Relato porno de sexo con el compañero de trabajo de mi marido

Recuerdas como terminaba mi anterior relato de sexo con el compadre que puedes leer aquí?. Pues ahora te voy a contar lo que pasó después, así que prepárate para la continuación…

Mientras mi compadre recibía a mi marido yo me volví a vestir y momentos después bajé y escuché como los dos platicaban en la sala. Me acerqué y recibí a mi esposo con un beso y le dije que pasáramos al comedor.

En la mesa faltaban unas cosas así que los tres nos metimos a la cocina. Le pedí a mi marido que llevara una olla a la mesa y cuando salió de la cocina con la olla mi compadre me plantó un beso mientras me apretaba el culo. Después me soltó y llevó los vasos y el refresco a la mesa, yo lo seguí con los platos.

Terminando ya con el compadre

Después tuvimos una cena tranquila, recibí halagos de los dos por la cena y cuando iba a servir el postre mi marido recibió una llamada de trabajo y salió a contestar. Mi compadre me dijo “que te parece si me das mi postre a mi mientras regresa tu marido”.

metiendome mano el compadreMe acerqué a él, me bajó más el escote para así chuparme una chiche y con su otra mano buscó mi clítoris, era tan excitante!. Mi marido podía entrar y vernos en cualquier momento y no me importaba sentir esa adrenalina. Me mojaba, sentía como mis jugos salían y empapaban la mano de mi compadre. Él devoraba mis pechos, los mordía y los jalaba, yo no podía reprimir mis gemidos así que tuvo que pararse y dejar de mamarme las tetas, pero sin sacar sus dedos de mi pepa y me besó para ahogar mis gemidos ya que estaba explotando en sus dedos.

Cuando terminé sacó sus dedos empapados de mi, embarró un poco en mis pezones y después me puso los dedos en la boca y me dijo que se los limpiara, quiero que los dos probemos tu sabor, y me lamió los pezones mientras yo le lamia los dedos.

Escuchamos que mi marido había terminado su llamada, acomodó mi escote y me dijo justo a tiempo y me guiñó el ojo, trae el postre me dijo.

Salí del comedor y mi marido entró, platicamos un rato más y más tarde se marchó. Antes de irse mi marido le dijo que podía venir a diario si así lo quería para que yo lo atendiera mientras la comadre no estuviera. Me miró y le dijo que no quería ser una molestia, le sonreí y le dije que no era molestia que con gusto lo recibiría a diario, sonrió y se fue.

Mi marido y yo nos vamos poniendo calientes

Mi marido y yo entramos a casa, una vez adentro mi marido me dijo lo hermosa que me veía con ese vestido y cuanto le provocaba, me besó y me apretó el culo igual que lo había hecho mi compadre en la cocina. Se agachó sin dejar de besarme y me cargó, yo enrollé mis piernas en su cintura, y él manoseaba mis nalgas y me decía “que lindo culo tienes” “te lo quiero reventar” y me metía unos dedos en el culo.

De repente el timbre de la casa nos interrumpió, quien demonios era a esta hora!. Paramos y mi marido salió a ver, eran unos compañeros suyos, venían tomando, que pereza se tardaría una eternidad y yo aquí adentro caliente.

Me resigné y me puse a recoger, no quise salir a saludar ya que uno de esos compañeros que venían me había cogido una vez que fui a su oficina y no me gustó y ahora cada vez que lo veo quiere quedarse a solas conmigo y no lo tolero.

Después de un rato mi marido entró, yo seguía acomodando unas cosas y me dijo que uno de sus compañeros pasaría al baño que si no tenía problema y que él iba a ir con el resto a comprar más cerveza.

Le dije que no había problema y el salió y yo entré a dejar ropa a una habitación. Cuando salí del cuarto su compañero iba entrando en la casa y mi marido tras de él solo dijo ahorita vuelvo amor.

Llegan a casa unos compañeros de trabajo de mi marido

Le dije adiós y saludé al hombre con una sonrisa, el me correspondió y pasó por un lado de mí. Tomé más ropa del sofá, escuché la puerta del baño abrirse y al mismo tiempo el carro arrancar. Me dirigí nuevamente al cuarto, quería poner la ropa en alto pero no alcanzaba. Escuché la voz de un hombre que me decía si quería ayuda, pensé que no había escuchado la puerta del baño cerrarse, solo la abrió, volteé y le dije si gracias, me ayudó y le dije:

– Que tú no venias al baño, ya acabaste tan pronto… -se rió y me dijo:

– Me descubriste…, el baño solo era un excusa para entrar!

– ¿Cómo? Le pregunté.

– En realidad quería verte, me han dicho que te gusta el sexo, y que eres una putita.

– Estúpido, sal de mi casa o voy a gritar (pero en realidad no quería que se fuera, sus palabras en vez de ofenderme me habían excitado, eran verdad, soy una puta y me encanta tener sexo en cualquier momento).

– Grita, nadie va a escucharte, tu marido fue por cerveza y se van a tardar, yo me encargué de eso.

Se acercó a mí, me agarró de la cintura y me plantó un beso. Yo intenté zafarme pero no pude, me soltó y dio un paso hacia atrás para verme mejor.

– Estás bien rica, déjame verte desnuda.

