Relato erótico de sexo con una suegra muy puta y caliente

Hola de nuevo amigos, soy Walther P. el chelón y quiero contarles lo que sucedió con la que fue mi suegra en cierta ocasión. La vieja puta decía que soy bien parecido igual que la jueza choca que me andaba cogiendo, igual que a esta puta de mi dama para que me costearan mis gustos.

Soy de constitución física normal. Estaba endamado con la estúpida pendeja hija de esta vieja puta que hasta en la casa de mi esposa llegaba a pernoctar, era algo fea, nada cariñosa, pretenciosa e ignorante, es el modelo de la mujer que solo de puta o de amante se puede tener.

Posee un cuerpo que no llama la atención de ningún hombre que se respete pero ya que me pagaba todos los gustos y antojos que me daba la gana y pagaba las cuentas hasta de mi esposa, yo estaba feliz de haberla hecho creer que algo sentía por semejante puta sucia.

Teníamos ya cuatro años de habernos endamado, cuando una tarde estando reunidos mi puta y yo en la sala de la casa de mi esposa a donde ella llegaba a dormir cuando mi esposa no estaba, viendo televisión cuando de pronto un fuerte dolor provocó que tuviese que llevar a mi puta de emergencia a la clínica, el médico que nos atendió después de hacer una revisión general insistió en que debía hacerle algunos exámenes adicionales.

Por lo que la mañana siguiente la puta salió a realizarse los exámenes, durante las semanas siguientes mi puta dama desmejoró un poco empezó a sentirse mal con más regularidad, el resultado de los exámenes confirmó lo que padecía de una colitis que provocaba su debilidad y su progresivo deterioro.

En cuestión de meses mi dama adelgazó, palideció y sufrió un cambio severo, ya estaba más loca que una cabra. Fue así como su mamá, otra gran puta como deben haber visto en mi primer relato, mi suegra se venía en algunas ocasiones a dormir a casa de mi esposa que creía que era la mía, con la excusa de cuidarla, por no aguantar al bolo del hijo, que a veces pedía verga a gritos cuando estaba borracho y le pedía a su dama que pisara con otro para que lo cogieran a él también, vino esa noche a dormir a casa de mi esposa como ya dije.

La que fue mi suegra era una mujer mayor de 60 años, de un carácter serio, con un porte de mujer muy digna y prepotente, nuestras relaciones nunca fueron muy buenas por lo que la comunicación entre nosotros era escasa. Ella como antes les comenté es viuda desde hace varios años, cuando este falleció, pues le doblaba la edad, se la empezó a coger cuando llego de cholera a la casa de el y la hizo parir a mi dama a los 22 años de edad que la suegra se puso viva para salir preñada, luego pario al hijo bisexual, y luego a la gran puta de la menor, para adoptar a las otras dos putitas que tiene.

Quizás esto fue uno de los motivos por los que el carácter de mi suegra era agrio y serio. Mi puta había sido casada pero por puta trepadora, se metió a coger con uno de los más ricos de la ciudad, y como la mandó a la mierda por puta, se refugió en el licor, nunca fue muy buena para la bebida pero andar de mi dama y llegar a dormir a la que creía que era mi casa, saber que yo llegaba de revolcarme con otras putas y nunca darle lo que ella creía hacía que bebiera mucho y la fondeara sin razón.

Está de más mencionar que mi vida sexual con esa borracha de mierda se volvió nula, ya tenía más de veintidós meses de no tener ningún tipo de actividad sexual, fue entonces cuando un día después de haberse quedado dormida me sentí solo y triste.

Esa noche cuando llegué a casa de mi esposa, al rato llegó mi dama, ya borracha, y la acompañaba la que era mi suegra quien sentada en la sala muy seria y mirándome como reaccionaba por el estado de ebriedad en que estaba mi dama a quien le habían comentado que yo tenía afición por una prostituta de un burdel cercano a su empleo, se puso de pie y con un porte de seriedad habló:

– Mira Walther, estoy aquí para cuidar a mi hija, y se que nuestras relaciones personales nunca han sido muy buenas, pero soy tu suegra y sinceramente estoy muy preocupada de la actitud que has tomado con mi hija, se que no es tu esposa, solo tu amante, tu dama, tu puta pues, pero yo creo que estás tratando de evadir toda la situación de tomarla en serio y respetarla y haciéndola que se refugie mas en el alcohol.

