed de venganza

La vida solo se vive y la historia se escribe minuto a minuto, seguramente cuando uno mira hacia atrás se da cuenta que las cosas no fueron como imaginamos que serían, solo fueron.

Al terminar mis estudios secundarios soñaba con una vida a mi manera, me veía a mí misma en un futuro a diez años hacia adelante, cuando tuviera unos treinta, seguramente a esa edad ya sería toda una profesional, me encantaba todo lo relacionado con el cuidado del medio ambiente, por lo que en mis planes estaba recorrer el mundo para conocer de todo un poco, no sabía cómo iba a costearlo, pero eso no me quitaba el sueño tampoco.

Por cierto, también pensaba en una hermosa familia, un esposo amoroso, compañero de vida, fidelidad, lo bueno, lo malo, pelear juntos y que me diera hijos, pensaba tener muchos hijos.

Después de algunos novios Alexis llegó a mi vida, me enamoré de él como de nadie y a esa temprana juventud de mujer pensé que mis sueños empezaban a tomar forma, seguía cursando mis estudios medioambientales, contraía matrimonio en una fastuosa fiesta y la luna de miel suponía un viaje relámpago por todo latinoamérica, era feliz, era mi sueño, además, ya trabajaba a medio tiempo en una empresa haciendo asesoramientos de tratamientos de efluentes.

Pero empezarían los problemas, apagados lo fuegos de artificios de los primeros días, la convivencia con Alexis no fue lo que había imaginado, él pretendía llevar la economía del hogar en forma unilateral, por el solo hecho de ser el hombre, aunque los dos trabajábamos y los dos aportábamos, el hacía y deshacía a su antojo, él decía en que se gastaba y en que no, y me di cuenta que yo no sabía en que gastaba nuestro dinero, y en cambio yo, tenía que dar explicaciones de cada moneda que usaba.

Era frustrante y motivo de eternas discusiones, según su punto de vista, como buen politólogo, el hacía ‘inversiones’ mientras lo mío eran solo ‘gastos’

Esas situaciones de tira y afloje permanente solo fueron socavando los cimientos de una alianza que parecía firme, mi marido me manipulaba, me acorralaba, me hacía sentir dependiente, sin embargo, el detonante de nuestro divorcio sería otro.

En la cama hacía todo lo que me pedía, absolutamente todo, un poco porque lo amaba, otro poco porque a mí me gustaba hacerlo y fue todo lo permisiva que puedan imaginar.

Fui como la cornuda, la última en enterarme, a mis espaldas, con sus amigos de la juventud, él contaba cada detalle, cada acto, cada situación, había compartido mis fotos y mis videos íntimos, y nunca pude comprender porque ese hombre tenía un pensamiento tan primitivo.

Como fuera, entendí de golpe porqué muchos hombres con lo que teníamos alguna amistad compartida, me veían como me veían, me hablaban como me hablaban, me proponían como me proponían, era claro, era obvio, sin saberlo, yo era la puta del vecindario, del círculo de amigos y hasta de la web, porque hasta ese lujo se había dado.

Lo odié, aun lo odio, se había terminado la magia de una familia perfecta, del hombre con el que envejeceríamos tomados de la mano, y mi relación rota de pareja afectaba todo en mi vida, mis estudios estaban pausados y mi vida laboral a la deriva.

Había pasado de un amor incondicional a un odio sistémico hacia todo lo masculino, me sentí humillada, expuesta, dominada, sucia, la peor. El divorcio fue tortuoso, me avergonzaba observar a mi ex a los ojos en cada cruce judicial, el me miraba con un rostro sonriente, haciéndome sentar a la fuerza en el banquillo de los acusados, como puta y ciertamente parecía feliz en ese juego psicológico

Cambié, me reinventé, era joven, tal vez no tuviera mucho busto, pero tenía una cola de ensueño, adiós al amor, hola al sexo. Empecé a coger con sus amigos, como venganza, uno, otro, los que se me habían insinuado alguna vez, los que no, yo misma los busqué y supe que mi ex no fue feliz con esa situación, me gustó coger por coger y tomé el control del juego, yo decidía, yo era quien tenía concha y estaba dispuesta a hacerla valer.

Fue curioso, cuando estaba al lado de Alexis el jamás me había valorado, jamás me había dado mi lugar y me trataba delante de sus amigos como una puta, y ahora, ahora que me había perdido, ahora que ya no estaba en mi radar, ahora parecía celarme, las vueltas de la vida.

