Relato XXX: Mi mujer me vuelve cornudo con un hombre mas joven

Hola, soy Adrian, un hombre de edad madura pero sexualmente activo, llevo casado con mi mujer mas de 20 años, pues nos casamos bastante jóvenes, estábamos locos de amor y sentíamos que no podíamos estar uno lejos del otro.

Actualmente yo tengo 45 años, bien vividos, nuestra vida sexual ha sido plena, creo que yo no me puedo quejar, aunque debo confesar que muchas, muchas veces me he ido a la cama con mas mujeres, pues a pesar de que me sigue gustando mi mujer, no puedo evitar sentir deseos por muchas mas, creo que es algo normal.

El problema es que así como nos pasa a los hombres, también les pasa a las mujeres, aunque amen a su esposo, siempre habrá alguien mas que las haga estremecer, y les despierte sus deseos mas ocultos, unas logran vencer la tentación con todas sus fuerzas, algunas mas sucumben y se dejan llevar arrebatadas por el deseo y la pasión que otro hombre les despierta… ese fue el caso de mi esposa.

Raquel, mi esposa, es una hembra de 43 años, guapa, piel blanca, cabello rizado de color negro, ella siempre fue llenita, aunque eso no le permitía que fuera deliciosa, era en cierta forma pequeña de tamaño, pero de muslos prominentes, unas aun redondas tetas y un culo sumamente apetitoso, grande, bien torneado, fruto del ejercicio que casi siempre ha tratado de hacer…

Vamos tiene un cuerpo lo que ahora se le llama curvy, no era delgada pero sus curvas todavía fijaban muchas miradas en su gran culo, sobre todo cuando íbamos a alguna fiesta y se ponía algún vestido entallado, dejaba ver aun su hermoso cuerpo, y siempre resaltaba su gran culo, parado y muy redondo.

Muchas veces me sentía orgulloso de ser yo el dueño de esa mujer, pero otras veces también me molestaba que todo el tiempo no faltaba quien se la comiera con la mirada, ella al ver mi molestia me decía al mismo tiempo que me tomaba de la mano: «no te preocupes amor, tu eres mi hombre y aunque otros me pudieran desear, mi corazón, mi cuerpo y alma te pertenecen solo a ti» esas palabras me reconfortaban y hacían que mi hombría se sintiera a salvo.

Capitulo 1: El inicio de todo

En cierta ocasión un tipo mas o menos de nuestra edad la cortejaba mucho, por no decir que la acosaba, ella me lo dijo y no tuve mas remedio que llegar a los puños para dejarle claro que se estaba metiendo con la mujer equivocada, fuera de las fiestas, Raquel no se vestía provocativa, todo normal, solo cuando hacia las labores de la casa suele ponerse unos muy pequeños shorts de mezclilla que le llegaban justo abajo de las nalgas, y le hacían ver buenísima, varias veces terminábamos follando Enmedio de sus labores de la casa porque me ponía caliente ver sus blancos y torneados muslos y ese gran culo atrapado en esa prisión de mezclilla.

Mi trabajo me exigía ausentarme de casa por varios días, a veces casi una semana completa, ya que era gerente de un grupo editorial, y tenia que salir a diferentes estados de la republica a monitorear a los equipos de venta, la paga era buena, valía la pena tal vez no estar en casa con la familia todo los días pero darles una vida decente, aunque después me pude dar cuenta que lo estaba haciendo mal.

A veces Raquel me decía que ya no trabajara tanto, que a veces le pesaba que la dejara tanto tiempo, solo tuvimos un hijo que ahora tiene 8 años, el en cierta forma la ayudaba a no sentirse tan sola en mi ausencia, yo siempre le decía que era para darles una mejor vida, pensaba que había que hacer algunos sacrificios.

Raquel y mi hijo pasaban mucho tiempo en casa de mi suegra, que vivía a unas cuadras de nuestro hogar, la señora era viuda ya de varios años, y como su casa era muy grande, desde ya hace muchos años decidió hacer pequeños departamentos y rentarlos a los estudiantes que llegaban de distintos lugares a estudiar a la Universidad de la CDMX que también estaba relativamente cerca, una vez a la semana Raquel iba a la casa de mi suegra a lavar aprovechando que el niño estaba en el colegio, y para hacerle compañía a su mama, ahí pasaban a veces casi todo el día, muchas veces yo llegaba del trabajo y pasaba por ellos para ir a casa.