Yo me quedé callado escuchando las palabras de mi suegra, hasta ese día nunca se había referido a mí en una forma tan sincera. Entonces le dije:

– Muchas gracias doña Ana, de verdad que sus palabras son ciertas, sabe me siento muy solo. Y diciendo esto sin pensarlo me acerqué a ella y la abracé. Ella procedió abrazarme mientras añadía:

– Tranquilo Walther, no se sienta mal, recuerde que además de su dama, me tiene a mí su suegra. Yo me mantenía abrazado a ella, ella también había tomado, y quizás por como se cachondeaba por el efecto del alcohol, y la ternura de sus palabras, empecé a sentir un poco de excitación, de pronto me percaté de que estaba abrazando a una mujer y a pesar de ser la madre de mi dama, una mujer mayor, podía sentir el calor de sus senos apretados contra mi pecho a través de su blusa, hasta ese momento nunca había pensado en mi suegra como una mujer a la cual pudiese desear pese a que en el tunco le di una cogida de campeonato y a mi puta también, pero ese abrazo estaba provocando que mi verga se pusiera dura.

Permanecí abrazado a ella sintiendo sus senos, en realidad estaba poniéndome muy excitado de la situación, así que la abracé aún un poco más fuerte, aproximando mi verga a su pelvis, para que pudiera sentirla a través de su falda.

Ella debió sentir mi excitación, porque suavemente dijo:

– Está bien Walther, creo que mis palabras han sido bien recibidas por usted, y se despidió de mí con:

– Que tenga muy buena noche. Y partió hacia el cuarto donde dormiría.

Yo caminé por el pasillo hacia mi habitación dejando a la pendeja borracha fondeada en la sala, entré y tumbándome sobre la cama saqué mi verga aún erecta del pantalón y recordando el calor de los senos de mi suegra contra mi verga, me masturbé fuertemente, dejando escapar potentes chorros de semen que fueron a parar en las sabanas de mi cama.

La mañana siguiente me desperté. Me levanté, me duché y salí a desayunar, cuando llegué al desayunador mi suegra estaba sirviéndome ya el desayuno, la saludé con un ” Muy buenos días doña Ana. Debía cambiar mi actitud hacía mi suegra, la noche anterior ella me había demostrado que a pesar de su seriedad conmigo, yo también le preocupaba.

– Buenos días Walther, no sabe tu mujer que ya te vas. – Me alegra mucho que sea así, no voy a ir a verla y me fui para mi trabajo, antes de desayunar.

Las relaciones con mi suegra iban en mejora, ya platicábamos más, aunque solamente fuera de la las borracheras de mi dama y de que ella me mantenía todos mis gustos y que por eso estaba yo con ella.

Mi dama estaba muy contenta de que mi suegra y yo nos llevásemos mejor. En una ocasión pensado que de qué forma podría agradecer a mi suegra todos los consejos que me daba para no perder mi palito de pisto, decidí darle una sorpresa invitándola a comer. Le dije:

– Oiga doña Ana, sabe me siento muy agradecido con usted por todos sus consejos conmigo, así que me gustaría invitarla a comer lo que usted guste, señora. Esto se lo dije en presencia de mi dama para que esta se alegrará de ver cómo habían mejorado nuestras relaciones.

– Muchas gracias Walther se lo agradezco mucho, pero la verdad no creo poder, recuerde que estoy de vez en cuando cuando mi hijo hace relajo y se pondrá como loco si se entera pues el en secreto desea que usted lo coja a él y a su mujer. Entonces interviniendo mi mujer dijo:

– Mamá, no te preocupes, sabes me alegraría mucho que salieras a distraerte un rato, siempre estas tensa y preocupada, sé que estarías en buenas manos en compañía de Walther, además pueden salir en la noche cuando te vengas otra vez conmigo, anda mama acepta. Mi suegra poniendo cara de duda y comprensión me habló:

– Esta bien Walther, acepto, que sea esta noche y agregó, hija vamos a traer los trapitos ya antes de que tu hermano se dé cuenta. Esa noche mi suegra fue a su habitación para cambiarse de ropa. Yo la esperaba en la sala de la casa, informalmente me había puesto un jeans ajustado y una sudadera. Estaba esperándola cuando de su habitación salió vestida fenomenalmente, traía puesto un vestido negro un poco ajustado que demarcaba su cuerpo, con un escote recatado y poco pronunciado, que demarcaba unos senos grandes y redondos bajo él, sus caderas pronunciadas y un buen trasero.