Mi ex intentaba volver a mi lado, ahora que realmente estaba feliz con otros, él, el hombre seguro de sí mismo, solo no quería que me portara mal.

Me reía mucho, mi venganza sabía más sabrosa y me faltaba el toque del final.

Busqué en mi larga agenda de amantes, Darío y Rony eran dos strippers pagos a quienes más de una vez le había dado mis billetes para que me cogieran, y por qué pagaba? porque eran los mejores, porque sus vergas eran enormes, duras como acero, acababan como caballos, y cogían como tigres, así que tenía que mandarle a mi ex un lindo video de despedida.

Me vestí muy provocativa, muy puta, y me puse un plug anal que Alexis me había obsequiado alguna vez, era parte de mi morbo, de mi estrategia.

Nos encontramos en la casa de Rony, fuimos directo al tema, sin rodeos, sin amor, sin previas, yo siempre fui una mujer de tomar iniciativas y no me iban las historias de princesas.

Darío estaba desnudo, sentado sobre el blanco sillón principal de la sala, con su enorme pija dura como un roble, apuntando al techo, observando con deseo mi desnudez, en esa previa había jugado lo suficiente con el plug y con mi propia mano, mi esfínter estaba lo suficientemente dilatado y lubricado como para permitir una fácil penetración.

Me puse entre sus piernas, dándole la espalda, para que sus ojos se llenaran con un primer plano de mi trasero, además, al frente Rony estaba a la expectativa, con sus ojos pegados en el cuadro que le regalábamos y esperando su oportunidad.

Relato porno de una mujer muy puta y su sed de venganzaEntonces me senté lentamente, apuntando su verga en mi culito, lo tenía tan dilatado que no hubo menor problema y casi sin notarlo me comí los veinte centímetros de carne dura que me ofrecía, me sentí muy puta y si bien el empezó a moverme, fui yo quien quise llevar el ritmo, para sentir como entraba y como salía toda por completo, con mis piernas abiertas, me masturbaba el clítoris y tenía deseos de que Rony me la llenara, pero él tenía otros planes, vino al frente y me la metió por la boca.

Me encantaba satisfacer a ambos hombres y ser la puta de la escena, que hicieran conmigo lo que quisieran, que saciaran sus bajos instintos y cumplir sus perversas ideas, porque ambos merecían mi atención, disfrutar como uno me rompía todo mi culito y esmerarme para darle la mejor mamada al otro.

Creo que la excitación me hizo perder un poco el control del juego, a Rony se la comía toda, demasiado, hasta me dolía la garganta en lo profundo, por viciosa, pero adoraba chupársela, era todo muy porno y caliente.

Rony tomó la iniciativa, y en vez de dejar que se la chupara, me tomó por detrás de la cabeza con ambas manos, casi por la nuca, y empezó a cogerme por la boca como si lo estuviera haciendo por mi concha, no podía, era tan grande, tan perfecta, me sentía violada y me encantaba, la saliva cayó por la comisura de mis labios y eso lo encendió aún mas.

Al fin fue por donde quería, ya no tenía el control y me dejé recostar sobre Darío, mi espalda pegada a su pecho, y toda abierta como una flor de primavera.

Entonces Rony vino entre mis piernas y me la metió profundo en mi conchita, los sentí a ambos uno por delante, otro por detrás, y ya no pude aguantarme de masturbar mi botoncito de amor, era demasiado potente, demasiado poderoso, sin dudas los hombres y sus hermosas vergas eran el regalo más divino que una mujer pudiera tener.

Quiero más! quiero más! – les decía, yo sabía las palabras correctas para enloquecerlos – quiero que me rompan el culo!

Si puta? te gusta? te gusta ser puta? – respondían –

Esos juegos dialécticos solo hacían que se calentaran aún más, porque la sensación era que ellos me atacaban con todo su arsenal, pero para mí no era suficiente.

Rony me la sacó de la conchita, estaba muy grande y muy duro, Darío tomó mis muslos desde la parte inferior y los sujetó contra su lado, me pidió que me abriera las nalgas con mis manos, mientras el otro tomó su celular y empezó a filmarme en la forma que esa enorme verga me destrozaba el culo, adoraba que me filmaran cuando tenía sexo y Darío lo sabía, solo sentí que me mojaba toda nuevamente y tuve deseos de seguir buscando más orgasmos.

Darío volvió a la carga, supuse que seguiríamos con la doble penetración, pero el bastardo también fue por mi culito, noté la jugada y acepté desafiante la apuesta.