Cierto día por razones del trabajo me ausentaría por 3 días, y pase a dejar a mi familia a la casa de su mama, pasamos rápidamente a almorzar y mi suegra comento que ya por fin el único cuarto que le quedaba libre ya se lo habían rentado y que estaba esperando el muchacho para que le entregara el cuarto y pudiera meter sus cosas, no le dimos mucha importancia y seguimos almorzando, cuando llego la hora de irme estaba despidiéndome de mi mujer en la puerta de la casa, y justo llego el chico en una pequeña camioneta de mudanza.

Era un chico como de 23 años, moreno, muy bien parecido, tenia ojos claros, por lo que resaltaban mas aun sobre su piel morena, nunca olvidare ese día, hasta recuerdo como iba vestido, traía unos pants deportivos y una camiseta sin mangas, por lo que era evidente que se encontraba en plena forma física, se veía que realizaba algún deporte, ya que aunque no era relativamente musculoso, se le notaba que tenia un cuerpo atlético y bien proporcionado, lo escanee en cuestión de segundos y supongo que mi cerebro, al darse cuenta que era un hombre atractivo, mando la señal inmediatamente a mis ojos para voltear a ver a mi mujer…

Ella se puso algo nerviosa y sus mejillas se sonrojaron, sin querer en un movimiento rápido se paso la mano por su cabellera, al ver todo lo que le pasaba y hacia, sabia que eran movimientos inconscientes que suele hacer una mujer cuando considera atractivo a algún macho, ver eso no me gusto, sentí de inmediato algo de celos, sobre todo porque ya me iba, se que se lo quería comer con la mirada, pero como me tenia enfrente tuvo que desviar la mirada de inmediato.

Le dije a mi mujer que tenia que irme ya, que si me extrañaría, aun con mas razón la tome entre mis brazos y le di un fuerte beso, para dejar en claro que esa mujer ya tenia dueño, mi esposa me respondió el beso aunque la sentí algo apenada y me dijo «claro que te extrañare amor, siempre lo hago».

Entré al auto y me puse en marcha, mire por el retrovisor y mi mujer y mi hijo me decían adiós, mientras el chico seguía bajando sus cosas de la camioneta… sentí algo raro, deje de sentir ese calma y tranquilidad que siempre tuve al dejarla, trate de no hacerle caso a ese sentimiento y lo hice a un lado para pensar en otras cosas.

Al finalizar el día le marque a mi esposa como era costumbre, para ponernos al día con las cosas que nos habían pasado, y me decía que no tenían mucho que habían llegado a la casa, y que mi suegra y ella le habían ayudado a Enrique a desempacar… me quede helado al escuchar eso, le pregunte y quien es Enrique? y ella contesto, el chico que estaba llegando cuando te ibas amor, pobre, viene desde Tabasco y no había comido nada, así que mi mama lo invito a comer y le ayudamos a desempacar unas cosas.

Ella notó mi silencio y me pregunto si todo estaba bien, yo hice una pausa y le dije que si, que todo estaba bien, no quise hacer una tormenta en un vaso de agua, además no quería que ella notara que me ponía celoso por ese chico, así que me trague el malestar y seguimos charlando.

Esa noche me costó trabajo conciliar el sueño, algo en mi sabia que la llegada de ese chico cambiaria muchas cosas en mi matrimonio…

Capitulo 2: Las sospechas son ciertas.

Se suponía que estaría fuera de casa por 3 días, pero me apure y termine todo en dos días, y ya iba de regreso, dadas las circunstancias que estaban pasando, ya no me agradaba mucho la idea de dejar a mi mujer sola tanto tiempo.

Ella iba a la casa de su madre a lavar los días miércoles, por lo que se supone que la encontraría en la casa de mi suegra lavando, o al menos eso yo esperaba, llegaría de sorpresa ya que ella me esperaba hasta un día después, así que directamente llegue a la casa de mi suegra, era como medio dia, toque y me abrió la madre de mi esposa, apenas la salude y le pregunte donde estaba Raquel, me dijo que estaba en el fondo lavando como siempre, así que me dirigí de inmediato a verla.

A lo lejos se escuchaba su voz y su risa de ella conversando con alguien mas, entre al cuarto de lavado y ahí estaba mi mujer, recargada en la lavadora, con esos shorts de mezclilla apretados y que la hacen ver buenísima, charlando y riendo con Enrique, el joven vecino.