Yo me quedé mirándola, no podía creer que mi suegra estuviera tan deliciosa como se veía esa noche.

– Se ve muy hermosa doña Ana.

– No sea mentiroso Walther, pero gracias de todos modos por tratar de hacerme sentir bien.

Salimos a cenar, fuimos a un buen restaurante, comimos, y durante todo el tiempo el único tema de conversación fue el sexo en el tunco. Cuando finalizamos de cenar, salimos e íbamos directo a casa, cuando pasando frente a la entrada de un motel le dije:

– Doña Ana, ¿qué le parece si entramos allí?.

– Qué dice Walther es un poco tarde y usted sabe que los lugares como ese me ponen tensa.

– Vamos por favor complázcame, además como usted dice es un poco tarde no debe haber mucha gente.

– Está bien vamos.

Y dijo esto haciendo una expresión de conformidad pero no de mucho entusiasmo. Entramos en el motel, y unos gemidos ahogados llegaron hasta mis oídos, y creo que también a los de mi suegra, porque volteándose a mí hablo en voz baja.

– No puedo creer que se escuche como gozan hasta aqui, no cree Walther. Y yo volteando hacia ella respondí:

– ¿De qué habla Doña Ana?. Me va a decir que no se había dado cuenta. Mientras se escuchaba a una chica gemir de placer.

El escucharlos causó que mi verga se levantara de inmediato formando un gran bulto en mi pantalón. Mientras sentía cómo mi verga crecía aún más dentro de mi pantalón.

Es mejor que salgamos ya de aquí, puntualizó mi suegra en tono un poco molesto. Ya de camino a la casa reanudamos la conversación y de forma indirecta dirigí la conversación hacia lo que habíamos escuchado en el motel.

– Es una pena que no pudiéramos terminar de hacer lo que haríamos por esos ruidos.

– Sí es una gran pena, las personas como mi hija a la que identifique por sus gemidos deben descargar toda esa energía sexual que tienen acumulada, pero creo que deberían hacerlo de forma más disimulada.

– Estoy totalmente de acuerdo con usted, doña Ana, solamente me queda una duda de lo que dijo, porque dice usted quien de sus hijas era.

Hice esta pregunta sabiendo que era un tema que no debía tocar, pero me excitó la idea de saber qué respondería mi suegra a mi pregunta. Mirándome un poco extrañada me respondió:

– Pues bueno, yo creo que lo que debería importarle es que no es su mujer a la que están penetrando allí, aunque creo que no le importaría siempre y cuando le siga dando dinero o no es así Walther.

Yo escuché en silencio todo lo que me decía. Su mirada se tornó un poco triste y su voz cogió un dejo de nostalgia.

– Sabe señora, yo creo que la que es puta es puta y por lo visto todas ustedes lo son y que no se consideran capaces de hacer feliz a cualquier hombre.

Ella sonrió forzadamente y me dijo:

– Gracias Walther, mi hija de verdad es una pendeja de mantenerlo porque no la coge y la deja beber sin satisfacerla no tiene mucha suerte de haber encontrado un hombre como usted.

– Gracias Señora. No sabía qué estaba pasando pero empezaba a sentir un extraño deseo por esa mujer que hasta hacía unos días era completamente seria e indiferente conmigo.

Llegamos a casa, abrimos la puerta con cuidado de no despertar a mi mujer, caminamos por el pasillo hacia nuestras respectivas habitaciones y deteniéndome frente a la puerta del cuarto de mi suegra me despedí para ir a dormir con este sarcasmo:

– Muchas gracias doña Ana, he pasado una noche maravillosa junto a usted.

– No Walther, las gracias se las debo dar yo a usted hace mucho que no tenía una noche tan linda como esta. Yo me acerqué un poco a ella y dándole un beso, añadí:

– Que descanse.