Si maldito! los quiero a los dos adentro! – dije entre gemidos y gritos – bastardos! adoro que me dejen el culo todo abierto!

Eran palabras para ellos, a los hombres les excita ver anos dilatados, y cuanto más dilatados mejor es, y mi trabajo era calentarlos y dejarlos satisfechos.

Pensé que costaría, pero siendo honesta, no tuvo muchos inconvenientes para forzar mi trasero y entonces sí, sentí esas dos moles taladrando al mismo tiempo mi culito! tan rico! tan caliente! tan excitante!

Gritaba como a ellos les gustaba que gritara, decía las palabras calientes que ellos querían escuchar y me llené de hermosos orgasmos, era raro, pero la penetración anal me resultaba mucho más placentera que la vaginal.

De repente Darío salió de mi trasero, solo me dejé caer el piso rodando hacia el lado libre del sillón, ya lo había calculado y en un abrir y cerrar de ojos, deje de ser el relleno del emparedado, pero ahora estaba de rodillas a un lado, tomé una verga con mi mano derecha, la otra con la izquierda, las contemplé unos segundos, enormes, gigantes, volví a sentirme húmeda, chupé una un rato, luego la otra, y cambié, era una niña golosa con un helado en cada mano, quería ambos, quería todo, se arrimaron lo suficiente para permitirme que chupara ambas al mismo tiempo, me estaban matando, creí que moriría en placer, tenía los pezones tan duros y erizados que dolían al rozar contra cualquier cosa, mi clítoris y punzaba entre mis piernas, mis fluidos chorreaban y mi esfínter dilatado se contraía en deseos.

Chupaba a uno, masturbaba al otro, cambiaba, a un lado a otro, juntos, separados, la luz de la cámara del celular en primer plano me estaba cegando, también tenía que concentrarme en regalarle los mejores planos.

Después de un rato les dije que mi culito seguía caliente, fue el turno de Darío de sentarse y de pasarle el móvil a Rony, cambiamos, y fui a cabalgarlo, me la metí toda en el culo y Rony ahora filmaba, tenía el primer plano de mis gloriosos glúteos y esa hermosa verga depilada entrando y saliendo, cada tanto me la sacaba y me habría las nalgas para que tomara planos de mi esfínter todo abierto, sabía cuánto les gustaba pero a mí me fastidiaba un poco, no me gustaba que me la sacaran, la quería toda adentro!

Le pedí a Rony que ya dejara de pajearse mentalmente con la maldita filmación y viniera a darme placer, tomó la directa y así lo hizo, otra vez ambas por el culo, que rico, no quería que ese momento terminase nunca!

Después de un rato, volvieron a las andadas con el celular, parecían dos chicos inmaduros, así que ya no dije nada, que hicieran lo que quisieran hacer.

Rony volvió a retirarse para ocupar su rol de ‘director de película’, entonces Darío me la daba por el culo, y después iba a mi conchita, y a m culo y a mi conchita, claro, sabía de qué se trataba, mientras me la daba por la conchita y culito se veía todo abierto y eso era muy hot para ellos, yo me seguí masturbando con todo el juego, solo había perdido la cuenta de cuantos orgasmos había tenido, que hermoso que es ser mujer!

Rony volvió a la carga, ahora en una doble tradicional, uno por delante, otro por detrás, un rato más, y otro más.

Terminamos como era obvio que terminaríamos, otra cosa que les encanta a los hombres, fui de rodillas, al medio de ambos, a masturbarlos, con mi boca abierta esperando el momento, nuevamente la luz del celular me quemaba la vista, pero sabía que tenía que hacer, honestamente, un poco para satisfacerlos y otro poco porque a mí me encantaba.

Darío llegó primero, sentí su sabor en mi boca, en mis labios en mi lengua, jugué con su semen de un lado a otro, esperando el turno de Rony, quien empezó a ametrallarme con disparos de leche pegajosa y exquisita.

Sabía todos los trucos que tenía que hacer para la cámara, todos y cada uno, sabía que tenía que verse la mezcla de semen navegando entre mis dientes, sabía que tenía que dejar chorrear un poco para que bañara mi piel, en especial mis tetas, sabía que tenía que tragarlo y mostrar que ya no quedaba nada, y sabía que tenía que lamer mis propios labios como una gata que no puede contener su calentura.

Lo que narré en unas líneas nos llevó en verdad muchas horas y seguimos haciéndolo hasta quedar extenuados.