Estaban muy juntos, ella al verme de inmediato cambio su expresión y el chico también, poniéndose bastante nervioso, diciéndome ella: «amor, que sorpresa, no te esperaba», yo estaba fúrico, no sabia que decirle, el chico estaba haciéndose el tonto con unas ropas que tenia en una bandeja y solo dijo «bueno, con permiso, que tengan lindo día» de inmediato deduje que el chico debería estar en sus clases de universidad por la hora, pero no, estaba ligando a mi mujer, en pleno cuarto de lavado.

Yo le dije a Raquel que si me quería ver la cara de estúpido y la tome algo fuerte de la muñeca, ella me dijo que que me pasaba, que si estaba loco y que la dejara en paz, salió del cuarto dando un portazo y dejándome ahí, como un tonto, trate de tranquilizarme y de respirar hondo, ya en casa la cuestione de muchas cosas, y le dije que porque iba vestida asi, y ella me decía que de que me extrañaba si siempre se los ponía para lavar y hacer el aseo.

Le pregunte que que se traía con ese tal Enrique y ella haciéndose la digna me decía que estaba celoso sin razón, que solo era un chico agradable y que en ocasiones platicaban pero hasta ahí, reprochándome que si ya no confiaba en ella, la verdad es que una parte de mi sabia que ese cabron no le era indiferente a mi mujer, pero al final no tenia ninguna prueba como para culparla de algo…

No me quedo mas remedio que decirle que me perdonara por mis arranques de celos, pero que era una mujer atractiva y que me ponía celoso que hablara con alguien mas, ella solo sonrió y me dijo «amor, tu crees que con la edad que tengo, le puedo gustar a un muchacho de esa edad? tranquilízate» y me dio un beso en la mejilla, ya dormido yo me quede pensando en sus palabras, y me hizo recordar cuando yo estaba en la edad del chico, en mis 20, y recuerdo que era un volcán de hormonas en erupción, si se me hubiera aparecido una mujer como Raquel, por supuesto que iba a querer tirármela como fuera lugar, además cuando uno es joven, siente una atracción muy fuerte por las mujeres mayores, asi que no estaba tranquilo.

Pasaron los días, empecé a notar a mi mujer mas contenta, mas radiante, con mejor humor, también que se arreglaba mas de lo normal, una vez sonó el celular y era una amiga de mi esposa, conversaron por un rato y supongo que su amiga le pregunto como se sentía, y Raquel le decía «ay amiga, en estos días me he sentido muy bien, me siento con mas autoestima, hasta me siento mas joven!!! jajaja» me quede un poco confuso ante su comentario, en la cama las cosas habían cambiado un poco, la sentía algo retraída, como si de repente quisiera que termináramos rápido, algunas veces me decía que estaba demasiado cansada para hacerlo, todas estas cosas ya eran como señales de alarma.

Una vez tuve que salir al trabajo muy temprano y regresaría ese mismo día en la tarde, mi esposa también iba a salir a llevar a su mama al medico y se arregló bastante bien, se veía hermosa, cuando se estaba cambiando vi que se ponía una tanga color negro, en la cual se veía fantástica, la verdad es que ya no le preguntaba nada por no causar conflicto y se enojara conmigo.

Pasó el día, en la noche regrese, Raquel estaba preparando la cena y le pregunte como le había ido y me contesto que muy bien, aunque estaba un poco cansada, de inmediato fui al cesto de la ropa sucia y como un sabueso me puse a buscar las bragas de mi mujer, y si, las encontré.

Mi mujer me vuelve un cornudo con un hombre mas jovenVaya sorpresa al ver tremendos manchones blancuzcos en la tela negra de las bragas, mi corazón palpito mas rápido, me detuve un segundo pero lo tenia que hacer asi que me lleve las bragas a la nariz y la prenda desprendía una mezcla de olor muy fuerte a fluidos vaginales, pero olía a algo mas, aun con mas atención olí las manchas blancas y aun húmedas y efectivamente era el semen de otro hombre, no supe que hacer en ese instante, si salir a gritarle que era una puta y que quería el divorcio o que…

Pero una parte de mi, y no me lo explico, se sintió excitada, por un lado me daba coraje el saber que mi esposa se estaba acostando con otro, pero por otro disfrutaba sentirme cornudo y sentir mi hombría rebajada.

Despues de ese dia no me podia sacar de la mente la idea de que mi mujer me fuera infiel, repasaba los momentos que me decia que yo era su unico hombre y que me amaba, mi mente imaginaba como se la cogeria Enrique… como la pondra? Tendra la polla mas grande que yo? Durara mas tiempo en la cama? le provocara mas orgamos? como se vera mi mujer cogiendose a Enrique?