Me dirigí a mi habitación, cuando me disponía a quitarme la ropa para dormir, noté que mi verga estaba muy erecta, qué me pasaba, por qué estaba en ese estado de excitación solamente por hablar con mi suegra, tomé mi verga entre mis manos y acariciándola despacio recordé lo bella que se veía esa noche, imaginé mis manos recorriendo su cuerpo maduro y sensual, la imaginaba estremeciéndose de placer ante mis caricias, sus labios carnosos los imaginé tomando mi verga y metiéndola en su boca, el orgasmo no se me hizo esperar mi semen salió impulsado contra el piso de mi cuarto.

Los días pasaron y mi suegra y yo cada vez nos tratábamos mejor, la confianza se hizo más fuerte.

Un día no sé por qué habiendo estado en una fiesta, me tomé varias copas de licor, cuando regresara a casa, ya algo tarde en la noche, me diera mucha nostalgia lo que pasaba con mi dama ya los casi cuatro años de no meterle la verga y nunca por el culo y sentándome en la sala con empecé a recordar la playa el tunco otra vez.

Estaba en eso cuando escuché un ruido que venía del pasillo, sorpresa mi suegra había llegado a dormir otra vez, y se había despertado y seguramente me vería. La escuché aproximarse a la sala. Volteé hacia donde se detuvo y la miré ahí donde estaba, cubierta con su camisón de dormir, un camisón largo que no permitía mirar nada de su cuerpo.

– Walther, ¿qué está haciendo?, Escuché un ruido y pensé en levantarme a ver si no era mi hija pero ya veo es usted.

Y no respondí nada, solamente levantándome del sofá en el que estaba, me abracé a ella diciendo:

– Señora, usted no sabe lo difícil que es para mí no cogerme a la borracha de mierda de su hija, no sabe lo mal que me siento de saber que la que se supone es mi mujer no coge conmigo, y solo a verga vive por ese hijo de puta que la hizo dejar al esposo y por el que llora a cada rato, me mata ser solo un pobre hijo de puta mandilón y yo sin poder hacer nada, además señora yo comprendo la situación de mi patrona porque en realidad eso es me paga por ser su monigote, pero sea como sea soy hombre y tengo necesidades que no puedo solventar solo señora, yo sé que usted no debería escuchar esto, y le pido disculpas por decirlo, pero es que no tengo nadie más con quien desahogar mis penas.

Ella me escuchaba en silencio y añadió:

– Yo lo entiendo Walther, pero es mejor que vaya a su cuarto y descanse.

Yo haciendo caso de lo que me decía la que para el mundo era mi suegra, fui hacia mi cuarto a descansar, había hablado más de la cuenta.

Entré a mi habitación, me quité toda la ropa y desnudo me dejé caer sobre la cama tratando de conciliar el sueño. Estaba empezando a quedarme dormido cuando se abrió la puerta de mi cuarto, en la penumbra que iluminaba la entrada pude ver a mi suegra entrar y cerrar la puerta tras ella.

Colocándose frente a mi cama, levantó sus manos y cuidadosamente retiró de sus hombros el camisón que cubría su cuerpo, éste cayó a sus pies revelando su cuerpo, sus pechos eran grandes y blancos coronados con un pezón café y paradito, esos senos se mostraban aún firmes para su edad, su piel era trigueña, su vientre era liso salvo por algunas señas resultado del paso de los años, sus caderas eran anchas y definidas, y su monte de Venus se veía muy excitante, cubierto con algunos vellos finos, su trasero era grande y redondo, y se veía muy firma, aquella visión me dejó sin aliento e hizo que mi verga se pusiera dura y grande en un instante.

Ella caminó despacio hasta la cama y acostándose a mi lado, se acercó, el sentir su cuerpo caliente junto al mío, hizo que mi verga creciera aún más, acercó su boca a mi oído y así habló:

– Walther ya me cogiste una vez en trio y se que fue una de las tal vez dos o tres veces que has cogido a la puta borracha de mi hija, yo sé que soy una mujer vieja y que en las artes del amor, tengo muy poco que le pueda dar, pero quiero que sepa que siento mucho lo que le pasa con mi hija y si de algo le sirve aquí tiene el cuerpo de esta vieja para que pueda desahogar en él sus necesidades sexuales, quizás no le sirva de mucho pero por favor no quiero verlo sufrir más, especialmente no se revuelque más con la puta shuca esa de la colonia ivu, que la cogen hasta los bolos mecapaleros del mercado.

