Relato porno de una infidelidad de Mayra en su fiesta sorpresa

Mayra es su nombre, ella es una chica de piel blanca, cabello largo negro azulado, ojos café claro, tetas medianas y nalgas firmes, en aquel entonces ella tenia 21 años y es que despues de coger con Karina unas cuantas veces mas me comencé a volver mas aventado y a tener más suerte.

Ella era la recepcionista de donde trabajaba, su novio era un mensajero, aunque en realidad ella era casada y tenía ya una hija, pero bueno, el mundo laboral y sexual así es.

Comencé a hablarle desde el día que entré a trabajar, de hecho nos juntamos a tomar café y compartimos galletas y pan, era buena su compañía.

Los compañeros de trabajo decidieron hacerle una fiesta sorpresa por que cumplía años laborales, así que nos pusimos de acuerdo y le caímos en su casa, la cual nos quedaba cerca de la oficina.

Ella nos recibió contenta y nos pasó a su casa en donde también vivían sus padres los cuales se llevaron a su hija y se fueron con una hermana de su mamá dejándonos la casa para la celebración, Mayra se fue a arreglar saliendo de su cuarto con un mini vestido floreado y sus zapatos abiertos enseñando sus perfectas y blancas piernas.

Obviamente estaba con Victor su novio y él no se despegaba, yo decidí entrar en ambiente así que bebía y bailaba con las demás compañeras pero no dejaba de mirar lo rica que se veía Mayra.

M: Oswaldito, que bueno que viniste.

O: No quería perderme tu celebración, oye te ves ¡espectacular!

M: Yo siempre corazón, yo siempre.

Después de esa breve charla segui divirtiendome con los demás compañeros, todo estaba de lujo hasta que Víctor y ella discutieron y ella lo corrió, pensé que todo terminaría ahí pero ella decidió que siguiéramos celebrando.

De hecho se veía más relajada y disfrutaba más, bailaba con todos, era el centro de atención pero sobre todo de mi atención, ya que no podía dejar de verla y mucho menos sus piernas.

M: ¡Vamos a bailar Oswaldito!

O: ¡Como no!

Bailamos merengue, en aquel entonces apenas aprendía y la verdad esa mujer me bailo, pero no me importo ya que aprovechaba cada vuelta o cercanía para sentir su rico cuerpo.

O: ¡Qué bien bailas!

M: ¡Me defiendo!

O: No me quiero imaginar cómo haces ¡otras cosas!

Ella me miró y sonrió, no dijo nada pero mi comentario no la incomodó y continuamos bailando.

Conforme pasó el tiempo el alcohol se nos subió, yo la abrazaba y tocaba su rodilla mientras brindamos, ella se recostaba en mí, fue entonces que me comenzó a hablar de su relación.

Mientras yo le acariciaba su pierna ella me decía lo mal que le había ido con su marido y que con Víctor era más sexo que otra cosa, pero que ya estaba harta de él.

O: Pues que tontos, eres una princesa y no te saben tratar.

M: Así es esto, ni hablar, ahora seré lesbiana.

O: No jaja, mejor deja que un hombre como yo te aprecie bien.

M: Oswaldo, jaja, tú eres aún un niño.

O: Y eso que, también se tratar a una mujer.

Antes de que me dijera mas le di un beso en sus labios, ella al principio se quito, pero cuando la tome de la cabeza y la volví a besar lentamente fue cediendo.

Honestamente no recuerdo si estaba alguien más ahí con nosotros, solo la música a alto volumen y mis manos apretando sus muslos por debajo de su vestido.

Ella besaba riquísimo, nuestras lenguas se entrelazaron rico, nunca había besado a alguien de esa manera por lo cual mi excitación fue notoria y mis dedos lentamente fueron a su coño por encima de su trusa.

M: ¿Qué haces?

O: Me encantas, ¡te deseo!

M ¿Así? ¿y qué quieres?

O: ¡A ti!

Le comencé a besar su cuello y su pecho, no me atrevía a ir a sus tetas medianas aun pero sí moví su trusa y rozaba sus labios vaginales carnosos y húmedos.

Mayra cerraba sus ojos y gemía mientras mi boca saboreaba sus orejas y su cuello, esa mujer era un volcán y estaba por estallar.

Mire alrededor y solo vi a dos personas en la mesa, metidas en lo suyo y la música a volumen alto, con adrenalina, le quite el vestido a Mayra, le saque las tetas del brasear y comencé a saborearlas con fiereza, mientras ella me quitaba la camisa y el pantalón.

