Relato porno de alumna a maestra: 4ª parte – Simplemente Charly

Carlos Gutierrez podría haber sido un alumno más, como tantos, pero el sería alguien que marcaría mi vida. Cuando nuestros caminos se cruzaron, él como alumno, yo como profesora en el tercer año de la facultad de psicología, yo ya tenía referencias sobre su persona.

Carlos gozaba de una fama desproporcionada, hijo de un acaudalado empresario, siempre llegaba en su lujoso coche deportivo, con la música a todo volumen, mientras la mayoría de los estudiantes se trasladaban en medios económicos, como bicicletas, o simplemente a pié.

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Desfachatado, extrovertido, acostumbrado a tenerlo todo, rebelde, carismático. Alto, de ojos azules, delgado y pelo crespo, de vestir a la moda, deportista, estaba claro que solo asistía por imposición de su padre, al él no le interesaba nada de nada, solo perdía el tiempo y buscaba en cada chica una oportunidad de llevarla a la cama.

Ciertamente, en ese primer día su belleza masculina llamó mi atención, y en esos días mi vida privada era eso, privada. Carlos me hipnotizó con su mirada, esa mirada profunda que llega hasta los huesos, esa mirada que dice ‘al menor descuido te cojo’ y fue un bocado bastante difícil de resistir.

Así que en nuestros roces semanales nos fuimos conociendo, pero siempre como alumno y profesora y me fui metiendo en su vida. Y me fui interesando en él, las chicas de su edad suspiraban como tontas, a varias se las había cogido y era un especialista en dejar corazones rotos, el solo avanzaba y hacía daño.

Y como pude, tratando de ser casual, me enteré entre chismes de chicas que el bastardo era excelente en la cama, y no solo eso, que tenia una verga terriblemente larga y gruesa, y él siempre sabía jugar sus cartas.

También era evidente que Carlos se interesaba en mis curvas, siempre lo sorprendía observándome como a una pobre gacela, aislado de la clase, jamás escuchaba el tema del día ni participaba de las discusiones, y cuando intentaba ponerlo en evidencia, el solo salía con una audaz respuesta jocosa que solo me dejaba en ridículo.

Recuerdo nuestro primer contacto fuera del establecimiento, como empezó todo, una tarde de intensa lluvia, el tiempo había cambiado de repente y al terminar mi jornada el diluvio universal parecía haberse desatado, no tenía con que protegerme, me quedé en las escalinatas de la facultad, las que daban a la calle, esperando infructuosamente que algún taxi pasara a socorrerme, pero no había caso.

De pronto, el coche negro y deportivo de Carlos, o Charly, así lo llamaban, apareció de la nada, al llegar donde yo estaba, sin importarle las reglas, subió sobre la acera, para acercarse lo máximo posible a mi posición, detuvo la marcha, luego se abrió la puerta derecha, y desde dentro su voz me dijo

– Vamos te alcanzo…

Yo sabía que no debía subir si no quería empezar un juego con final previsible, en verdad era la primera vez me trataba de ‘vos’, así que preferí agradecerle, con una sonrisa, negando con la cabeza.

Pero el insistió, siempre se salía con la suya, entonces sí que di el brazo a torcer.

En la radio sonaba un tema de mi época, no de la suya, era un maldito jugador, y en el camino empezó a adularme con su labia fuera de lo común, sentí que me arrinconaba poco a poco, de la nada salió el tema de que en sus tiempos libres el era instructor de béisbol.

  • Puedo enseñarte Angie si quieres…
  • No tengo idea, los deportes no son lo mío – respondí timoratamente
  • Podemos probar, ahora mismo, si quieres…
  • Gracias, te dije que el deporte no es lo mío… además está lloviendo
  • La lluvia no es problema, conozco una cancha privada en las afuera de la ciudad, vos sería una cliente vip y puedo hacer una excepción, te aseguro que mi bate es formidable y te enseñaré jugadas que jamás has imaginado.

Me sentí tan tonta, no vi venir la jugada, obviamente la cancha privada era un hotel, el bate era su verga, y las jugadas mágicas… bueno, ya saben.

Y era tan fanfarrón como sexi, la forma en que hacía gala de sus dotes, solo lograba que la curiosidad me carcomiera y aunque quería evitarlo mis ojos se iban a su entrepierna como un imán, y me mordía insistentemente mi labio inferior tratando de vitar lo que parecía ser inevitable.

Charly tomo una de mis manos y la llevó sobre su muslo derecho, solo la dejó reposando, como diciéndome que la elección era mía, y recordé tantas charlas de chicas, que mierda, curiosidad femenina, estaba acalorada, excitada, sentía mis mejillas hervir y solo deslicé lentamente la mano y tengo que reconocer que me asusté, evidentemente ocultaba algo inmenso entre sus piernas y supe que no habría retorno.