Esas cosas no me dajaban dormir, asi que decidi instalar una camara en el cuarto de lavado de mi suegra.

Capitulo 3: La caída del león

Para no entrar en mas detalles, instalé la cámara en el cuarto de lavado sin que nadie se diera cuenta, y estaba muy nervioso a que llegara el sig miércoles, que era cuando mi mujer llevaba la ropa a lavar con su mama, y seguramente ahi se encontraba con Enrique.

El día llego, ese día salí temprano y me despedí de Raquel y de mi hijo, le pregunte si iría con su mama y me dijo «claro que si amor, iré dejando al niño en la escuela, tengo mucho que lavar» me dio coraje su cinismo…

Espere ansioso, todo lo podía ver desde mi celular, asi que no dejaba de dar vistazos hasta que pasando dos horas entra mi mujer con una gran cesta de ropa, traía una blusa muy pegada, en la cual dejaba ver parte de sus tremendas tetas, y ese short ajustado que la hacia ver sexy, ese día se veía aun mas hermosa que de costumbre, se veía que se habia arreglado con esmero, pasaron aprox unos 15 minutos, mi mujer empezó a meter la ropa a la lavadora, cuando en eso entro Enrique, ella le sonrió y se dijeron un hola…

En eso Raquel se asoma como para ver si no hay nadie, y cierra la puerta, mi suegra ya era una mujer mayor, asi que eso la tenia sin cuidado, pues generalmente a esa hora estaría tomando una siesta y nunca se enteraba de nada, y por la hora, Enrique era el único estudiante en los departamentos, asi que ya lo tenían todo planeado, Enrique sorprende a mi mujer acercándose por detrás y tomándola de la cintura, besándole el cuello, mi mujer se da la vuelta y empiezan a comerse a besos mientras las manos de Enrique empezaba a deslizarse en el culo de mi esposa.

Mis manos empezaron a temblar, era un manojo de nervios, quien haya vivido la experiencia de ver a su mujer en brazos de otro hombre sabrá de lo que hablo, Raquel le subió una pierna a la altura de la cintura de Enrique, y le empezó a sobar el paquete por fuera de la tela de sus shorts, a través del audio, se podían escuchar los suspiros y las respiraciones entrecortadas de ambos por la excitación.

Una parte de mi quería lanzar ese celular y ya no ver mas, dejar todo ahí, pero otra parte, la mas fuerte, quería ver, queria ver como mi esposa era cogida por ese muchacho, queria ver hasta donde era ella capaz de llegar.

Despues de estar cachondeando un rato ahi, Enrique le susurro algo a mi mujer y el salio del cuarto dirigiendose a su departamento, despues de unos segundos Raquel salio detras de el entrando a su depto… afortunadamente logre poner una camara tambien en en la recamara del chico, en cuanto mi mujer entro, Enrique la jalo hacia el cerrando la puerta, comiendola a besos nuevamente, era evidente que los consumia el deseo y la pasion, por la manera en que se acariciaban y besaban parecia que el cuarto se estaba incendiando.

Enrique traia unos shorts que por la ereccion que ya traia, se le hacia como una carpa de circo, queriendo salir de su prision de tela, mi mujer de un solo movimiento le jalo los shorts de un solo tiro y mis sospechas y temores se hicieron realidad, como un mastil, la verga del chico salia de su prision para ser devorada por mi mujer, a simple vista se veia que su verga era mas grande que la mia, era una verga oscura, rodeada de gruesas venas y erecta en su maximo esplendor, su herramienta se veia potente, como toda polla de un chico de su edad, con unos huevos grandes y redondos.

Mi mujer miro por unos segundos esa polla, la empezo a masajear con la mano y le dijo «me encanta tu verga, no puedo dejar de pensar en ella amor» y se la metio a la boca, chupandola y degustandola como una niña a una paleta…

Yo no podia creer lo que mis ojos veian, esa boca que tantas veces bese, que tantas veces chupo mi polla, ahora se la chupaba a Enrique, el practicamente tenia los ojos en blanco, haciendo pequeños gemidos de placer, el le decia «amo tu lengua, me vuelves loco de placer, ya queria que llegara este dia para disfrutarte».