Cuando terminamos fui al baño a higienizarme un poco, me dolía toda la conchita y tenía todo el culito afuera, me acomodé los cabellos, me lavé el rostro, me puse el sostén, el top anudado, la colaless negra hilo dental, las botitas y la pollera tableada que tan sexi me quedaba, me miré al espejo de cuerpo entero, me subí la pollera un poco, y otro poco, mierda, me veía tan puta, era una maldita adicción y no podía dejar de sentirlo.

Volví con los chicos, estaban en otra bebiendo unas cervezas, no pude evitarlo, fui otra vez sobre el sillón en el que habíamos cogido y me arrodillé sobre el mismo apoyando mi pecho sobre el respaldo, dejando mi enorme culo hacia donde estaban, me lavanté la pollera a la cintura y mi trasero quedó desnudo a sus ojos, apenas atravesado por el cordón de la less.

Sabía el juego que jugaba, seguro ellos verían esa tirita finita atravesando mi esfínter amarronado todo dilatado, sería muy tentador, muy provocativo, como un sendero atravesando a la boca de un volcán.

Mirá la puta! – dijo Darío – no tiene paz!

Rony ya estaba tomando fotos nuevamente, como supuse que haría, y hasta ahí todo estaba dentro de mis planes, era tarde, debía volver a casa.

Fue cuando recibí una nalgada, y noté que Darío había bajado sus pantalones y su verga estaba dura.

No, no, basta chicos, ya está! – dije casi implorando, comprendí que había jugado mal las cartas, los había provocado y ahora pagaría las consecuencias.

Ellos me mantuvieron en posición, estaba en cuatro y la enorme verga de Darío se metió completa en mi culito, si, otra vez, me dio un rato, después salió y Rony tomó su lugar, y después Darío, y otra vez Rony, se alternaban un rato y un rato, y diablos, mi mano derecha ya se había colado en forma inconsciente bajo el frente de la tanga y estaba acariciando el clítoris, mis dedos mayor y anular se enterraban viciosos en mi conchita húmeda y a mi cerebro no solo llegaba el placer de mi esfínter sino también las señales que mandaban mis dedos.

Rony llegó primero, sentí que me lo llenaba de leche, bien profundo, bien rico, luego fue el turno de Darío, eran unos malditos bastardos! pero me lo merecía, me lo había ganado!

Sentí mis intestinos llenos, y Dario que no perdía tiempo, tomó el plug anal que había traído y me lo metió nuevamente, me acomodó el hilo dental y me bajó la pollera
Ellos se reían, Rony dijo.

Listo! bien acomodadita para que no sufras ningún percance!

Me sentí mejor que nunca, plena, satisfecha y la puta que siempre Alexis había vendido de mí, pero claro, ahora sería de cualquiera menos suya.

Era tarde, o temprano, según como se mirase, Rony nos despidió en la puerta de su casa y Darío se ofreció a llevarme a la mía en su coche.

Me subí del lado derecho y me senté medio de lado, apoyada un poco sobre mi cadera izquierda puesto que tenía el culo destrozado, Darío puso el coche en marcha y emprendimos el regreso.
Y en esas cuadras, en medio de la noche, cambiaría mi vida sin pensarlo.

Darío intentaba charlar conmigo de cualquier tema, pero yo no lo escuchaba, estaba muy encerrada en mi mundo atrapada por la pantalla del celular viéndome a mí misma, cogiendo como una puta e imaginando lo que pensaría mi ex cuando lo viera.

Fue cuando mi amante pago, un tanto molesto porque lo ignoraba, me increpó diciendo.

Por qué lo haces? que quieres probar?

Es para el bastardo de mi ex – respondí molesta –

Y piensas que haciendo lo que haces vas a cambiar el mundo?

Y entramos en una discusión de opiniones y puntos de vista, y seguimos hablando hasta el amanecer en mi casa, él me convenció de que ya cerrara mi pasado olvidándome de Alexis y a cambio me invitó a ir al cine al día siguiente.

Hace ya un tiempo que nuestra loca historia terminó en matrimonio, Darío ya no es stripper, y yo ya no persigo sueños medioambientales, Alexis es un vago recuerdo de mi pasado, pero en este presente, encontré en él, a el mejor hombre que pudiera encontrar, compañero, seductor, protector, demasiado hermoso y con la verga más grande que puedan imaginar.

Si te gustó esta historia puedes escribirme con título MUJER a dulces.placeres@live.com


Imagen únicamente de carácter ilustrativo para este relato erótico…

 

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