Llamé a mi marido, solo quería que no se preocupara por mi futura tardanza, con la lluvia, solo le dije la verdad, que estaba camino a un motel con un joven, que íbamos a coger rico y que llegaría mas tarde.

Esteban solo rió al otro lado, me dijo que estaba bien, que me divirtiera.

Fue Charly el que se quedó sin entender, acaso mi marido era un cornudo consciente y todo estaba permitido? Pero no tuvo tiempo para preguntas pues estábamos en la puerta del infierno…

Pasamos a la habitación, el pasó por el baño, luego fue mi turno. Al salir y volver al cuarto, Charly se había desnudado por completo, estaba recostado de lado sobre la cama, con dos copas de espumante champan, pero mi vista rápido se perdió en su sexo.

El joven se depilaba por completo dando un aspecto de mayor tamaño, como si hiciera falta, su verga dura era terrible, recta como una regla, su glande rosado le tapaba el ombligo, pero lo largo era lo de menos, era tan gruesa como mi antebrazo y unas enredadas venas se marcaban con nitidez, nuevamente mi gesto inconsciente, de morderme el labio inferior en deseo, con mi vista perdida en ese monstruo que quería devorarme, me dejaba en evidencia.

También note que el sentimiento era recíproco, Charly como un bobo, miraba mi cuerpo, mis tetas, mi culo, mi concha, parecíamos niños ante una dulcería, cada uno deseando lo suyo.

Fui sobre la cama a su lado, tomé una de las copas, brindamos, bebimos, nos besamos, sus manos fueron recorriendo mi cuerpo por todos los rincones, pero mis manos inquietas se dirigieron de inmediato a su pija, no podía evitarlo, había estado con muchos hombres pero este animal doblegaba en largo y en diámetro a cualquiera de sus antecesores, comprendí su fama ante las chicas de su edad, comprendí por que lo apodaban ‘el burro’, comprendí muchas cosas, el me dijo:

– Dale puta, conozco las de tu clase, te morías de ganas de chuparlo…

relato profesora follando alumno dotadoSolo bajé un poco, lo tomé de la base, me quedé mirándolo sin poder creer que fuera real, soplé levemente su glande, estaba fuera de mi, se lo besé entonces apoyando mis labios en él, luego pasé lentamente la lengua por la base, una y otra vez, acaricié sus huevos, chupar pijas es una de las cosas que mas me calientan en el sexo y esta me tenía toda mojada, como nunca…

Metí su cabezona en mi boca, y puro vicio la empujé bien abajo, pero a mitad recorrido no pude mas y tuve una arcada, haciendo que tuviera que apartarme para poder tomar aire. Charly con una sobradora sonrisa me dijo:

– Despacio! no te quieras comer todo de un bocado… a todas les pasa lo mismo! mujeres…

El me acariciaba dulcemente los pechos y me miraba con paz en sus ojos, yo aun tenía su pija entre mis dedos y trataba de recomponer mi respiración cuando recordé a mi osito, y lo que me excitaría compartir el momento con el.

Dejé por un segundo a mi amante, fui por mi móvil mientras le explicaba lo que sucedía, le resumí mi historia de vida junto a mi esposo en cinco palabras, y le dije cuanto me excitaba filmarme y tomarme fotos, y que deseaba hacer una video llamada a mi marido para que viera lo que me estaba comiendo.

Charly lo dudó solo por un segundo, el joven tenía una seguridad en si mismo tan grande como su sexo, así que marqué el número y Esteban me atendió al otro lado, era algo tan sexi para mi, una perfecta verga, un amante, un esposo mirón, todo en uno.

Fui entre las piernas del joven, me acomodé entre ellas teniendo el celular con mi mano derecha, extendiendo el brazo buscando que todo cupiera y solo empecé a chupársela tan grande como era, y sentía mojarme toda con el juego, Charly me forzaba a comerla hasta sacarme arcadas, solo para rebajarme diciendo lo puta que era, sabiendo que mi marido escuchaba, y eso me tenía al borde de la explosión.

Luego de unos minutos mi brazo extendido empezó a adormecerse, por lo que se lo pasé a el joven para que se encargara del tema, solo me concentré en lo mío, mirando fijamente a la cámara del móvil, abriendo mi bocota, apoyando ese glande hermoso en mi lengua pecaminosa, Charly se excitaba con lo puta que era y seguramente al otro lado a Esteban, mi esposo le sucedía lo mismo, y estar en esa posición me hacía hervir la sangre, filmarme y fotografiarme para calentar a los hombres era lo mio.

Empecé a masturbarlo con mas fuerza, con mas rapidez, con mas energía, acariciando con la punta de mi lengua la base de esa enorme cabeza, buscando sus puntos mas sensible, y la cara de idiota que ponía ese muchacho me dejaba saber que iba por el camino correcto.