Raquel lo miraba con una mirada traviesa sin dejar de chuparle la verga, el chico acabo de quitarse la ropa, y pude ver su cuerpo atletico, tenia todo en su lugar sin faltar unos abdominales muy marcados, producto de su edad y del deporte que practicaba, Raquel no dejaba de mirarlo excitada mientras le decia «me pones tan caliente papi, que rico estas»

Cada palabra de deseo que ella le decía a el, eran como estacas en mi ego, mas que en mi corazón, Enrique le saco la verga de la boca y le ayudo a incorporarse, entre besos y caricias la dejo en ropa interior, traía un conjunto que la hacia ver estupenda, ese conjunto seguro, se lo puso para el, ya que yo nunca se lo había visto.

El chico la miro asombrado y le dijo «wow, estas hermosa, no sabes como me gustas, te deseo cada vez mas» y ella solo suspiro, ahí pude darme cuenta que el chico había hecho bien el trabajo, ya que las palabras de el eran miel para los oídos de mi mujer, la hacia sentir hermosa, deseada, admirada, cosa que yo ya no hacia.

De un rápido movimiento Enrique puso en la cama a mi mujer con los muslos abiertos, de inmediato se abalanzo a meterse entre sus piernas para comerse su coño, el chico se movía con maestría, no era un inexperto, por la manera en que frotaba su lengua y acariciaba a Raquel, se veia que no era ningún novato, y lo podía confirmar con los gemidos de ella.

Raquel tomaba la cabeza del chico y le decía «no pares amor, me vuelves loca haaaaa» escucharla gemir, sabiendo que no era yo quien lo provocaba, era una sensación un tanto agridulce, mi mujer no tardo en correrse, empapando las sabanas, se quedo ahi un rato, suspirando, sus ojos miraban al chico como si este fuera su Dios, hacia años que mi mujer no me miraba asi…

En eso Enrique pone en 4 a mi mujer, dejando al descubierto esa hermosa cola, diciéndole «amo esta cola, me vuelve loco» y dándole una fuerte nalgada, Raquel le contestaba «es tuya bebe, tómala, esta pidiendo que la hagas tuya». Enrique sabia llevarla al limite, ya que aunque su polla estaba babeando y erecta como un mastil, en lugar de penetrarla le abrió ese grandioso par de nalgas dejando al descubierto su apretado ano, su lengua se abalanzo sobre los pliegues y agujero de mi esposa, metiendo y sacando su lengua mientras con su mano le flotaba el clítoris.

Ahora mi mujer era la que estaba con los ojos en blanco, no paraba de gemir siempre le decía que el la volvía loca, y viéndolo en acción, no lo dudaba, sobra decir que esa polaridad en mi siempre estaba ahi, me moría de celos al ver como mi hembra sucumbía ante los encantos de otro macho, pero por otro, jamás me había sentido tan excitado, mi polla estaba super erecta… para ese entonces ya estaban acomodados en un ardiente 69… probándose y lamiéndose, creo que mi mujer nunca se habia corrido tanto como en ese dia.

Al fin Enrique la vuelve a poner en 4, mi mujer estaba jadeante y le decía «cógeme amor, hazme tuya, me tienes temblando como una adolescente» el chico se rio para si mismo, autoafirmando el gran amante que era, el chico de un solo movimiento penetro su grueso miembro dentro de ella y mi mujer solo dijo «hhhoooooo Diooossssss» sigue asi, acábame, mátame pero no pares» el culo de Raquel no dejaba de moverse, y eso volvía loco a Enrique.

Él no dejaba de piropearla y decirle que era hermosa y que la deseaba, sus gemidos eran cada vez mas y mas fuertes, mientras el cogía a mi mujer le daba tremendas nalgadas y la tomaba de su cabellera preguntándole «te gusta como te cojo princesa? » ella le contestaba «amor, tu me has hecho sentirme viva de nuevo, tenia años que no sentía esto, eres el hombre que mas deseo en el mundo»…

En ese momento se me vino a la mente a veces el parecido que tenemos con el reino animal, recordé al Leon, el es el rey de la selva y el animal mas temido y respetado, pero todo eso se acaba en el momento en que llega un león mas joven a arrebatarle lo que le pertenecía, eso claro, incluyendo a sus hembras, ahi el León viejo sabe que esta acabado, asi me sentí yo, al ver la fuerza, la perfección de su cuerpo, el vigor y la potencia de Enrique, sabia que yo ya hiba en declive y no podía igualar ese nivel, aun asi, estaba super excitado…..