M: ¡Oswaldito, eres un canijo!

O: ¡Tu me pusiste asi!

Se acostó en su sofá y recorrí mi lengua de su cara a sus pies, lamía sus dedos con sus uñas pintadas, le baje la trusa y descubrí un peludo pero hermoso tesoro el cual no dude en chupar.

Mayra gemía rico mientras mi boca besaba sus labios vaginales, le metía dos dedos a su coño y ella me tomaba la otra mano y me chupaba los dedos, demostrando lo bien que trabajaba con la boca.

O: ¡Qué rica pucha!

M: Chupas rico, uhm, ¡ah!

O: Espero que hagas lo mismo.

Mayra se levantó y me puso de pie, lentamente recorrió cada parte de mi cuerpo hasta bajarme el calzón e ir directo a mi verga dura y mojada.

Mayra chupaba fenomenalmente, me tenia gimiendo y acariciando su cabeza, ella tragaba mi verga de una rica manera, su lengua saboreaba mi tronco y succionaba los fluidos de mi cabeza, ¡qué rico lo mamaba!

O: Qué rico, así, comételo cariño, ¡uhm!

M: Qué rica, uhm, ¡¡agh!!

O: Mayra, uf, ¡eres fantástica!

M: ¡Penetrame ya papi!

La senté en sillón y le levanté las piernas abriendolas como compás y se la meti de golpe, así sin condon, valiéndome todo.

O: ¡Oh! Mayra, que rico!

M: ¡Ah, uhm, dios, agh!

Comencé a moverme suave, ella era más alta que yo por lo que tenía que agacharme un poco para quedar más a su altura, pero aun asi mi verga entraba muy rico en su húmeda vagina.

La verdad olvide si había alguien solo quería seguir penetrándola, levante sus patotas y las puse en mis hombros cogiendomela riquismo.

O: ¡Uhm que rico, que ricas piernas nena!

M: Que bien coges, uhm, te siento, te siento.

relato infidelidad fiesta sorpresaMe senté en el sillón y ella de frente subió a cabalgarme, se acomodo bien rico y mi verga entraba por completo en su coño, le apretaba las nalgas, le mordía sus pezones, nos besabamos, sudamos la gota rica.

M: Me gusta, uhm, ¡dios!

O: ¿Te gusta mi verga?

M: Me encanta, la usas a la perfección, uhm, ¡agh!

O: Aunque no esté dotado?

M: Eso no importa, Victor lo está y no me dura ni 5 minutos, ¡¡agh!!

Se dio la vuelta y se daba unos ricos sentones, a mis 19 años estaba gozando a una hembra salvaje, joven y llena de sexualidad, me sentia con muchisma suerte en ese momento.

Gemiamos y gritabamos de lo rico que la pasabamos, la puse a cuatro patas en el sofá, y ahí mirándole sus ricas nalgas comencé a meterla suavemente, acariciando sus muslos, besando su espalda, apretando sus ricas nalguitas.

O: Que ricas estan tus nalgas.

M: ¡Son tuyas mi rey!

O: Mayra, ¡eres la mejor!

En aquel tiempo a mi temprana edad y con solo 3 experiencias sexuales Mayra si era lo mejor.

Continúe con el mete y saca, acariciando su hermoso cuerpo y metiéndosela hasta el fondo, luego solo me quedaba quieto y ella solita movía bien rico sus nalgas, yo me retorcia del placer, sabía moverse muy rico.

O: ¡Me voy avenir nena! uhm, ¡me voy a venir!

M: Si, agh, yo también papi, ¡me vengo, agh!

La tome de la cintura y aceleradamente la penetraba, ambos babeabamos del placer, sentía que estallaba me sentía venir, hasta que no pude más y comencé a venirme ¡dentro de ella!

M: ¡¡¡No!!! agh que rico, ¡¡agh!!

O: Tómalos, uhm, que rico, ¡¡¡ah!!!

M: Me vas a embarazar, agh, pero que rico se siente tu semen dentro.

Me vine hasta dejar de gotear, se la saque y ella se acostó boca abajo reposando el rico orgasmo que le había dado.

Me senté a su lado acariciando su ricas nalgas, fue entonces que menos acelerado reaccione y me di cuenta que aún había dos tipos ahí, pero ellos ya se habían quedado dormidos en la mesa por tanto alcohol.

Mayra y yo jamás volvimos a coger pero cada que me veía una enorme sonrisa se dibujaba en ella, una sonrisa que delata lo rico que la había pasado conmigo.


Imagen únicamente de caracter ilustrativo para este relato erótico…

 

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