Su verga se puso mas dura y me mojé al presentir el final, de hecho gemí inconscientemente perdida en mi deseo, abrí mas mi boca para recibirlo, siempre sin dejar de mirar la cámara de mi celular, y de pronto guau! un disparo certero fue directo a mi garganta, y un segundo, su leche caliente llenó mi boca, mi lengua seguía acariciando su glande mientras más y más semen entraba en mi cuerpo.

Al final empezó a chorrear por mi pera, por mi cuello, por mis pechos, fue tan increíble…

Aun jugaba con el semen en mi boca cuando mi amante dejó el móvil de lado, me desparramó sobre la cama y se metió entre mis piernas, Charlie solo empezó a lamer con cadencia mis muslos, mis ingles, mi pubis depilado, mis labios calientes, a beber mis jugos y a centrarse en mi clítoris que en ese momento estaba al borde de la explosión.

Gemía descontrolada con su boca pegada en mi sexo, tomé sus manos con las mías y las llevé a mis grandes tetas, para que jugara con ellas, con mis pezones y con su propio semen que había llegado poco antes de mi boca.

Ahhh!!!! me retorcí como serpiente, la electricidad recorrió todo mi cuerpo, esa conexión invisible entre pezones y clítoris, ese cable invisible que llevaba placer de un lado a otro, solo cerré los ojos y me dejé llevar, un orgasmo terrible me hizo explotar y caer rendida, agitada, transpirada, inconexa…

En unos instantes de descanso, tomé el celular, mi esposo aun estaba al otro lado, escuchando todos mis gemidos, le dije que cortaría la comunicación y que después hablaríamos y le contaría todo.

Mi celular voló por los aires cuando Charly me aferró nuevamente a su lado, en un arrebato de calentura, había llegado el momento de la penetración y en ese instante sentí miedo, su verga era tan larga y tan gruesa que honestamente pensé que me lastimaría con todo eso, así que me separé de repente y el empezó a reirse.

  • No te voy a matar – dijo tentado con su enorme verga amenazante
  • Es que de veras me da miedo esa cosa… – jamas había experimentado con algo semejante
  • Pues hagamos una cosa doctora – dijo en forma suficiente – yo solo me siento y vos te sentas encima, hasta donde vos digas estará bien, que te parece?

La propuesta pareció convincente, así que el solo se sentó en una silla con se verga mitrando al techo en una actitud pasiva, entonces fui reculando, dándole la cola, tomé su pija entre mis dedos y lentamente, haciendo puntería introduje su enorme glande en mi agujerito, y solo empecé a moverme lentamente, poquito a poquito, acariciando mis pezones y mi clítoris.

Y me fue gustando, y me fui perdiendo y me fui enloqueciendo con esa verga que tan bien se sentía, demonios…

Charly me ayudaba a balancearme tomándome de las caderas y el placer me fue devorando, y un poquito mas y otro poco, hasta que al final el ruido de mis piernas pegando en las suyas me tomaría por sorpresa, no había mas por comer, la tenía toda adentro y se sentía majestuosa, un placer punzando en lo profundo como nunca había sentido, mi amante volvió a reír y exclamó:

  • Pero que puta resultaste! no es que era grande? te la comiste toda!!!
  • Es que está demasiado rica – dije un tanto por compromiso –

Charly haría entonces una mala jugada, intentó colarme un dedo por el culo y solo consiguió que me retirara de su lado, levanté la voz y le dije que jamas volviera a hacer eso, y él se quedó mirándome como un perro mojado bajo la lluvia, pero es que me irritaba la manía de los hombres de intentar ir por atrás.

El se disculpó e intentó volver a encender el fuego, porque en ese momento mi sangre se había helado.

Y no lo consiguió con palabras, solo con su verga, por que me puso en cuatro sobre la cama, me tomó por la cintura y solo empezó a cogerme nuevamente y al cabo de unos segundos, esa formidable pija me llevaba al paraíso…

Solo lo dejé hacer, que me la clavara bien profundo, aunque me hiciera gemir, aunque me hiciera gritar, esto era diferente, era jugar en las grandes ligas y cuando lo sentí llegar nuevamente toqué el paraíso con las puntas de mis dedos…

Nuestro turno en el hotel había terminado, el tiempo se había escurrido como arena entre los dedos, respiré profundo, y supe en ese instante que Charly no sería solo un encuentro pasajero, jamas había disfrutado así una verga, y sabía que iría por mas, no se escaparía fácilmente de mis garras, y empezaría una loco triángulo amoroso, con mi esposo, mi osito, dueño de mi corazón, y Charly, un mocoso para mi, quien se transformaría en el dueño exclusivo de mi sexualidad…

CONTINUARÁ…

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Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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