Raquel de un movimiento rápido se zafa de la polla de Enrique y le dice ahora es mi turno bebe, lo empuja acostándolo en un pequeño sillón inclinado, Enrique lleno de sudor y con sus musculos tensos agitando su verga le dice «ven princesa, estoy listo para que me montes!!»

Raquel se acomodo sobre la gran verga de el chico y empezo a darse fuertes sentones sobre el, mientras la penetraba, Enrique se aferraba a sus potentes nalgas y se las abría a todo lo que daba, los huevos morenos del muchacho contrastaban con el culo blanco de mi mujer, a esas alturas las piernas del chico estaban empapadas de los fluido vaginales de mi mujer, los chasquidos de los huevos golpeando el culo de mi mujer se mezclaban con los gemidos de ambos, bañados en sudor y en extasis.

Yo sabia que estaba acabado, pero en ese momento no me importo, estaba muy caliente con lo que estaba viendo, no pude mas y con una mano sostenía el celular y con la otra empezaba a frotarme la verga, en eso Raquel le susurra al oido a su joven amante «amo sentirte dentro de mi, cuento los dias para estar asi contigo bebe, no dejes de cogerme nunca» sabia que en ese momento Enrique tenia comiendo a mi mujer de la palma de su mano, si el le hubiese pedido cualquier cosa a ella, lo hace.

Ambos estaban embriagados de placer, el chico no paraba de frotar su cuerpo y le dijo «sabes que desde que te vi te deseo, no hago mas que pensar en ti, deja a tu marido y huye conmigo» sus palabras hicieron que mi mujer se corriera una vez mas… creo que nunca se imagino provocar en un chico tanta atracción y deseo, al punto de pedirle que deje todo por estar con el, el pequeño sillón en el que estaban fornicando parecía sacar lumbre, estaban los dos ardiendo, bueno los 3, porque yo tambien!!

En eso, el chico bañado en sudor y casi deshidratado le avisa a mi mujer lo inevitable, la forma en que follaban hacia mucho no lo haciamos ella y yo, por un lado el verlos ahi a los dos follando, viendo como se gozaban el uno al otro, la química sexual que habia entre ellos, me dio mucha envidia, ya que nunca en mis aventuras que tuve, nunca pude lograr sentir ese grado de éxtasis.

Ahora ella se lo estaba cogiendo a el, moviendo su culo cada vez con mas ímpetu, Enrique le decia «no puedo mas amor, voy a explotar, ya no puedo aguantar mas!!!» ella se deba sentones cada vez con mas vigor diciéndole «vente amor, ven con mami, necesito sentir tu semen dentro de mi, necesito sentirme llena de ti» el chico dio unos fuertes rugidos, yo veia como mi mujer le exprimía sus morenos huevos con ese gran culo.

Mi mujer al sentir las tremendas descargas de leche de su amante, empezó a correrse nuevamente, mezclándose dentro de ella los fluidos corporales de ambos, el orgasmo de Enrique duro varios segundos, era evidente que a esa edad y con ese impetu, la leche se le desbordaba, y eso era algo que al parecer a mi mujer le encantaba.

Yo ya no pude mas y casi al mismo tiempo me vine en un tremendo orgasmo que creo, nunca había experimentado… los dos sudados y jadeantes todavía se acariciaban y besaban aunque mas tranquilos, la verga de Enrique todavia seguía adentro de mi mujer, hasta que poco a poco empezó a hacerse algo flácida hasta que salió totalmente de su vagina, sacando todavía unos chorros de esperma que le habían quedado adentro.

Nunca olvidare la mirada de Raquel, esa mirada que toda mujer le hace a su hombre una vez que esta es follada como Dios manda y esta totalmente satisfecha, esa mirada que se fue perdiendo con los años y ahora esa mirada y adoración le pertenecían a su joven garañón, ella se acurruco en el fuerte pecho de el, y el con sus dedos le peinaba su negra y rizada cabellera hasta quedarse dormidos profundamente.

Yo, dentro del auto, y con los pantalones empapados de leche, todavía estaba tratando de asimilar lo que había presenciado, y no sabia que camino tomar, sacarle sus cosas de la casa y pedirle el divorcio?

Seguro le dolería pero mas por nuestro hijo, pero se que correría a los brazos de Enrique, hacer como que no paso nada y seguir nuestra vida normal y dejar que el chico se la siga follando mientras yo soy testigo mudo de sus encuentros? No lo se… de lo que si estaba seguro es que de alguna forma o de otra, el León viejo había caído…


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

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