Y diciendo esto puso de nuevo su cabeza sobre la almohada y quedó mirando hacia el techo, abrió un poco las piernas y dijo:

– Aquí está mi vagina, venga y meta su pene en ella, no es una vagina joven ni fresca pero sepa que sí tiene mucho tiempo sin uso, por lo que le puedo asegurar que está estrecha.

Yo al escuchar tales palabras y al contemplarla así, me giré hacia ella y acercando mi boca a la suya, la besé ardientemente, ella respondió abriendo sus labios y dejando que mi lengua entrase en su boca buscando la suya, con mis manos empecé a acariciar sus senos, esos senos grandes y redondos que tenía para mí, los acariciaba despacio pasando las yemas de mis dedos sobre sus pezones, besé su cuello con mi boca despacio, empecé a deslizar mi mano por su vientre recorriendo cada centímetro de su piel, seguí trazando un camino hasta llegar a la entrada de su vagina…

Entonces mientras besaba su cuello acaricié con mis dedos sus labios vaginales, ella empezó a respirar más entrecortadamente, con suspiros más profundos, entonces moviendo sus manos por primera vez aferró sus uñas en mi espalda, estaba temblando de placer con mis dedos en su vagina y mis labios en sus senos que había comenzado a mamar como un niño recién nacido.

Metía su pezón en mi boca y los chupaba con mi lengua, mientras tanto mis dedos buscaban dentro de su vagina ese clítoris que tanto deseaba acariciar, ella continuó gimiendo aún más fuerte, hasta que de un momento a otro sentía cómo su vagina se contrajo y soltó gran cantidad de jugos en mis manos, ella gimió fuertemente:

– Ahhhhhh, mientras seguía contrayendo su vagina apretando mis dedos dentro de ella.

Entonces sacando mis dedos de su vagina comencé a hablarle:

– Diga Ana (estaba tuteando a mi suegra), dígame que le gusta lo que estoy haciéndole, diga que le gusta, que no lo está haciendo solamente por lástima al mandilón de su hija, dígame que disfruta sentir como recorro su cuerpo con mis manos y mi boca y seguía acariciando sus tetas con mis manos y besaba su cuello.

Ella que hasta ese momento estaba callada hablo:

– Sí Walther, si me gusta mucho lo que me haces, nunca en mi vida he sentido cosas tan ricas como éstas, me gusta cómo acaricias mi cuerpo, me gusta que toques mis tetas, ¡ahhh!.

Mis “tetas”, mi suegra había utilizado palabras que hicieron que me excitara más, palabras de mujer caliente.

– Dígale entonces a su yerno suegra que quiere que le meta toda su verga en la raja, dígamelo para complacerla, para clavarle mi verga hasta el fondo de esa rica raja que usted tiene y que está muy ardiente y húmeda.

– Sí Walther, métame su verga en mi torta, meta esa cosa dentro de mí, ándele se lo suplico por favor métala.

– Eso es suegra, así me gusta pídame que lo haga, va a ver lo feliz que la voy a hacer.

Y diciéndolo, me coloqué sobre ella y aproximé mi verga a la entrada de su raja que estaba húmeda y muy caliente, la empujé un poco y entró abriéndose paso entre la raja de mi suegra, quien ayudándome con mi labor, abrió las piernas permitiendo que mi verga entrara más profundo dentro de ella…

-Ahhh, gimió y cerró sus piernas sobre mi espalda presionando mi verga aún más dentro de ella.

Empecé un bombeo suave y cadencioso mientras ella gemía y me abrazaba, su raja estaba muy estrecha y caliente, presionaba deliciosamente mi verga produciéndome sensaciones ardientes.

sexo con una suegra muy putaMientras yo seguía con mi mete y saca dentro de su raja la besaba en los labios y acariciaba sus tetas que tenían los pezones duros y grandes de tanta excitación, en cuestión de segundos su cuerpo volvió a contraerse y convulsionar segregando gran cantidad de sus jugos que lubricaron aún más mi verga dentro de su raja, sentir cómo su vagina se contraía hizo que acelerara mis bombeos, provocando que potentes chorros de semen salieran de mi verga empapando toda su raja.

– Ahhhhh, qué rico me echo los chuchos suegra sienta como le estoy llenando su torta con mi semen caliente.