Le dije que no e intenté salir de la habitación pero no me dejó, y me dijo:

– Anda, yo sé que quieres, muéstrame tu cuerpo! Pero yo volví a negarme.

– Estás acabando con mi paciencia, eres una puta no te hagas de rogar.

Abordada por un desconocido en mi casa

Sus palabras me excitaban cada vez más, quería averiguar hasta donde iba a llegar esto, y volví a negarme. Me dijo como tú quieras, yo quería hacerte gozar pero si no quieres yo si voy a disfrutar.

Se volvió a acercar a mí y le dije aléjate, en cambio me empujó a la cama y desabrochó mi vestido. Quedé desnuda ante él, intenté abotonarme de nuevo, pero sujetó mis manos por encima de mi cabeza, mientras me recorría con su lengua. ¿Acaso iba a forzarme?.

Lejos de asustarme, me encantaba la idea de que me hiciera suya “a la fuerza” y digo a la fuerza porque mi pepa ya estaba mojada, ya quería sentir una verga dentro de nuevo. Mi marido me había dejado caliente y este hombre solo iba a completar el trabajo que mi marido había comenzado.

– Déjame, suéltame ya, le decía, pero él seguía recorriendo mi cuerpo con su mano libre. Se cansó de escucharme y me besó para que me callara y me introdujo un dedo en la pepa y notó mi humedad.

Me dijo, tu no quieres pero tu panochita ya está lista para mí, comenzó a desabrocharse el pantalón, me soltó un momento, me enderecé para intentar huir pero él puso su verga en mi boca, me sujetó la cabeza, y empezó a cogerme la boca. Estaba grande y gruesa como a mí me gustaba, sus embestidas eran fuertes, me daban arcadas de lo profundo que su verga entraba en mi boca, y lo escuchaba decirme:

– Sí, así chiquita, cómetela toda…

Sexo con el compañero de trabajo de mi marido

Comencé a cooperar sujetándole las nalgas y moviéndome yo misma, su verga estaba riquísima, alenté el ritmo de las mamadas para recorrer con mi lengua todo su tronco hasta la puntita, pareció gustarle más y me dijo:

– Ya vez que te costaba cooperar, lo haces fantástico, sigue así…

Se la mamé por un rato hasta que me levantó, me besó y me dio un fuerte azotón el en culo, que me hizo gemir en su boca.

– Eso zorra, disfruta!.

Me dijo que me acostara, lo hice y levanté mis manos por encima de mi cabeza para que me sujetara de nuevo. Arqueó las cejas y me dijo:

– Vaya, ya entendí, te gusta que te sometan!

Me sujetó y de una estocada hundió su verga en mi panochita. Me dolió su brusquedad pero pronto empecé a sentir el placer de su vaivén dentro de mí, su mano libre apretaba mis senos, y sus embestidas eran duras y lentas, estaba aguantándose, y me lo decía:

– Pinche puta estas bien rica, ya me quiero venir…

sexo con el compañero de trabajo de mi maridoSus palabras me ponían a mil y levantaba mi cuerpo para sentirlo más dentro de mí. Estaba a punto de venirme, cuando empezó a embestirme más fuerte, sus pellizcos en mis pezones me volvían loca, comencé a retorcerme debajo de él, y me decía si sigue, muévete más, disfruta para mí, déjame verte como la gata en celo que eres, aquí está mi verga para tí.

Escucharlo me hizo explotar y gritar como loca, mis muslos se contraían y sentía como mi pepa apretaba su miembro, lo vi con los ojos cerrados tratando de no venirse, y eso me hacía sentir más placer.

Sentí como mi cuerpo se hizo más ligero, me soltó las manos y salió de mí, no podía moverme pero no pude evitar dar un salto al sentir su lengua hurgando en mi panochita. Me dijo, que rica sabes, y me succionó el clítoris.

Muy cachonda por como me trataba este hombre

Pensé que no podía sentir más rico, pero su boca se comía mi pepa tan delicioso! Su lengua luchaba por entrar más profundo en mí y sus delicadas mordidas a mi clítoris lograron que nuevamente explotara ahora en su boca.

Se comió todos mis jugos, se levantó y se subió en mi cuerpo, acomodó su gruesa verga entre mis pechos y me pidió que le hiciera venirse con mis tetas. Sin fuerzas pero con ganas de recibir su lechita en mi cara, empecé a sentir mis senos apretando su verga, mientras me pellizcaba los pezones, y eso me hacía gemir, al tiempo que le pedía su lechita.

Lo excité y pronto su leche estaba embarrando mi cara. Con mi lengua limpié lo que estaba cerca de mi boca, se levantó y se vistió, salió del cuarto sin antes decirme, no será la última vez que me veas por aquí, volveré por mas, mi pepa vibró…

Cuando me lavé y me vestí de nuevo, mi marido ya había regresado. Entró y me dijo que ya iba a despachar a sus compañeros para seguir en lo que estábamos, y me guiñó el ojo y volvió a salirse. Mis piernas me temblaban y aún tenía que acostarme con mi marido, una verga más que recibir en mi panochita este día…

Que delicia!


Relato anónimo de sexo con el compañero de trabajo de mi marido enviado por «Esposa muy Putita»
Imágenes de caracter ilustrativo para el relato de sexo con el compañero de trabajo de mi marido

 

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