
Relato erótico de la jovencita culpable de mi primera infidelidad
Martes por la mañana, el crudo frío de invierno calaba hasta los huesos y una ventisca sur congelaba mi rostro descubierto, el cielo estaba encapotado en tonos de grises, la lluvia no tardaría en llegar, saludé a mi abogado en