– Sí Walther lléneme con su leche decía ella mientras continuaba gimiendo. La excitación que tenía en ese momento hizo que a pesar de haber descargado gran cantidad de semen en su interior, mi verga se mantenía aún erecta y caliente.

Entonces procedí a besar a mi suegra en la boca quien respondió con un ardiente beso su lengua buscó la mía y se entrelazaron.

– Sabe Walther nunca en mi vida he sentido cosas tan maravillosas como las que usted me ha hecho sentir. Decía mientras me seguía besando con pasión.

– Sabe mi difunto marido lo único que hacía era subir mi bata, montarse sobre mí meter su verga en mi torta moverse durante algunos minutos y terminar dentro de mí, yo nunca alcancé a sentir cosas como éstas, usted me ha cogido muy rico y su verga está bien aunque no es más grande que la de mi difunto marido que era pequeña comparada con la verga tan rica que tiene el hombre casado ese por el que su dama dejó al esposo y es por eso que tiene años de no darle torta a usted y que solo lo probó y no le gustó porque para ella es un pirulícito, pero acá está esta para que se dé gusto, así que serás su mandilón y padrastro, y rió.

Entonces me levanté de la cama jalándola conmigo, nos pusimos de pie y mientras la besaba y acariciaba sus tetas con mis manos la coloqué de espaldas a mí, restregué mi verga contra su culo mientras besaba la parte trasera de su cuello, con mis manos acaricié sus tetas tan grandes y suaves y abriendo un poco sus piernas metí mi verga de nuevo en su vagina esta vez desde atrás, ella gimió fuertemente, empecé de nuevo el mete y saca, era delicioso ver a mi suegra ahí complaciendo mis deseos y verla gimiendo de placer con mi verga dentro de su raja.

Estuve cogiéndola en esa posición por largo rato, ella movía sus caderas para acomodar sus movimientos a mi ritmo, ella gimió de nuevo fuertemente, de nuevo estaba teniendo un orgasmo, así que cuando sentí sus jugos surgir de lo más profundo de su ser, saqué mi verga hasta afuera y de un sólo empujón se la clavé hasta el fondo.

– Ahhhhh, me matas qué verga tan chiquita pero la siento tan rica, decía mientras se corría nuevamente.

Su cuerpo temblaba por la excitación y el orgasmo que acababa de tener. Así que sacando mi verga de su raja la acosté en la cama boca arriba, subí sobre ella y coloqué mi verga entre sus tetas, ella apretó mi verga con sus ricas tetas y empecé a masturbar mi verga entre ellas, cuando estuve a punto de correrme acerqué mi verga a la boca de mi suegra quien la abrió para recibir toda la descarga de mi semen en su boca, tragó todo lo que pudo, luego metió mi verga en su boca y la chupó hasta dejarla limpia, mi suegra era una verdadera puta en la cama.

Me tendí a su lado en la cama y besándola en la boca, le dije:

– Sabe suegra, no me puedo explicar cómo su difunto marido no la gozaba, si usted es una gran puta, si usted es toda una experta en la cama, nunca he conocido una mujer como usted de ardiente, ni siquiera su hija es tan caliente y rica en la cama, bueno pero ella es una borracha de mierda que solo llorar por ese marido que la mandó a la mierda sabe, ya lleva más de ocho años que la mandó a la mierda y volvió con su esposa y aun lo sigue esperando al hombre ese que ella dice tiene una súper verga, y que su otra hija también se la comió.

Ella me miró ahora un poco sería y dijo:

– Gracias Walther, pero el que me ha cogido es usted a mí, yo solamente trataba de ayudarlo con sus necesidades, pero veo que he sido yo la que ha salido beneficiada de todo esto, su verga me ha vuelto a la vida, y de ahora en adelante quiero poder ayudarlo cuando lo necesite, y también a cualquier amigo suyo que necesite mis atenciones, si puede, reparta mi celular para que me llamen quiero recuperar las vergas no comidas.

Mientras decía esto bajaba hasta meter de nuevo mi verga en su boca que al contacto con ella empezó a ponerse dura de nuevo…


Relato xxx anónimo enviado por Walther P.
Imagen de caracter ilustrativo para el relato de sexo con una suegra muy puta

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